El camino que nos marca la nueva agenda internacional de desarrollo
Solo con educaci¨®n no se lograr¨¢n todos los Objetivos de Desarrollo pero sin el acceso a ella dificilmente podremos alcanzar la mayor¨ªa de ellos
Dice un proverbio congole?o que las huellas de las personas que caminaron juntas nunca se borran. Hace dos a?os se celebr¨® la Cumbre Mundial en la que se adopt¨® la llamada Agenda 2030 que establece los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Este a?o, desde Entreculturas, comparecemos en el Senado como organizaci¨®n referente en educaci¨®n, en una ponencia constituida por la Comisi¨®n de Cooperaci¨®n Internacional con el fin de realizar un estudio para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Esta nueva agenda marca las pol¨ªticas de desarrollo sostenible de los gobiernos de todo el mundo. Es una gran noticia: la humanidad se ha puesto de acuerdo en caminar juntos hacia la construcci¨®n de un mundo m¨¢s justo, equitativo y sostenible.
Creemos en esta agenda por su ambici¨®n, su car¨¢cter sist¨¦mico y porque pone rostro humano a la globalizaci¨®n. Una agenda que nos hace so?ar en un mundo m¨¢s justo y equitativo. En un mundo sostenible.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 plantea ¡°garantizar una educaci¨®n inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todas las personas¡±. Pero la educaci¨®n no puede quedar circunscrita a un solo objetivo. La educaci¨®n es el camino que debemos transitar para conseguir el resto de objetivos que la agenda plantea.
Es importante insistir en la ampliaci¨®n de concepto del derecho a la educaci¨®n, no solo como acceso a la educaci¨®n primaria, sino como la satisfacci¨®n de oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida, con un enfoque mucho m¨¢s integral que ponga el ¨¦nfasis en la equidad, en la inclusi¨®n y en la calidad de los procesos educativos.
Recordemos, como hemos hecho en nuestra campa?a Escuelas en Peligro de Extinci¨®n que ya son m¨¢s de 264 millones de ni?os, ni?as y adolescentes los que no acceden a la educaci¨®n. Esta cifra es brutal y por s¨ª misma habla del calado del problema.
Somos muchos los que creemos que la educaci¨®n es un catalizador inigualable de cambios sociales, funciona como habilitadora en la consecuci¨®n de otros derechos, favorece la reducci¨®n de la pobreza, la inclusi¨®n social, la mejora de oportunidades profesionales, la participaci¨®n democr¨¢tica o la concienciaci¨®n sobre las problem¨¢ticas que nos afectan a nosotros y a nuestro entorno.
Tras estas cifras hay miles, millones de personas condenadas a no tener futuro
Sin duda, no conseguiremos todos estos objetivos solo con educaci¨®n, pero con toda seguridad sin el acceso a una educaci¨®n de calidad, inclusiva y equitativa, dif¨ªcilmente podremos conseguir la mayor¨ªa de ellos, especialmente el fomento de sociedades sostenibles m¨¢s democr¨¢ticas, inclusivas y pac¨ªficas.
Pero cuando analizamos los datos de nuestra cooperaci¨®n, observamos una tendencia generalizada a desplazar el sector educativo en muchos casos a un lugar marginal. Por desgracia, la evoluci¨®n que ha seguido en Espa?a la Ayuda Oficial al Desarrollo para la educaci¨®n ha sido muy similar a la que ha tenido la ayuda bilateral global. Ambas han ca¨ªdo escandalosamente. Entre 2008 y 2015 la ayuda neta espa?ola experiment¨® un descenso de m¨¢s del 65%, pasando de 4.762 millones de euros a 1.627 millones de euros. Esta cifra apenas supone el 0,13% de la Renta Nacional Bruta, lo que sit¨²a a la cooperaci¨®n espa?ola muy lejos de los principales pa¨ªses donantes y muy lejos del objetivo del 0,7%.
De hecho, nuestro pa¨ªs ha pasado de ocupar el puesto n¨²mero seis entre los pa¨ªses que m¨¢s ayuda aportaba al sector educativo (con 477 millones de d¨®lares en 2008) a tener la posici¨®n 22 en 2014 (con tan solo 53 millones). El recorte en cooperaci¨®n se ha cebado en la educaci¨®n, que se ha reducido en m¨¢s de un 90% en ese mismo periodo. Este dato es terrible y me lleva a preguntarme si la educaci¨®n en estos a?os ha dejado de ser prioridad de la cooperaci¨®n espa?ola. Cooperaci¨®n al Desarrollo y educaci¨®n son binomios inseparables.
Entiendo que el lector que est¨¦ leyendo este art¨ªculo pueda sentirse confundido entre tanta cifra. En definitiva, detr¨¢s de estas ca¨ªdas lo que hay son m¨¢s ni?os y ni?as que quedan sin acceso a la escuela, m¨¢s profesores con formaciones deficientes, m¨¢s j¨®venes sin la formaci¨®n necesaria como para acceder a empleos dignos, m¨¢s refugiados y desplazados privados de todos sus derechos,... Tras estas cifras hay miles, millones de personas condenadas a no tener futuro. Contra esto nos debemos revelar y exigir mayor compromiso pol¨ªtico y presupuestario.
Por todo ello, creemos que se debe apostar de forma clara por acometer el acceso a la educaci¨®n como un derecho fundamental b¨¢sico. As¨ª mismo, la Cooperaci¨®n Espa?ola debe redoblar los esfuerzos por llegar a aquellos lugares y personas que m¨¢s dif¨ªcil tienen ejercer su derecho a la educaci¨®n, trabajando en zonas de especial necesidad, as¨ª como subrayar el papel de esta en situaciones de emergencia (m¨¢s de la mitad de los ni?os que no acceden a la escuela viven en pa¨ªses que tienen conflictos armados y los menores refugiados tienen cinco veces m¨¢s probabilidades de no asistir a la escuela que los que no lo son).
Creemos en esta agenda por su ambici¨®n y porque pone rostro humano a la globalizaci¨®n
Es clave apostar por una educaci¨®n de calidad, inclusiva, que d¨¦ oportunidades a todos y todas y que no deje a nadie atr¨¢s.
Tambi¨¦n es importante se?alar que la educaci¨®n precisa de procesos estables de medio y largo plazo que demandan unas caracter¨ªsticas especiales para su traducci¨®n en pol¨ªticas de cooperaci¨®n, donde haya una profunda coordinaci¨®n entre actores, una coherencia con otras pol¨ªticas y una alineaci¨®n absoluta con las pol¨ªticas y demandas locales.
Ya han pasado los dos primeros a?os de la nueva Agenda 2030. No podemos perder ni un minuto m¨¢s. Caminemos en alianza ciudadan¨ªa, poderes p¨²blicos, organizaciones y agentes sociales. Hagamos que nuestras huellas sean las huellas de la justicia, la igualdad y la solidaridad. Y en este camino, volvamos a confiar en el poder de la educaci¨®n porque sin ella no podremos cambiar el mundo.
Ram¨®n Almansa es director ejecutivo de Entreculturas
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