Sigue habiendo un Hefner al frente de ¡®Playboy¡¯
Coopper Hefner, el director creativo de la revista y heredero de la marca, tiene 26 a?os y venera el mundo creado por su padre
¡°Lo que m¨¢s me gusta es ver a mi padre editar la revista. No hay nada igual. ?l sabe. Da igual lo que piense la gente sobre su edad, est¨¢ encima al detalle y sabe lo que hace¡±. En noviembre de 2012, Cooper Hefner ten¨ªa 21 a?os y estaba aprendiendo. Mirando. Preguntando. As¨ª lo contaba en una entrevista en el Wall Street Journal cuando le preguntaban cu¨¢l era su papel en ese momento en la compa?¨ªa de su padre, Hugh Hefner: el imperio Playboy.
El fundador de la legendaria revista muri¨® este pasado mi¨¦rcoles a los 91 a?os en su mansi¨®n de Los ?ngeles y con ¨¦l se va un icono del dandismo extremo, la imagen de fantas¨ªa del soltero urbanita acomodado, el hombre playboy. Hugh Hefner es un personaje irrepetible. Pero un Hefner sigue al frente de Playboy. El heredero est¨¢ listo.
Cooper Hefner naci¨® en 1991 del segundo matrimonio de Hugh Hefner. Su padre era el due?o y editor de Playboy, la revista er¨®tica m¨¢s famosa del mundo. Su madre, la chica de portada de agosto de 1988. Tuvieron dos hijos, Cooper y su hermano mayor, Martson. Hefner ten¨ªa otros dos hijos de su primer matrimonio, en los a?os 50, David y Chrystal. Ella fue la presidenta ejecutiva de la compa?¨ªa durante dos d¨¦cadas, hasta 2009.
Aquel a?o 2012, el fundador de la revista hizo saber al mundo que quer¨ªa que Cooper se hiciera cargo del negocio familiar en poco tiempo, aunque ¨¦l permanecer¨ªa como director. El a?o pasado, Cooper Hefner, con un gran parecido f¨ªsico a su padre y casi la misma edad que ¨¦l cuando fund¨® la revista, tom¨® completamente las riendas de Playboy, decidido a hacerla interesante de nuevo para su generaci¨®n. Junto a sus hermanos hereda una fortuna estimada en 45 millones de d¨®lares, pero sobre todo, una marca que a¨²n en el mundo de Internet es capaz de vender una revista de chicas desnudas en 20 pa¨ªses.
Hugh Hefner sol¨ªa contar que varios factores le hab¨ªan convertido en su personaje y le hab¨ªan dado la idea de que hac¨ªa falta una revista desinhibida e intelectual para hombres. Entre ellos, una infancia en una familia ultra puritana de Chicago, un ambiente represor y de culpa que le acompa?¨® hasta la adolescencia. Tambi¨¦n vivi¨® el principio de la llamada revoluci¨®n sexual. En una ¨¦poca en la que Lucille Ball no pod¨ªa decir la palabra ¡°embarazada¡± en televisi¨®n porque era demasiado vulgar, Hefner se dio cuenta de que las mujeres estaban m¨¢s a gusto con su cuerpo de lo que la cultura general reconoc¨ªa. Los desnudos pod¨ªan ser cool. Era diciembre de 1953, Hefner ten¨ªa 27 a?os y mucha experiencia en prensa.
La comparaci¨®n con Cooper Hefner es curiosa. El encargado de salvar la marca creci¨® en la mansi¨®n Playboy de Los ?ngeles. Cuando sus padres se separaron, en 1998, se mud¨® con su madre y su hermano a una casa junto a la mansi¨®n. El personal de seguridad vigilaba que los ni?os no salieran si las fiestas de la casa de al lado eran demasiado salvajes. El paisaje de su juventud son mujeres en lencer¨ªa, fiestas, coches caros, avi¨®n privado, famosos, riqueza, una madrastra de su edad y un apellido que es pura aristocracia de Hollywood. Su experiencia en el mundo editorial es Playboy y una peque?a start up. Su referente es su padre, como ha dejado claro en multitud de entrevistas. Su entorno cultural es de cualquier millenial: el mundo se controla desde tu m¨®vil y es muy dif¨ªcil que alguien te sorprenda con im¨¢genes de sexo. Nada que ver con la juventud que vivi¨® Hugh Hefner. Pero Cooper venera el mundo aspiracional de Playboy, hace referencias a la esencia de la revista y parece saber c¨®mo vender de nuevo la vida playboy a una generaci¨®n que, comparada con la de Hugh, ya la vive.
Cooper Hefner no hereda exactamente una revista, hereda una marca. Playboy vende 579.000 ejemplares. En 1972, marc¨® su r¨¦cord de 7 millones de ejemplares. Pero el conejito es tan reconocible como el rat¨®n Mickey, y hace dinero cuando se imprime sobre cualquier cosa. Por eso hay Playboy TV, tiendas Playboy, clubes Playboy, los negocios que ayudan a compensar la ca¨ªda inexorable de la publicaci¨®n tradicional.
¡°No estar¨ªamos aqu¨ª si la revista fuera lo ¨²nico que interesara a la gente de nuestra marca¡±, dec¨ªa Cooper Hefner en la entrevista m¨¢s reciente que hay disponible de ¨¦l, emitida el pasado domingo en NBC. ¡°Tenemos que entender que ya no somos una revista. Somos una empresa que se centra primero en lo digital¡±.
Quiz¨¢ el momento m¨¢s revelador de su biograf¨ªa hasta ahora, el que m¨¢s ayuda a entender qu¨¦ tiene en la cabeza el heredero de Playboy, fue su enfrentamiento con la direcci¨®n de la empresa cuando decidieron quitar los desnudos de la revista. La decisi¨®n, a finales de 2015, se justificaba en que la revista no pod¨ªa pretender competir con la pornograf¨ªa disponible en Internet. Playboy sin desnudos fue una conmoci¨®n en el mundo editorial. El n¨²mero de suscriptores baj¨®. Cooper Hefner critic¨® en p¨²blico la decisi¨®n de los responsables y sali¨® brevemente de la compa?¨ªa. ¡°Hubo un momento en el que sent¨ª que el legado de mi familia en la compa?¨ªa estaba amenazado¡±, dec¨ªa en esa entrevista para explicar su actitud.
Antes de un a?o, Playboy reconoci¨® que se hab¨ªa equivocado. A Hefner le pidieron que volviera y lo primero que hizo fue anunciar que volv¨ªan los desnudos. ¡°?C¨®mo podemos ser Playboy sin algo que es fundamental para que seamos Playboy?¡±, se justificaba. Cooper Hefner parece venerar la marca, el significado de ese conejito, por encima de todo. ?Por qu¨¦ volvi¨®? ¡°La mayor raz¨®n para quedarme es el deber, la lealtad a la familia¡±.
El pasado junio, al director creativo y ahora heredero se le ocurri¨® volver a fotografiar las portadas m¨¢s famosas de la revista. ¡°Estaba con mam¨¢ en el d¨ªa de la madre y le dije, ¡®oye, ?qu¨¦ te parece volver a fotografiar tu antigua portada?¡±. La exconejita acept¨® y volvi¨® a posar con chaqu¨¦ corbata y bomb¨ªn como hace tres d¨¦cadas. Fue su ¡°regalo del d¨ªa de la madre¡±. Definitivamente, hay un Hefner al frente de Playboy Enterprises.
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