La hora del Gobierno

El plan insurreccional de los independentistas avanza a todo ritmo siguiendo una hoja de ruta marcada hace tiempo sin que del lado del Gobierno se plantee iniciativa alguna para frenarlo.

El rey Felipe VI defendi¨® el martes el prestigio de la Corona y el suyo propio con una apelaci¨®n clara a ¡°la responsabilidad de los leg¨ªtimos poderes del Estado¡± para asegurar ¡°el orden constitucional¡±. Ante una situaci¨®n de ¡°extrema gravedad¡±, el monarca ofreci¨® a todos ¡°la garant¨ªa absoluta de nuestro Estado de derecho en la defensa de su libertad y de sus derechos¡±.

Corresponde ahora al Gobierno, principalmente, pero tambi¨¦n a la oposici¨®n, la elaboraci¨®n de un plan que ofrezca un camino para la restauraci¨®n del Estado de derecho comprometida por el Rey y que devuelva el sosiego a la sociedad catalana y espa?ola en su conjunto. La comparecencia de esos poderes ¡°leg¨ªtimos¡± citados por el monarca y personalizados principalmente en Rajoy y su Gobierno, pero tambi¨¦n en las principales fuerzas elegidas por los ciudadanos en el Parlamento, muy particularmente el PSOE, es urgente para intentar hallar el cauce perdido.

Vivimos un momento de gravedad excepcional en el que el Partido Popular, como partido m¨¢s votado y gobernante, pero tambi¨¦n el Partido Socialista y las dem¨¢s fuerzas con representaci¨®n parlamentaria que defienden nuestro r¨¦gimen constitucional tienen que dar un paso al frente para dise?ar ese plan, agruparse en torno a ¨¦l y cerrar la puerta a cualquier fisura por la que pueda seguir escapando la ya tocada estabilidad. Rajoy no puede seguir de perfil cuatro d¨ªas despu¨¦s de la jornada del 1 de octubre y a cuatro d¨ªas de la fecha se?alada para la declaraci¨®n de independencia. El Partido Socialista no puede seguir en la contradicci¨®n constante, diciendo apoyar por un lado el orden constitucional mientras defiende un di¨¢logo inconcreto y sin condiciones previas con quienes instigan la insurrecci¨®n y promueve, al mismo tiempo, una incomprensible y torpe reprobaci¨®n de la vicepresidenta del Gobierno.

La prioridad es solo una en estos d¨ªas y as¨ª deber¨ªan entenderlo todos los parlamentarios: restablecer el orden constitucional; y solo desde esa restauraci¨®n trabajar para reformarlo, ah¨ª s¨ª, con discrepancias, con propuestas y contrapropuestas, pero dentro del marco democr¨¢tico sellado por los votos de los espa?oles, incluidos los catalanes. La Constituci¨®n se cumple, a¨²n para reformarla, pero no se negocia, y nadie est¨¢ capacitado para hacerlo.

24 horas despu¨¦s del discurso del Rey, Puigdemont compareci¨® para redoblar su desaf¨ªo al Estado. El president ¡ªenvalentonado en las formas y en el contenido¡ª dirigi¨® un mensaje en el que, como si ya fuera el jefe de un Estado en ciernes, y pretendiendo hablar en nombre de todo el pueblo catal¨¢n, increp¨® a Felipe VI: ¡°As¨ª no¡±, le dijo, acus¨¢ndole de haber decepcionado a los catalanes. Un nuevo episodio en la escenificaci¨®n de la ruptura institucional. Detr¨¢s del se?uelo del di¨¢logo que ofreci¨®, Puigdemont confirm¨® que no se mover¨¢ un mil¨ªmetro de su hoja de ruta independentista. Su guion est¨¢ escrito. El del Rey tambi¨¦n. Es hora de que el Gobierno, apoyado por el PSOE y Ciudadanos, dise?en, exhiban y pongan en pr¨¢ctica su plan.