Demasiado tarde en O.K.Corral
Puigdemont aclara al fin que no declar¨® la independencia, pero hoy se le ped¨ªa otra cosa: la vuelta al orden constitucional
El president Puigdemont se ha empe?ado en convertir la gesti¨®n de gobierno en una especie de peligroso duelo estilo O.K.Corral en versi¨®n c¨¢mara lenta y menos entretenida, colocando el futuro de Catalu?a y Espa?a en el alambre de dos amenazas cruzadas y aparentemente equivalentes: Si t¨² has declarado la independencia, te aplico el 155, dice Moncloa. Si t¨² me aplicas el 155, declaro la independencia, dice el l¨ªder catal¨¢n. Espejo inverso y da?os asegurados.
Pero la confusi¨®n (la primera) es que Puigdemont no est¨¢ en condiciones de igualdad, que no es el l¨ªder de un Estado ante las amenazas de otro, sino el presidente de una comunidad aut¨®noma que incumple sus responsabilidades legalmente contra¨ªdas frente a las advertencias del presidente, ¨¦ste s¨ª, del Gobierno del Estado al que pertenece.
La carta de Puigdemont a Rajoy es un ejercicio de malabarismo irresponsable que prolonga el duelo, que pretende colocar la responsabilidad del futuro inmediato en manos de Rajoy cuando la tiene b¨¢sicamente ¨¦l solo. El presidente del Gobierno ha sido irresponsable en su dejadez ante el desaf¨ªo catal¨¢n y en la falta de propuestas proactivas en un pa¨ªs donde los l¨ªderes auton¨®micos a¨²n pueden conseguir muchas cosas en visitas a La Moncloa. Todo pod¨ªa haberse hecho de otra manera y mucho mejor. Pero llegados a este punto y aunque no imaginamos a Rajoy en el papel de Gary Cooper heroico en Solo ante el peligro, Puigdemont se lo empieza a poner en bandeja. Porque el jefe de los forajidos frente a los guardianes de la ley, ahora mismo, es ¨¦l.
La carta tiene cinco elementos principales:
- Falsedad: porque asume que el pueblo ¡°decidi¨® la independencia con un porcentaje superior al que ha permitido al Reino Unido iniciar el proceso del Brexit¡±. Adem¨¢s de que la ley del refer¨¦ndum est¨¢ anulada por el Constitucional, su propio texto fue violado m¨²ltiples veces al no contar con sindicatura electoral, con censo legal ni cualquiera de los procedimientos propios de una convocatoria en las urnas.
- Confusi¨®n: ¡°La represi¨®n se ha incrementado y ha comportado la entrada en prisi¨®n¡± de los dos Jordis. El president que en su ley de transitoriedad ha impuesto candados importantes a la independencia judicial de su futura Catalu?a ideal no es el m¨¢s legitimado para atribuir al Gobierno esas detenciones. Una juez ha actuado a partir de hechos presuntamente delictivos que tendr¨¢n su recorrido judicial.
- Reconocimiento tard¨ªo de que no se declar¨® la independencia: ¡°Esta suspensi¨®n contin¨²a vigente¡±. Pero llega tarde. El primer plazo dado por el Gobierno hasta el lunes exig¨ªa claridad. El plazo que hoy terminaba ya no exig¨ªa esa claridad, sino la restauraci¨®n del orden constitucional violado. Y no se ha producido.
- Palabras m¨¢gicas en busca de apoyos internacionales: ¡°Si el Gobierno persiste en impedir el di¨¢logo y continuar la represi¨®n¡¡± El president habla a Europa en su intento de dibujar una realidad de opresi¨®n que puede empezar a ser pat¨¦tica para los millones de extranjeros que recorren Catalu?a cada a?o o quienes est¨¦n informados. ?Empezamos a llamar a las cosas por su nombre?
- Amenaza: "El Parlament podr¨¢ proceder si lo estima oportuno a votar la declaraci¨®n formal de la independencia que no vot¨® el 10 de octubre".
La Moncloa ya no tiene m¨¢s remedio que actuar, a ser posible de la mano del PSOE y Ciudadanos. El contador vuelve a ponerse a 0 y la amenaza cruzada se traslada a la siguiente cuesti¨®n: Si me convocas elecciones constituyentes con declaraci¨®n de independencia te las anulo, dir¨¢ Moncloa. Y si me convocas elecciones auton¨®micas desde Moncloa te las boicoteo, dir¨¢ Puigdemont. Creo recordar que O.K. Corral acababa mal. Muy mal.
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