Los ODS caminan cuesta arriba
Solo 20 pa¨ªses europeos han presentado sus planes ante la ONU y Espa?a no es uno de ellos
La semana pasada tuve oportunidad de participar en Berl¨ªn en la Cumbre Mundial de Salud 2017, uno de los foros m¨¢s interesantes de intercambio de ideas relacionadas con salud global. Formalmente se trata del encuentro anual de los centros acad¨¦micos agrupados bajo el M8, pero en ¨¦l participa una combinaci¨®n interesante de acad¨¦micos, sociedad civil, sector privado y responsables pol¨ªticos.
Yo iba invitado por la Think Tank SDGs Initiative, una red en la que ISGlobal participa de forma activa. Y result¨® ser una sesi¨®n fascinante en la que representantes de cinco puntos del planeta (Pakist¨¢n, Chile, Brasil, Tanzania y Espa?a) tuvimos oportunidad de explicar nuestra visi¨®n sobre el contenido y el estado de los ODS en materia de salud.
Les resumo algunas de las impresiones que me llev¨¦ de all¨ª:
Pocos gobiernos nacionales van tan retrasados en este asunto como Espa?a, pero el progreso de definici¨®n de las prioridades ODS es muy desigual. De los 44 pa¨ªses europeos solo 20 hab¨ªan presentado sus planes a la ONU en los dos primeros a?os del plazo de cumplimiento y otros 9 lo har¨¢n en 2018. El plazo absoluto de la Agenda 2030 es tan corto que estos retrasos amenazan seriamente el cumplimiento de los objetivos m¨¢s ambiciosos, como la cobertura universal de salud.
Pese a todo, la agenda ODS ya est¨¢ demostrando su valor como palanca para impulsar reformas en ciertos lugares. Yo present¨¦ los ejemplos de la agenda de salud urbana en Barcelona y Madrid. Si en el primer caso los ODS constituyen un acelerador de las decisiones que ya hab¨ªa tomado la ciudad en materia de movilidad, contaminaci¨®n o vivienda, en la segunda esta obligaci¨®n global se convierte en una herramienta interesante para vencer los obst¨¢culos pol¨ªticos al cambio. Por eso es tan importante trasladarlos cuanto antes al imaginario p¨²blico.
Hablando de las ciudades, buena parte de las intervenciones hicieron referencia al papel movilizador de los actores no estatales, como por ejemplo las ciudades, regiones y empresas. De nuevo, Espa?a ofrece ejemplos interesantes en este sentido: desde la revoluci¨®n de los ODS que se est¨¢ haciendo en comunidades aut¨®nomas como Valencia, hasta el vanguardismo de algunas empresas espa?olas en la interiorizaci¨®n de los objetivos. Carlos Mataix (Itd-UPM) y Julio Eisman (Acciona) contaban hace unos meses en estas p¨¢ginas la fascinante experiencia en el campo de las energ¨ªas renovables.
La cuesti¨®n de la disponibilidad y calidad de los datos sigue siendo un problema serio en la aplicaci¨®n de la Agenda 2030 y en el dise?o de pol¨ªticas basadas en evidencias. Las dificultades tienen una triple naturaleza: vac¨ªos de informaci¨®n (nuevos indicadores y datos desagregados por origen o estrato socioecon¨®mico, por ejemplo); organizaci¨®n/gesti¨®n de la informaci¨®n (las fuentes m¨¢s accesibles en este momento siguen siendo las proporcionadas por iniciativas paraoficiales como el Sustainable Development Solutions Network); y mecanismos de rendici¨®n de cuentas (la ausencia de planes y de sistemas estad¨ªsticos nacionales que los respalden complican mucho la posibilidad de exigir cuentas a un gobierno).
Cada una de estas cuestiones son relevantes para quienes se est¨¢n enfangando en la definici¨®n e implementaci¨®n de la agenda en sus contextos nacionales. Sin embargo, entre los participantes en mi sesi¨®n percib¨ª la parad¨®jica sensaci¨®n de tener ante nosotros un plan de trabajo fascinante que llega en el peor momento econ¨®mico e ideol¨®gico. La propia Europa es hoy un lugar mucho m¨¢s hostil al tipo de pol¨ªticas que proponen los ODS de lo que era hace solo dos a?os, cuando estos nacieron. La ofensiva nacionalista, identitaria y ensimismada que se extiende como una mancha, proceso electoral tras proceso electoral, ha trastocado por completo las prioridades. Empezando por Espa?a, donde plantear un asunto como este parece hoy casi una frivolidad. Pero no lo es, ciertamente: contribuyamos a record¨¢rnoslo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.