Deje ese trabajo sin terminar y v¨¢yase de ca?as
?Cu¨¢ndo es el momento id¨®neo par hacer algo divertido?
¡°Primero la obligaci¨®n y despu¨¦s la devoci¨®n¡±, dec¨ªan nuestras abuelas. Y en nuestro subconsciente qued¨® grabado a fuego que la diversi¨®n era una especie de recompensa al trabajo bien hecho y concluido. Vulnerar esta norma no escrita supon¨ªa, en la mayor¨ªa de los casos, una cierta inquietud generada por la culpa y la incapacidad de disfrutar con plenitud del momento de ocio. Am¨¦n de no rendir adecuadamente en el trabajo.
?Y si este paradigma no fuese real? ?Y si salir a tomar unas ca?as con los amigos antes de terminar ese tedioso informe no fuera tan malo? Un reciente estudio publicado en la revista Psychological Science sobre el equilibrio entre trabajo y ocio concluye que la recompensa es igual de buena independientemente del momento de disfrutarla.
¡°Nadie quiere arruinar una experiencia placentera por estar preocupado de su lista de cosas pendientes o por sentirse culpable de celebrar prematuramente. Guardamos las recompensas hasta despu¨¦s de que las hayamos ganado de verdad, con la esperanza de que podamos disfrutar con todas las de la ley¡±, comenta el doctor Ed O'Brien, psic¨®logo social y coautor del estudio, en Harvard Business Review.
No se sintieron culpables
Sin embargo, tras tres exhaustivos experimentos, este equipo de la Universidad de Chicago lleg¨® a resultados de lo m¨¢s inesperados. En el primero, invitaron aleatoriamente a 181 adultos que visitaban el Museo de Ciencia e Industria de la ciudad a que completaran dos actividades: una de agotadoras pruebas cognitivas y, la otra, una divertida aplicaci¨®n de iPad para crear y escuchar m¨²sica. La mitad siguieron este orden y, la otra mitad, el orden inverso. A todos se les pregunt¨® previamente c¨®mo imaginaban que ser¨ªa su disfrute de -5 a +5 y, al concluir, c¨®mo hab¨ªa sido la experiencia.
¡°Los participantes de jugar primero predijeron calificaciones de disfrute significativamente m¨¢s bajas que los participantes de jugar despu¨¦s¡±, explica O'Brien. ¡°En realidad, el orden no importaba en absoluto. Las clasificaciones de disfrute real fueron igualmente altas en ambos casos¡±.
La investigaci¨®n continu¨® con un improvisado spa en el laboratorio de la Escuela de Negocios Booth para 259 estudiantes en plena ¨¦poca de ex¨¢menes. ¡°La intuici¨®n nuevamente estaba equivocada¡±, contin¨²a el psic¨®logo, ¡°y la respuesta tiene que ver con nuestras ideas sobre la distracci¨®n¡±.
En efecto, la mayor¨ªa de estudiantes anticiparon que su preocupaci¨®n por los ex¨¢menes ocupar¨ªa casi el 40% de su atenci¨®n durante su estancia en el spa. Pero la realidad es que su cerebro apenas dedic¨® un 20%.
Y es que no es lo mismo imaginar que experimentar. La parte que se conoce como cerebro reptiliano, encargado de las funciones primarias, se centra en las actividades m¨¢s b¨¢sicas de la supervivencia. Y la imaginaci¨®n se dispara.
Disfrutar del ocio nos hace m¨¢s productivos
La tercera de las pruebas, en la que antepusieron a 332 estudiantes la recompensa de bocadillos y v¨ªdeos divertidos frente a un marat¨®n cognitivo, termin¨® de confirmar el hallazgo: ¡°Podemos estar preocup¨¢ndonos y trabajando demasiado para futuras recompensas que podr¨ªan ser igual de placenteras en el presente¡±, apunta el investigador.
No se trata pues de que el ocio tras el deber cumplido no sea satisfactorio, sino de que su disfrute no tiene que ver realmente con el momento elegido para desarrollarlo. Es m¨¢s, seg¨²n este estudio, disfrutar de algunas actividades ajenas al trabajo nos hace m¨¢s productivos: ¡°Podemos seguir posponiendo hacer algo divertido para el momento correcto, solo para darnos cuenta de que nunca parece llegar¡±, advierte O'Brien. No obstante, ¡°las personas a menudo trabajan mejor y est¨¢n m¨¢s satisfechas con sus trabajos despu¨¦s de disfrutar de lo que les gusta¡±.
Como ya cont¨¢bamos en Buenavida, dejarse mecer por el placer puro nos hace m¨¢s sociables y altruistas, aumenta lo mucho que nos gustamos y lo mucho que nos gustan los dem¨¢s, y mejora la habilidad para resolver conflictos. Las personas felices no son m¨¢s longevas, pero gozan de una vida m¨¢s satisfactoria.
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