Y Stone encontr¨® a Putin
CREO QUE LA ¨²ltima vez que lo vi fue en junio, ?me ech¨® de menos?¡±, pregunta el cineasta estadounidense. ¡°Solt¨¦ algunas l¨¢grimas, s¨ª, pero aqu¨ª estamos por fin¡±, responde el mandatario ruso sigui¨¦ndole el juego. Otro momento: Oliver Stone da indicaciones a su anfitri¨®n sobre c¨®mo debe entrar en el plano. ¡°Preferir¨ªa que viniera desde all¨ª atr¨¢s¡±. ¡°Si quiere, bajo del balc¨®n¡±, propone el exagente del KGB como para presumir de buena forma f¨ªsica. Al o¨ªr ¡°?acci¨®n!¡±, Vlad¨ªmir Putin se presenta con dos tazas. ¡°Coffee, Mr. Stone? Black, OK? Sugar?¡± (?caf¨¦?, se?or Stone. ?Solo? ?Con az¨²car?), ofrece en un t¨ªmido ingl¨¦s.
No es una versi¨®n moderna de La extra?a pareja. Son escenas de la serie documental de Stone sobre el inquilino del Kremlin, emitida el pasado junio en Showtime y en el primer canal de la televisi¨®n rusa y que puede verse en Espa?a en la plataforma Movistar+. Cuatro episodios de una hora cada uno, extra¨ªdos de entrevistas a lo largo de casi dos a?os. La ambici¨®n del oscarizado director, seducido por el l¨ªder de Mosc¨², era que este expusiera en primera persona el punto de vista ruso a Occidente. Con lenguaje de teleserie, accedemos a las esferas por donde se mueve Putin, cuyo mandato va en camino de igualar en a?os al de Br¨¦znev.
¡°Conoce a tu enemigo¡±. Es el eslogan con el que ha anunciado The Putin Interviews el cineasta, como inspirado en El arte de la guerra, de Sun Tzu. Y, frente a sus c¨¢maras, por las que tambi¨¦n han pasado pares como Fidel Castro y Hugo Ch¨¢vez, Putin despliega todo su arsenal dial¨¦ctico, ya sea en su despacho, la sala de crisis, su capilla privada, su residencia en Sochi, el avi¨®n presidencial, al volante de un coche o en una pista de hockey sobre hielo, con el fin de crear una percepci¨®n favorable ante su invitado. Como aconsejaba el estratega de la antigua China, as¨ª se obtiene una victoria sin necesidad de esfuerzo. Aunque en general demuestra buen temple, en los momentos en que Stone se revela menos complaciente, su m¨¢scara parece agrietarse. A decir verdad, Putin ten¨ªa media partida ganada antes de empezar, pues con el director de JFK o Wall Street comparte la afici¨®n por desmontar el relato de la pol¨ªtica exterior estadounidense.
En 2000, antes de ser elegido presidente, Putin declar¨® que no se imaginaba a su pa¨ªs aislado de Europa ni como enemigo de la OTAN. Hoy, Rusia acumula sanciones de la Uni¨®n Europea y de Estados Unidos, saca pecho ante la Alianza Atl¨¢ntica en el este de Europa y pesan sobre la naci¨®n indicios de entrometerse en procesos electorales ajenos. ?Qu¨¦ ha pasado en estos a?os? ?Ad¨®nde vuela Rusia?, como se preguntaba G¨®gol. Putin, por supuesto, defiende todas las decisiones tomadas y niega cualquier acusaci¨®n externa. Seg¨²n ¨¦l, Estados Unidos sigue estancado en el paradigma de la Guerra Fr¨ªa y Rusia es la amenazada. Convencido de que la disoluci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica supuso ¡°una de las peores cat¨¢strofes del siglo pasado¡±, afirma que Stalin ¡°fue un producto de su era¡± y que su ley contra la propaganda homosexual solo pretende ¡°dar a los ni?os una oportunidad para que crezcan sin que se influya en sus conciencias¡±. Un controvertido Putin declara en este programa no tener pesadillas ni ¡°d¨ªas malos como las mujeres¡±, y preferir no meterse en la ducha de un submarino junto a un soldado gay: ¡°?Para qu¨¦ provocarlo?¡±. Despu¨¦s de cuatro horas se constata que el principal plan que Putin tiene para Rusia es ¨¦l mismo.
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