Responder al desaf¨ªo y al discurso
?Para cu¨¢ndo la foto de Mariano Rajoy, Pedro S¨¢nchez y Albert Rivera poniendo pie en pared contra el proceso y haciendo una propuesta de futuro?
El Gobierno catal¨¢n dio ayer un nuevo paso, y m¨¢s grave, en el desaf¨ªo que est¨¢ planteando a sus ciudadanos, a todos los espa?oles y a la legalidad. Despu¨¦s del golpe a la Constituci¨®n y al Estatuto de Catalu?a de los d¨ªas 6 y 7 pasados, los m¨¢ximos responsables de la Generalitat se instalaron ayer, con ostentaci¨®n, en la desobediencia ante las m¨¢s altas instituciones de un Estado al que legalmente representan.
Llegados a este punto, hay que aplicar con rotundidad y rapidez todos los resortes que permita el Estado de derecho. Nos encontramos en una lucha de poderes (el constitucional contra el rebelde), que requiere decisiones pol¨ªticas de primer orden en defensa de un marco de convivencia aprobado por la inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos en 1978.
La buena noticia es que tres partidos que representan a una ampl¨ªsima mayor¨ªa en el Parlamento (PP, PSOE y Ciudadanos) han declarado estar dispuestos a defender la Constituci¨®n. Y, la mala, que los l¨ªderes independentistas avanzan sin control hacia la sedici¨®n, mientras la tercera fuerza pol¨ªtica de Espa?a, Podemos, quiere aprovechar la crisis para atacar frontalmente lo que llaman el r¨¦gimen del 78 y echar gasolina al fuego sin pudor, despu¨¦s de meses de disimulo.
El enfrentamiento actual pone en peligro la propia esencia del Estado, que se convertir¨ªa casi en fallido si no es capaz de actuar con eficacia ante el desaf¨ªo secesionista. El refer¨¦ndum para la independencia de Catalu?a, suspendido por el Tribunal Constitucional, no se puede celebrar de ninguna manera. Tampoco se puede consentir la declaraci¨®n de independencia que ya tiene preparada la Generalitat para los primeros d¨ªas de octubre. Hay que actuar con la misma proporcionalidad como la que plantea un desaf¨ªo tan desproporcionado.
Y no solo basta con vencer. Una vez ganado el pulso, hay que convencer. Para ello, es necesario desmontar el discurso independentista, plagado de mentiras y falacias y apoyado por ¨¦lites intelectuales apalancadas en las instituciones catalanas, con un relato pol¨ªtico s¨®lido sobre el futuro de una Espa?a que necesita a Catalu?a, y viceversa. Ese discurso deber¨ªa incluir una reforma del encaje de las autonom¨ªas en el Estado y, lo que es m¨¢s importante, estar respaldado por todas las fuerzas constitucionalistas. ?Para cu¨¢ndo la foto de Mariano Rajoy, Pedro S¨¢nchez y Albert Rivera poniendo pie en pared contra el proceso y haciendo una propuesta de futuro? Queda poco tiempo.
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