?Por qu¨¦ huyen las empresas de Catalu?a?

Han sido fulminantes los consejos de administraci¨®n que de forma un¨¢nime, y casi al mismo tiempo, han decidido sacar su sede social de Catalu?a. En todos los casos han aducido las mismas razones: la inseguridad jur¨ªdica resulta letal para sus objetivos empresariales.

El capitalismo est¨¢ bajo acoso en Catalu?a. Y tiene su l¨®gica porque al plantear leg¨ªtimos fines pol¨ªticos con el desprecio del derecho, han atacado las bases mismas del sistema capitalista que ¡ªcon sus defectos y necesidades de reforma¡ª est¨¢ ¨ªntimamente ligado a la democracia, y al imperio de la ley: La loi c¡¯est le roi (la ley es el rey), que dec¨ªan los revolucionarios franceses.

La quimera de la segregaci¨®n de Catalu?a supondr¨ªa pasar de un mercado ¨²nico a uno fragmentado. La libertad de circulaci¨®n se sustituir¨ªa por la limitaci¨®n en los movimientos de personas, mercanc¨ªas, servicios y capitales. Las fronteras es lo que tienen. Separan. S¨®lo el derecho las puede hacer invisibles a trav¨¦s de los oportunos acuerdos bilaterales o multilaterales (como sucede en la UE) que permitan instaurar el principio de libertad de circulaci¨®n, renuncia a aranceles y un mercado ¨²nico.

Este movimiento antihist¨®rico nos ataca en la era de la globalizaci¨®n. Barcelona es una de las ciudades que est¨¢n en vanguardia de la digitalizaci¨®n y los nuevos desarrollos urbanos. Este golpe que la Generalitat y sus socios anticapitalistas est¨¢n asestando a Catalu?a, Espa?a, Europa y el mundo, le perjudicar¨¢ especialmente. Ya ha perdido la sede de tres de sus principales iconos empresariales, CaixaBank, Banco Sabadell y Gas Natural.

El problema catal¨¢n es pol¨ªtico, y eso incluye econom¨ªa, mercado y ley. Conviene recordar al premio Nobel de Econom¨ªa Ronald Coase: hay una interdependencia entre el derecho y la econom¨ªa. Al burlar y romper el marco jur¨ªdico de la convivencia, la Generalitat y sus secuaces no solo han atacado la unidad de la soberan¨ªa, sino la unidad de su propio mercado, que es el catal¨¢n, el espa?ol y el europeo.

Como certeramente se?al¨® el Rey en su ya hist¨®rico discurso, han obviado, dolosamente, que sus aspiraciones pol¨ªticas y sus sue?os de independencia solo tienen derecho a ser encauzados a trav¨¦s de los mecanismos de reforma constitucional. Lo que sea Espa?a ¡ªy por tanto Catalu?a¡ª es decisi¨®n de los espa?oles que se han sometido a unas bien definidas reglas de juego, al alcanzar un r¨¦gimen constitucional que se ha afirmado como uno de los Estados de derecho m¨¢s modernos y avanzados del mundo. Como ya ha dicho claramente el Tribunal Constitucional alem¨¢n, en este punto v¨¢lido para cualquier Estado con soberan¨ªa popular, los L?nder no son los ¡°herren des grundgesetzes¡±. Los Estados federados, o las comunidades aut¨®nomas, no son los se?ores de la Constituci¨®n. Con esa dolosa confusi¨®n, la Generalitat se ha pegado un tiro en los pies, pero no solo en los suyos.

Sus empresas temen perder el acceso a un gran mercado formado por m¨¢s de 50 millones de personas. A ello debe unirse el acceso al mercado europeo desde la entrada en la UE, y las privilegiadas relaciones con los pa¨ªses de Iberoam¨¦rica. Ser¨ªa la ruina de sus accionistas, depositantes, clientes... En un contexto de globalizaci¨®n es ut¨®pico pensar que se puede sobrevivir en mercados nicho. Se puede ser feliz en la Arcadia. Pero pobre. Esto es lo que nos dicen las empresas catalanas al trasladar su domicilio social.

Javier Cremades es abogado.