S¨ª pero no, no pero s¨ª

Despu¨¦s de la sorpresiva decisi¨®n de Puigdemont de declarar y suspender la independencia en un mismo acto, el alivio se mezcl¨® con la perplejidad. La otra noche algunos tertulianos tuvimos que improvisar una hermen¨¦utica de ocasi¨®n. En definitiva, lo chocante fue el reconocimiento de que se hab¨ªa satisfecho el famoso derecho a decidir para segundos despu¨¦s tomarse el derecho de no decidir. S¨ª pero no. Aquello a lo que tanto nos hab¨ªa acostumbrado Rajoy cambiaba de campo.

Ahora ya no tiene mucho sentido llorar por la leche derramada, pero quiz¨¢ sea ilustrativo sacar a la luz los muchos errores en los que se cay¨® en uno u otro bando. El principal, que unos fueron demasiado deprisa y otros demasiado despacio. Ninguno supo estar a la altura del tempo del otro. Fall¨® el manejo de los tiempos, eso que siempre se admira en los grandes pol¨ªticos. Aunque por parte del soberanismo el mayor error seguramente fuera el haber apostado todo al mismo n¨²mero: la b¨²squeda de la independencia por la v¨ªa plebiscitaria. Esto se consigui¨® subsumiendo a los partidos del bloque soberanista en un movimiento social de tema ¨²nico. Al final, la pol¨ªtica menos ¨¦pica, la de la administraci¨®n y la representaci¨®n y vertebraci¨®n de intereses, se tom¨® su venganza. Se vio en la emigraci¨®n de las sedes de empresas, pero tambi¨¦n al salir a la calle quienes hab¨ªan sido silenciados. Si en unos predomin¨® la aceleraci¨®n, el exceso de activismo y la sobrecarga emocional, en Rajoy nos encontramos justo lo contrario, con el dolce far niente, la gesti¨®n burocr¨¢tica y el parapetarse detr¨¢s de la ley. Arrollado por el impulso de su adversario, y cuando ya no le queda m¨¢s remedio, es ahora cuando comienza a ponerse en marcha. Lo siempre negado, la reforma constitucional, ya es factible. No pero s¨ª. En gran medida, claro, por la propia presi¨®n del PSOE.

Ante el v¨¦rtigo por la inminencia de la aplicaci¨®n del 155, es preciso desentra?ar el significado del s¨ª pero no de los unos y del no pero s¨ª de los otros. Unos han frenado su loca carrera y otros han comenzado a ponerse en marcha. ?Es posible un punto de encuentro? Soy esc¨¦ptico, pero tengo para m¨ª que podr¨ªa conseguirse volviendo al famoso derecho a decidir, el enmarque imbatible. Solo que en el sentido de concretarlo en algo distinto a la elecci¨®n binaria entre el s¨ª o el no a la independencia. En definitiva, siempre ser¨¢ m¨¢s plena la elecci¨®n cuantas m¨¢s opciones se ofrezcan a la voluntad popular. ?Por qu¨¦ elegir entre el blanco y el negro cuando la realidad es una ilimitada gama de grises? Nos lo acaban de demostrar las dos partes en conflicto: no hay s¨ª sin no, ni no sin s¨ª. Sobre todo en pol¨ªtica, el reino de lo posible.