¡°Identidad es una palabra peligrosa¡±

Catal¨¢n, anticatal¨¢n. Si est¨¢s con el refer¨¦ndum, catal¨¢n. Si no, anticatal¨¢n. ?El argumento? No eres de aqu¨ª. Eres un renegado. Eres un fascista. Se lo han dicho a Serrat, se lo han dicho a Mars¨¦. La violencia de los que han trazado esas bander¨ªas est¨¢ en el se?alamiento: a ese no lo queremos, no nos entiende, que se vaya.

La tachadura de la palabra Barcelona en la biograf¨ªa de Mars¨¦ en una biblioteca catalana es m¨¢s que un insulto o un s¨ªmbolo: es una agresi¨®n que va al coraz¨®n mismo del hombre del que reniegan. ¡°Fue uno solo¡±, dicen, para quitarle hierro al crey¨®n negro de la tachadura. Uno solo es miles, y puede ser millones. Est¨¢ firme el bando de los que han trazado la l¨ªnea por la que no han de pasar los que est¨¢n en contra, es la censura implacable de ¡°los que no est¨¢n con nosotros¡±.

No han cuidado las palabras, no han cuidado a las personas, a los que dicen NO los maltratan con palabras como l¨¢pices rojos o como burlas

?Y a Serrat? No tiene nada que demostrar este poeta. Y sin embargo lo acorralan con palabras que parecen piedras oscuras en su mochila. Fascista. Desde Argentina el cantante lo ha dicho: no saben lo que es el fascismo. O acaso se?alan con esa palabra para que el eco d¨¦ miedo. ?Fascista Serrat? Es tan antiguo el insulto, tan in¨²til ya, y tan malvado.

Catal¨¢n, anticatal¨¢n. Tengo en la memoria la sonrisa de Puigdemont cuando ?vole le pregunta por Kurdist¨¢n o el S¨¢hara, los referendos a los que el president dijo no. ¡°Porque no estaban convocadosss¡±, dijo arrastrando sus dudas. La certeza est¨¢ hecha para lo propio: los buenos y los malos, los catalanes que valen la pena y los catalanes que le dan pena, los que van a votar y los que dicen que no hay garant¨ªas para votar. Puigdemont es de la Catalu?a indudable. Tomorrow belongs to me. Ma?ana Catalu?a ser¨¢ el para¨ªso, no nos dejan serlo. La mentira es el fascismo por otros cauces.

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No han cuidado las palabras, no han cuidado a las personas, a los que dicen NO los maltratan con palabras como l¨¢pices rojos o como burlas. Tengo aqu¨ª el ¨²ltimo libro de Toni Judt, que estudiaba idiomas raros para entender a otros. El libro es El refugio de la memoria; alegre, comprometido con la vida; escrito cuando ya ¨¦l estaba en la ¨²ltima fase del ELA y solo le quedaba dictar a una m¨¢quina, usando el raro tesoro del recuerdo. Su pen¨²ltimo cap¨ªtulo se titula Gente fronteriza. Deber¨ªa leerse ahora en Catalu?a y en otras alambradas. ¡°Identidad¡±, comienza, ¡°es una palabra peligrosa. No tiene usos contempor¨¢neos respetables¡±.

Conocemos algunos de esos usos, afuera y entre nosotros, siempre que se usa como insulto a los que no son o no creen o no se sienten como t¨² la palabra identidad es el principio de la tachadura. Mars¨¦, con Barcelona tachada en su biograf¨ªa. ¡°Renegat¡±. ?Serrat no quiere refer¨¦ndum sin garant¨ªas? Fascista, toma dos tasas de insulto. Judt recuerda la famosa frase de Samuel Johnson sobre ¡°el orgullo nacional¡±. ¡°El patriotismo¡±, dice Judt en El refugio de la memoria, ¡°todav¨ªa es el ¨²ltimo refugio de los sinverg¨¹enzas¡±. ?l prefiere los confines, aquellos que practican la tolerancia, a los que est¨¢n en los m¨¢rgenes, ¡°a la gente fronteriza. Mi gente¡±.

Catalu?a no dejar¨¢ de ser la canci¨®n de Serrat, la geograf¨ªa de Mars¨¦. Gente fronteriza, en los m¨¢rgenes. Mi gente. La identidad, cu¨¢ntas maldiciones se dicen en tu nombre.