La democracia prevalecer¨¢

La declaraci¨®n de independencia aprobada por el pleno del Parlament catal¨¢n ha desencadenado la crisis constitucional m¨¢s grave que ha enfrentado la democracia espa?ola en sus cuarenta a?os de existencia. La capacidad desestabilizadora de la actual situaci¨®n supera a la que supuso el golpe de estado de 1981 o el terrorismo. La amenaza que esa declaraci¨®n de independencia proyecta sobre nuestra democracia no se origina en la sinraz¨®n de unos pocos exaltados, sino en algo de tanta gravedad como que un Gobierno y Parlamento auton¨®mico, adem¨¢s de alzarse contra la Constituci¨®n, alienten una insurrecci¨®n popular y, adem¨¢s, llamen a la comunidad internacional a reconocer su ruptura unilateral.

Al amparo del art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n, el Senado, a instancias del Gobierno de la Naci¨®n, y con el apoyo del Partido Popular, el PSOE y Ciudadanos, ha aprobado la puesta en marcha de una serie de medidas, incluido el cese del Govern y la disoluci¨®n del Parlament, destinadas a restaurar la legalidad constitucional. Y lo ha hecho, de forma legal y transparente, por una mayor¨ªa clara y leg¨ªtima de 214 senadores: justo lo contrario de lo que hemos visto en un Parlament sometido, otra vez, a un espect¨¢culo vergonzoso, incluyendo una pat¨¦tica votaci¨®n secreta donde los secesionistas no han logrado, con sus 70 votos, alcanzar ni siquiera el umbral de mayor¨ªa cualificada necesario para reformar el Estatut de Autonom¨ªa.

El secesionismo ha consumado su farsa como ha hecho siempre: salt¨¢ndose las normas y aplastando a las minor¨ªas a su paso. Es de lamentar que los representantes tradicionales del catalanismo, que ha tra¨ªdo a Catalu?a sus mejores a?os, se hayan arrojado en brazos de una fuerza antisistema y antieuropea como la CUP. Esa extra?a coalici¨®n, henchida de populismo, ha preferido, antes que reconocer el fracaso de su proyecto y sus tensiones internas lanzarse a un conflicto con el Estado.

En este momento de extraordinaria gravedad no caben dudas, titubeos ni equidistancias

Las medidas previstas en el art¨ªculo 155 no representan una agresi¨®n, ni al autogobierno ni a los derechos y libertades de los catalanes. Al contrario, son la respuesta leg¨ªtima y necesaria del Estado de derecho al desaf¨ªo planteado por unos l¨ªderes pol¨ªticos irresponsables y temerarios que han decidido alzarse contra la Constituci¨®n y el Estatuto de Autonom¨ªa.

No cabe mayor vileza, y as¨ª lo hemos visto en los ¨²ltimos a?os d¨ªa tras d¨ªa, que servirse fraudulentamente de las instituciones para degradarlas y anularlas. Por eso, adem¨¢s de las actuaciones pol¨ªticas que el Gobierno ya ha puesto en marcha, es imprescindible exigir que la justicia act¨²e con todo rigor contra las personas que han protagonizado, a sabiendas y con plena conciencia, esta lamentable declaraci¨®n de independencia.

La democracia espa?ola lograr¨¢ restaurar las instituciones de autogobierno a Catalu?a

Estamos en un momento de extraordinaria gravedad ante el cual no puede haber dudas, titubeos ni equidistancias. Las actuaciones pasadas, errores u omisiones que puedan contribuir a explicar los antecedentes de esta penosa situaci¨®n, que seguramente ser¨¢n muchos y variados, pasan ahora un segundo plano. Porque la decisi¨®n de declarar la independencia por parte del Govern presidido por Puigdemont y los grupos parlamentarios de Junts pel S¨ª y la CUP, supone una agresi¨®n de tan enorme calibre a la democracia que con tanto esfuerzo se ha logrado construir en este pa¨ªs, que lo ¨²nico que queda a los dem¨®cratas es, despu¨¦s de mostrar su pesar por una voladura tan gratuita de la convivencia, actuar con m¨¢xima diligencia y eficacia para restaurar el orden constitucional de forma inmediata.

El Estado, porque act¨²a en nombre de los ciudadanos y de la democracia, puede y debe triunfar en esta tarea, y debe hacerlo de una forma clara y con plena confianza en s¨ª mismo. En el camino que empieza ahora, tan delicado como dif¨ªcil de completar, no se deben albergar dudas sobre la vigencia de la Constituci¨®n y el futuro de la convivencia. El Gobierno cuenta para ello con el apoyo de todos los ciudadanos que quieren seguir viviendo en una democracia que merezca tal nombre, adem¨¢s del apoyo de la comunidad internacional y de sus socios europeos, que han mostrado repetidamente su solidaridad y preocupaci¨®n ante el disparatado intento de forzar una separaci¨®n unilateral de Espa?a. La democracia espa?ola, con el apoyo de todos, va a prevalecer. Y va a lograr devolver las instituciones del autogobierno a los catalanes.

Con la disoluci¨®n del Parlamento y el adelanto electoral al 21 de diciembre Rajoy hace lo que debi¨® hacer Puigdemont pero no se atrevi¨®. Acredita as¨ª que el uso del art¨ªculo 155 no restringe los derechos de los parlamentarios ni de los ciudadanos que los eligen y obtiene el apoyo de los dem¨®cratas dentro de Espa?a y en toda Europa. Y abre la v¨ªa para una resoluci¨®n r¨¢pida, legal y leg¨ªtima de la crisis de acuerdo con el principio democr¨¢tico del voto del que algunos quer¨ªan escapar.