Palomo: ¡°No dise?o para los que nos ven en el telediario y piensan que solo somos un grupo de maricones¡±
El triunfal desfile del dise?ador cordob¨¦s consigui¨® anoche que modernos, millonarios, arist¨®cratas y adolescentes underground pareciesen destinados a estar juntos

El Hotel Palomo es efectivamente un hotel, el Wellington, que anoche reuni¨® a millonarios, arist¨®cratas, agitadores nocturnos, ganadores de Oscars, presentadores, estrellas de Hollywood en horas bajas ¨Cla pregunta de la noche era: ?qu¨¦ hace aqu¨ª Lindsay Lohan?¨C y tardoadolescentes de aspecto l¨¢nguido. Al frente de todo esto, Alejandro Palomo (C¨®rdoba, 1992), que desde primera hora de la tarde atiende a algunos periodistas mientras interrumpe continuamente sus respuestas para dar indicaciones a alguien que est¨¢ a quince o veinte metros y luce una enorme herida de varios cent¨ªmetros en su mano derecha que parece el ara?azo de un animal salvaje. Pero es, sencillamente, un alfiler. "Estaba metido en alguna prenda, me roc¨¦ y me hizo esto. As¨ª es la moda".
Respecto al lugar en el que estamos, explica que "es una fantas¨ªa". A su alrededor se pone en marcha la maquinaria que culmina pocas horas despu¨¦s con un desfile que tiene visos para convertirse en el m¨¢s comentado del a?o. "Esto es un sue?o en el que todos los chicos que han trabajado conmigo en Nueva York, Par¨ªs y Londres se vienen conmigo y compartimos todos este hotel maravilloso". A su alrededor, la escena sirve de previo para lo que estaba por llegar: un mont¨®n de t¨¦cnicos de aspecto rudo y uniforme desgastado se cruzan con modelos espigados que combinan sus piernas peludas y el bulto de sus calzoncillos Abanderado con capas, faldas, plumas, batas sedosas y transparencias. Nadie levanta una ceja. La sociedad en el Hotel Palomo resulta mucho m¨¢s civilizada que ah¨ª fuera.

Le pregunto qu¨¦ es lo m¨¢s bonito y lo m¨¢s feo que hay en la estancia en la que nos encontramos ¨Cel sal¨®n Duque de Wellington, joya de la corona del hotel gracias a sus columnas de m¨¢rmol y su luminosa claraboya¨C y se?ala a su propia creaci¨®n, a los modelos que posan para algunos fot¨®grafos bajo la luz que se filtra a trav¨¦s del cristal: "Lo m¨¢s bonito es este paisaje que tenemos enfrente, que te mueres. M¨ªralos, son un Matisse". Para responder a la segunda parte de la pregunta, se gira hacia las sillas: "La funda me horripila. Hubiera sido lo suyo que en cada una apareciese el bordado de Hotel Palomo". Cuando Alejandro habla, con un discurso hilado, veloz y seguro de s¨ª mismo, no parece tener acento de ning¨²n lugar en concreto, aunque las ¨®rdenes y sugerencias que da en ingl¨¦s a modelos como Marc Sebastian Faiella, Jacob Bix o Gordeey Aleksandr Aleksandrovich tienen indudablemente un deje brit¨¢nico, secuela de su estancia en el London College of Fashion.
"Palomo es lo m¨¢s excitante que le he pasado a la moda espa?ola desde Sybilla, y de aquello hace ya casi 30 a?os", afirma el editor y fot¨®grafo Luis Venegas, el otro gran valedor de la causa gender fluid en Espa?a gracias a su revista internacional Candy. Sin embargo, para Alejandro todav¨ªa "hay gente a la que le cuesta mucho entender mi concepto, pero no es la intenci¨®n de un dise?ador de moda llegar a todo el mundo. No me interesa nada gustar a la mujer y al hombre que me ven por el telediario y piensa que somos un grupo de maricones y ni se parar¨ªa ni a intentar ver la relevancia y trascendencia de todo esto".
¨C?No quieres ser masivo?
¨CLo que menos me gusta de todo esto es que se me trate a m¨ª como a un personaje, m¨¢s que como a un dise?ador. En Espa?a somos muy del famosillo. Y a m¨ª no me gustar¨ªa nada ser eso. Me horripila pensarlo. Yo quiero ser reconocido porque hago ropa preciosa y he llevado a los chicos a otro mundo y les he dado libertad. Pero no quiero ser el personajillo de mundo porque me visto como me da la gana y me pongo faldas.
¨CPero t¨² has construido el personaje de Palomo.

¨CBueno, yo soy esto, esto es un reflejo de m¨ª y de mi fantas¨ªa. Lo puede entender la gente que me vea todos los d¨ªas, pero me da miedo el no poder andar por la calle tranquilo, que te reconozcan.
Reconocido ya est¨¢. A¨²n no est¨¢ claro si por la industria, pero s¨ª por una serie de personajes clave de la moda espa?ola que est¨¢n dispuestos a deshacerse en halagos para ¨¦l. Rossy de Palma, gran estrella y traca final del desfile, lo define como "puritita genialidad. Es osad¨ªa, libertad y unas prendas maravillosas superbien cortadas y rebi¨¦n cosidas, que se te van los ojos. Lo que hay de nuevo en ¨¦l es la libertad y la fantas¨ªa que tanto necesitamos y ciertas fusiones que solo se dan en ¨¦l. Tiene una originalidad de diferentes ¨¦pocas, lugares, situaciones¡. es como si uniera el pasado y el futuro, es cl¨¢sico y vanguardista a la vez".
Algunos de los presentes se pierden a la hora de definir aquello, de poder explicar con exactitud qu¨¦ es eso tan magn¨¦tico que ven en las creaciones de Palomo. "Yo lo descubr¨ª en Sevilla cuando casi no lo conoc¨ªa nadie", me cuenta la socialite Carmen Lomana. "Ni siquiera sab¨ªa lo que hac¨ªa, pero cuando vi c¨®mo iba vestido me dije: este es un genio. Y es un transgresor. Me recuerda a la Movida. Y tambi¨¦n a Chanel, que no olvidemos que a principios del siglo XX ya vest¨ªa a las mujeres como hombres, as¨ª que no deber¨ªa escandalizarse nadie". Palomo aclara al respecto: "Creo que aunque haya gente que no entienda mi ropa, el concepto de los chicos y tal, se dan cuenta de que la pieza es preciosa cuando se paran a verla". La modelo gallega Alba Galocha intenta exponerlo de forma sencilla: "Palomo es alguien muy divertido que crea expectaci¨®n y espect¨¢culo. Es una maravilla que haya gente que vea cosas as¨ª, que se divierta con la moda, que al final es para lo que est¨¢n los desfiles". Ojo: un espect¨¢culo divertido que est¨¢ apoyado por marcas como Converse, M.A.C. y Kaleos. La industria no solo entiende el gui?o, tambi¨¦n colabora con ¨¦l.
?Qu¨¦ tiene, entonces, Palomo de nuevo? Adem¨¢s de la sastrer¨ªa agitanada y el brillo y las transparencias a las que nos tiene acostumbrados, ¡°parec¨ªa un festival de grandes mujeres de la historia de la moda. Estaba Josephine Baker con los brazaletes emplumados, Fabiola de B¨¦lgica, Coco Chanel en Deauville en los a?os veinte, las z¨ªngaras de los setenta, Linda Evangelista en albornoz con gafas de sol en alg¨²n momento de los noventa, Sharon Stone en Casino y, no s¨¦, las mujeres magreb¨ªes de Yves Saint Laurent. Pero para hombre, claro¡±, dice Daniel Garc¨ªa, director de moda de esta revista.

En este creador exc¨¦ntrico ya no hay ¨¢pice de rencor ni de rebeld¨ªa contra nada, no es la obra de un marginado y no hay un sistema del que vengarse. En su discurso revolucionario y millennial no parece existir ni gota de angustia ni es necesaria la iron¨ªa postmoderna, si bien el sentido del humor est¨¢ presente en cada propuesta (ojo a ese conjunto de albornoz cuya toalla en la cabeza se remata con la trompa de un elefante). "En el instituto yo ten¨ªa mis amigas, nunca me dijeron nada y nunca fui el t¨ªpico ni?o excluido del grupo. Yo era amigo de los guapos, iba con lookazos todos los d¨ªas a clase y trabajaba en el bar del instituto. Siempre he estado involucrado en todo". Tampoco se ha sentido diferente en su pueblo de C¨®rdoba, Posadas, donde afirma que sigue viviendo como siempre. "Obviamente me piden una foto a veces, pero de forma muy relajada. El pueblo no ha cambiado, yo tampoco". Le digo que resulta inveros¨ªmil que cuando en un pueblo andaluz de 7.000 habitantes hay un vecino saludado como un nuevo talento por la prensa internacional de moda e invitado a la semana de la moda de Nueva York nada cambie. Que ¨¦l, por fuerza, tiene que ser la estrella de Posadas. "Bueno, una estrella s¨ª, soy la estrella del pueblo y la gente est¨¢ encantada y orgullos¨ªsima de que lo haya puesto en el mapa. Pero yo tambien estoy content¨ªsimo de vivir all¨ª. ?Soy superfeliz!".
Por el backstage, un lugar que tambi¨¦n parece superfeliz, pululan Pedro Almod¨®var, flanqueado por su entourage, y una Carmen Lomana que no solo regala selfis a algunos modelos, sino que los pide ella misma con los que le parecen m¨¢s pintones: "Quiero con estos dos", pide a alguien en un momento dado. Nombres propios de las relaciones p¨²blicas de la capital como Mar¨ªa Fitz-James o de la televisi¨®n como Samantha Vallejo N¨¢jera se ajustan sus trajes (ellas tambi¨¦n forman parte del desfile). Poco despu¨¦s, en el front row del sal¨®n Duque de Wellington, el sitting resulta tambi¨¦n puramente Palomo: Pedro comparte sof¨¢s con nightshakers como Crawford o Sansano mientras Lindsay hunde la cara en su tel¨¦fono m¨®vil sentada al lado del estilista e ide¨®logo de la moda Josie. En el check in del hotel Palomo nadie necesita dejar su apellido, ni siquiera tener uno.
"El desfile de Palomo en el Hotel Wellington me ha recordado un poco a lo que debi¨® ser el Black & White ball de Capote en el Hotel Plaza de NY en 1966", resume Luis Venegas, "pero a la madrile?a: un acontecimiento que nadie quer¨ªa perderse, mezclando pol¨ªticos, se?oronas, twinks, ganadores de Oscar... mezclar poder¨ªo con juventud siempre es excitante y eso a Palomo se le da mejor que a nadie en estos d¨ªas". El Hotel Palomo se cierra, claro, con su dise?ador saliendo a saludar. Cuando abandona el sal¨®n Wellington para acceder al p¨²blico que le espera en el adyacente decide, con un traspi¨¦s, atajar el camino y ahorrarse los aplausos de dos pasillos. Su saludo es fugaz antes de desaparecer en otra sala del Hotel Palomo. Es posible que Alejandro tenga raz¨®n. Que no quiera ser ese personaje.
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