El pueblo andino que levant¨® a Colombia contra la miner¨ªa
La comunidad de Cajamarca vot¨® en contra de la extracci¨®n de oro en primavera y otras 40 plantean consultas similares ante los riesgos medioambientales que supone
Bienvenido a la despensa agr¨ªcola de Colombia. Un inmenso cartel con esta leyenda, parcialmente cubierto por la tupida vegetaci¨®n, recibe a todo el que llega a Cajamarca por el Alto de la L¨ªnea. Esta serpenteante carretera, recorrida a todas horas por un tr¨¢fico infernal, cruza la Cordillera Central de los Andes colombianos y es v¨ªa obligada para llegar desde Bogot¨¢ a Cali, la capital y la tercera mayor ciudad del pa¨ªs respectivamente.
Justo en mitad de la ruta, se encuentra Cajamarca, una peque?a localidad de tradici¨®n agr¨ªcola que se convirti¨® el pasado marzo en el s¨ªmbolo de la lucha contra la miner¨ªa en Colombia. En este pueblo andino, un peque?o grupo de activistas ecologistas locales lograron que sus argumentos prevalecieran sobre los del Gobierno y la multinacional AngloGold Ashanti, cuyo mega proyecto minero fue rechazado en refer¨¦ndum por la poblaci¨®n cajamarcuna.
Al preguntar de d¨®nde sali¨® la idea de convocar a una consulta popular, una herramienta que otorga a los municipios la legislaci¨®n colombiana desde 1991, todos se?alan a Piedras. En este pueblo, ubicado a 88 kil¨®metros de Cajamarca, fue rechazado por primera vez el megaproyecto minero de La Colosa, ubicado sobre una reserva de oro de hasta 35 millones de onzas, la d¨¦cima mayor del mundo. Aunque Piedras no cuenta con un yacimiento de oro en su territorio, estaba destinado a albergar el tratamiento y el almacenamiento del material proveniente de Cajamarca.
El resultado de aquella consulta se percibi¨® simplemente como una insignificante piedra en el camino para la mina, solo una peque?a poblaci¨®n que se opon¨ªa p¨²blicamente a un proyecto imparable. Pero la derrota en Cajamarca desat¨® una tormenta en todo el pa¨ªs. M¨¢s de 40 consultas similares est¨¢n proyectadas y todo el plan nacional de desarrollo minero y petrolero est¨¢ en riesgo ante el surgimiento de esta inesperada oposici¨®n que se vale de argumentos ecologistas frente a la creaci¨®n de empleo que prometen las multinacionales y el Gobierno.
La locomotora del progreso
Si bien la tradici¨®n minera se remonta a ¨¦pocas coloniales y a los comienzos de la Rep¨²blica, un megaproyecto de miner¨ªa de oro a cielo abierto como el de La Colosa no tendr¨ªa precedente en Colombia. Se trata, sin duda, de la principal caldera de la locomotora minero-energ¨¦tica que abander¨® Juan Manuel Santos en su campa?a presidencial de 2010. ¡°En 2003 y 2004, comienza a subir much¨ªsimo el precio de las materias primas y del oro, lo que lleva a que comience un proceso de titulaci¨®n minera en todo el pa¨ªs, pero totalmente inconsulto¡±, declara el ge¨®logo Julio Fierro. ¡°El t¨ªtulo minero simplemente es una decisi¨®n administrativa que se otorga desde Bogot¨¢ sin hacer ninguna consulta ni informar a nadie. Es un proceso tecnocr¨¢tico, no democr¨¢tico¡±.
M¨¢s de 40 consultas est¨¢n proyectadas y todo el plan nacional de desarrollo minero y petrolero est¨¢ en riesgo
La sensaci¨®n de que la miner¨ªa estaba siendo una imposici¨®n desde el centro del pa¨ªs comenz¨® a generar un descontento al que se sumaron los perceptibles riesgos sociales y ambientales. En la pen¨ªnsula de la Guajira, en el norte de Colombia, la mina de carb¨®n a cielo abierto de Cerrej¨®n lleva funcionando desde los a?os ochenta. Las continuas denuncias de la poblaci¨®n local sobre la contaminaci¨®n y el uso privilegiado del agua por parte de la mina en esta ¨¢rida regi¨®n fueron finalmente sustentadas judicialmente en 2016. A la contaminaci¨®n del agua se suma, seg¨²n Fierro, los riesgos de desastres ambientales asociados a este tipo de actividad, como el de Aznalc¨®llar, Sevilla, donde residuos mineros fueron vertidos al parque nacional de Do?ana en 1998.
¡°Hay un problema grande y es que, en la miner¨ªa de oro, por cada tonelada de roca hay un gramo de oro. La mayor parte se vuelven desechos¡±, explica Fierro. ¡°Hay dos tipos de residuos que acaban en botaderos junto a la mina, los de roca que no tiene mineral y los de aquella que fue tratada qu¨ªmicamente, que fue molida y pulverizada y mezclada con agua, que se llaman relaves. Son unos pasivos, una bomba de tiempo sobre las personas y los ecosistemas, especialmente en los Andes, una zona s¨ªsmicamente activa¡±, explica el ge¨®logo y autor de varios libros sobre pol¨ªticas mineras en Colombia.
Los 'mechudos' contra la multinacional
De ni?o, Robinson Mej¨ªa ¡°quer¨ªa cambiar el mundo¡±, pero decidi¨® comenzar por Cajamarca. En 2007, fund¨® junto otros j¨®venes del pueblo el Colectivo Socio-Ambiental Juvenil de Cajamarca (Cosajuca). Diez a?os despu¨¦s, el grupo ha sido uno de los promotores de la consulta popular contra la miner¨ªa en el municipio. ¡°A nosotros siempre nos han catalogado como los mechudos marihuaneros¡±, admite Mej¨ªa. Sin embargo, sus argumentos lograron prevalecer sobre los de una multinacional que hab¨ªa estado 14 a?os tratando de ganarse a la poblaci¨®n local con diversas inversiones sociales.
¡°Durante el tiempo que hicimos presencia en Cajamarca, hemos invertido m¨¢s de 30 millones de d¨®lares en proyectos socioecon¨®micos en la l¨ªnea de nuestro valor corporativo de dejar futuros sostenibles a las comunidades locales¡±, declara a este medio un portavoz de AngloGold Ashanti.
¡°La multinacional llego como ladr¨®n, que entra de noche y no dice a qu¨¦, sino que simplemente amanece y ya est¨¢ el da?o hecho¡±, declara H¨¦ver Olivera, un campesino de 39 a?os de una vecina comunidad de rural perteneciente al municipio de Cajamarca. ¡°Muchos pensamos, cuando ellos [AngloGold Ashanti] llegaron, que era algo bueno para Cajamarca porque, si bien la agricultura nos da unas garant¨ªas laborales estables, no es algo que le permita tener a uno unas perspectivas de crecimiento econ¨®mico¡±, explica Olivera.
Las comunidades temen la contaminaci¨®n del agua se suma y los riesgos de desastres ambientales asociados a este tipo de actividad
AngloGold Ashanti opt¨® desde su llegada por ganarse a la poblaci¨®n local a base de inversiones. Desde la financiaci¨®n del carnaval de Ibagu¨¦, la capital departamental, hasta el patrocinio del equipo de f¨²tbol local, el Deportes Tolima. Cualquier evento cultural cont¨® durante a?os con el dinero de la multinacional sudafricana. Hasta 500 trabajadores fueron contratados para comenzar a trabajar en los procesos de exploraci¨®n provocando un boom de empleo en el pueblo que hizo crecer el precio de los alquileres y el de la mano de obra, provocando que el sector agr¨ªcola sufriera las consecuencias.
Los ecologistas cajamarcunos se organizaron entonces en el Comit¨¦ Ambiental y Campesino de Cajamarca y Anaime y se dedicaron a hacer lo que la multinacional no hab¨ªa hecho, explicar a las comunidades los riesgos y las consecuencias de la miner¨ªa a cielo abierto. Olivera explica sint¨¦ticamente el proceso por el cual los ecologistas del comit¨¦ lograron conectar y unir fuerzas con el campesinado local: ¡°Gracias a que un n¨²mero de personas despertaron y empezaron a investigar cu¨¢les eran los verdaderos alcances del proyecto que la multinacional ven¨ªa a realizar en nuestro territorio y cu¨¢les eran los efectos a largo plazo de ese proyecto, comenzamos a comprender que el problema era m¨¢s grave de lo que parec¨ªa¡±.
La consulta popular de Cajamarca
A pesar de la buena acogida inicial al proyecto, el trabajo de concienciaci¨®n del Comit¨¦ y el resultado de la consulta de Piedras puso en guardia a la multinacional. El primer intento por lograr que el concejo local aprobara la consulta fue rechazado y la compa?¨ªa acudi¨® a la Corte Constitucional buscando que la consulta nunca se realizara. Cuando la votaci¨®n parec¨ªa ya inevitable, la estrategia de los que apoyaban el proyecto minero fue un llamado a la abstenci¨®n, buscando que no se alcanzara el umbral m¨ªnimo del 33% de participaci¨®n.
15 d¨ªas antes de la fecha final de la consulta, en el mes de marzo, las elecciones anticipadas por el fallecimiento del alcalde de Cajamarca dieron la victoria al candidato que apoyaba el proyecto minero. Sin embargo, con todo en contra, con una multinacional que hab¨ªa invertido millones de d¨®lares durante una d¨¦cada para ganarse a la poblaci¨®n local, una institucionalidad que apoyaba abiertamente el proyecto minero y un electorado con una tendencia hist¨®rica a la abstenci¨®n en Colombia, el Comit¨¦ Ambiental logr¨® ganar en las urnas. El 27 de marzo, a ¨²ltima hora de la tarde, se anunciaba que el umbral de participaci¨®n se hab¨ªa superado. Con un 36,6% de participaci¨®n, el 98% de los votantes rechazaron el proyecto minero y solo 76 personas votaron a favor.
¡°Era un deber moral y ¨¦tico como ser humano opinar si quer¨ªas que quedara en la historia que aqu¨ª existi¨® un pueblo con mucha agua dulce, donde se produc¨ªa tanta comida y donde se viv¨ªa en paz, pero que, por negligencia de una poblaci¨®n que nunca quiso opinar, se acab¨®¡±, explica el campesino H¨¦ver Olivera, que recuerda: ¡°Cuando se super¨® el umbral por la tarde yo dije: ¡®Ya me puede caer un rayo, que yo ya hice algo ¨²til por esta humanidad¡±.
¡°Puede haber un buen n¨²mero de razones que expliquen la decisi¨®n que tom¨® la comunidad, pero basta con decir que hay un escepticismo natural en Colombia con respecto a los beneficios que la miner¨ªa moderna y responsable puede traer a todas las partes¡±, declara el portavoz de Anglogold. En un escueto comunicado posterior a la votaci¨®n, la multinacional anunci¨® que aceptaba el resultado de la consulta: ¡°Aunque en AngloGold estamos convencidos de lo contrario y la miner¨ªa moderna en todo el mundo demuestra que s¨ª es posible hacer miner¨ªa, ganader¨ªa, comercio y agricultura en una misma regi¨®n; respetamos y aceptamos la posici¨®n expresada por la comunidad¡±.
Est¨¢ por ver, sin embargo, que el resultado de la consulta tenga la capacidad de poner fin de forma definitiva al proyecto. El ministro de Minas, Germ¨¢n Arce, declar¨® en los medios que la consulta popular de Cajamarca no tendr¨ªa capacidad de cambiar la ley nacional al d¨ªa siguiente de la votaci¨®n. El debate jur¨ªdico se desarrolla en los despachos mientras, sobre el terreno, las consultas populares sobre miner¨ªa y extracci¨®n petrolera crecen como setas por todo el pa¨ªs.
El futuro de la miner¨ªa en Colombia
Dos meses despu¨¦s de la votaci¨®n de Cajamarca, otra consulta popular prohibi¨® la extracci¨®n petrolera en Cumaral, un pueblo del Meta, el departamento que es el primer productor de crudo del pa¨ªs. Un mes m¨¢s tarde, Arbel¨¢ez y Pijao votaron tambi¨¦n en contra de proyectos de explotaci¨®n minera o de hidrocarburos. Seg¨²n la Asociaci¨®n Colombiana de Petr¨®leos, 42 localidades m¨¢s han anunciado que tienen consultas populares en proceso. Cajamarca desat¨® un efecto domin¨® ante el cual el Gobierno no encuentra respuesta. A fin de cuentas, los opositores a los proyectos extractivos est¨¢n vali¨¦ndose rigurosamente de las herramientas que otorga el Estado.
?Es posible que las comunidades rurales e hist¨®ricamente abandonadas de Colombia puedan poner freno al gran proyecto econ¨®mico del Gobierno nacional y de las multinacionales minero-energ¨¦ticas? Seg¨²n el ge¨®logo Julio Fierro, ¡°lo est¨¢n haciendo¡±. ¡°La capacidad la tienen, pero este es un juego de poderes. Las personas est¨¢n logrando ejercer un poder que les da la Constituci¨®n, pero vendr¨¢ una reacci¨®n de parte de las empresas y del Gobierno nacional¡±, vaticina.
Si se observa al entorno regional, existen pa¨ªses que se han salido de la norma y han apostado por v¨ªas distintas al extractivismo. El Salvador prohibi¨® este a?o la miner¨ªa de oro por motivos ambientales y Costa Rica apost¨® hace a?os por un modelo de turismo sostenible, renunciando a las grandes explotaciones minero-energ¨¦ticas en su territorio. Mientras, la locomotora del progreso anunciada por Santos ha podido generar en Colombia el efecto m¨¢s inesperado, en palabras de Fierro, una ¡°locomotora nacional de uni¨®n para proteger el territorio¡±.
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