¡®Antipeperismo¡¯
El independentismo ha crecido entre sectores centristas a base de demonizar al PP como un enemigo institucional del pueblo catal¨¢n
El cul¨¦ tiene dos almas: la barcelonista y la antimadridista. Algo parecido ocurre con el independentismo. Es una voluntad positiva de construir un pa¨ªs nuevo, pero tambi¨¦n un sentimiento negativo contra el gobierno de Madrid y, sobre todo, el Partido Popular.
Un curioso estudio del polit¨®logo Eric Guntermann revela la intensidad de la pasi¨®n anti-PP como motor del independentismo. Guntermann dividi¨® en dos grupos a una muestra de catalanes que se identificaban tanto con Espa?a como con Catalu?a. Al primer grupo les pregunt¨® si estaban a favor de que la Generalitat avanzara hacia la independencia sin el acuerdo del Gobierno espa?ol. S¨®lo un 27% estuvo de acuerdo.
Al segundo grupo les repiti¨® la misma pregunta, pero a?adiendo una peque?a coletilla: ¡°el PP se opone¡±. Y aqu¨ª el apoyo a la iniciativa de la Generalitat ascendi¨® al 33,8%. La mera menci¨®n de que el PP estaba en contra obr¨® el milagro de elevar en casi 7 puntos la simpat¨ªa hacia la causa independentista.
El experimento es una peque?a representaci¨®n de lo que ha sucedido en la sociedad catalana. Los independentistas han ganado adeptos no s¨®lo por lo seductor de sus planes, sino tambi¨¦n porque han conseguido que la oposici¨®n a los mismos haya sido capitaneada por el PP, el partido menos atractivo para el electorado catal¨¢n.
El PP ha contribuido a su imagen negativa en Catalu?a. Por ejemplo, con su infausta recogida de firmas contra el Estatut. Sin embargo, los independentistas son beneficiarios directos del deterioro de la marca PP. Han exagerado cualquier palabra o acci¨®n de pol¨ªticos del PP que pudiera ser interpretada como un ataque a Catalu?a. Y han ridiculizado todo gesto conciliador.
El independentismo ha crecido entre sectores centristas a base de demonizar al PP como un enemigo institucional, casi instintivo, del pueblo catal¨¢n.
Para revertir esta situaci¨®n, el PP habr¨¢ de esforzarse mucho. Pero los dem¨¢s partidos constitucionalistas deben ayudar, separando las cr¨ªticas leg¨ªtimas a la acci¨®n de gobierno de conclusiones sobre el anticatalanismo del PP. El antipeperismo no es s¨®lo nocivo para el PP. @VictorLapuente
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