Intereses creados
No podemos aceptar lo inaceptable, porque seguro que en ese proceso hay alguien ganando y muchos perdiendo
El otro d¨ªa tuve una reuni¨®n muy interesante con un emprendedor social. Cuando acabamos me solt¨® una superidea que ten¨ªa, invertir para ayudar a la gente de los campos de refugiados a montar negocios rentables in situ. Hoy otra persona me ha hablado de organizar un concurso de ideas para mejorar las condiciones de los campos de refugiados. A los dos les he dicho lo mismo: los campos de refugiados son espacios donde existen una privaci¨®n de libertad y una privaci¨®n de derechos, son no lugares donde las personas est¨¢n recluidas en contra de su voluntad y hay control de entrada y de salida. Los campos de refugiados son un horror, un claro exponente de una pol¨ªtica migratoria deshumanizada y mal tra¨ªda. No se puede invertir talento y recursos en ver c¨®mo se mejora una cosa que lo que tiene que hacer es desaparecer. ¡°Pero, mientras existan¡¡±. Pues mientras existan dej¨¦monos la piel y el ingenio en ver c¨®mo podemos hacer que dejen de existir. Digo.
En realidad lo que sucede es que hemos normalizado lo inaceptable. Lo hemos hecho empujados por una serie de intereses entre los que se encuentran, adem¨¢s de un gran n¨²mero de tecn¨®cratas y pol¨ªticos de un evidente bajo nivel intelectual y/o ¨¦tico, todo un conjunto de empresas proveedoras de bienes y servicios que acaban benefici¨¢ndose de todo este sistema. Ayer la fundaci¨®n porCausa sacaba una investigaci¨®n en la que define esta Industria del Control Migratorio en Espa?a. Y es impresionante c¨®mo todo cuadra¡ El dinero p¨²blico, europeo y espa?ol, se usa mayoritariamente para bloquear, repeler o devolver a los migrantes que quieren acceder a nuestro territorio.
Para ello m¨¢s de 300 empresas de nuestro pa¨ªs han accedido a los presupuestos p¨²blicos para desarrollar actividades e infraestructuras. La mayor¨ªa de estas empresas son de construcci¨®n o de defensa, dos industrias que han sufrido con dureza la gran crisis. ?Renovarse o morir? Sea como fuere el resultado es todo un sistema donde aceptamos que a aquellos que osen profanar nuestro suelo sin permiso les podemos hacer la vida imposible.
Ayer varias personas me dec¨ªan que era obvio que exist¨ªa una industria del control migratorio. Bueno, obvio yo no lo veo. Una industria implica muchas cosas, sobre todas ellas¨C para m¨ª desde mi experiencia de lobista en Bruselas¨C, la capacidad de organizarse para defender sus intereses principalmente comerciales y econ¨®micos. Y eso me hace pensar en procesos donde se crean intereses y para ellos se crean relatos. Relatos que nos llevan pensar que un campo de refugiados es necesario, al igual que un muro, una valla, un sistema de vigilancia del mar¨C que por cierto no evita las muertes del estrecho¨C o un Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE). Relatos que no hablan de incrementar las tramitaciones de permisos de trabajos, regularizar las situaciones para evitar ilegalidades, cumplir los compromisos internacionales de refugio o el derecho b¨¢sico a la libertar de movimiento. Las actividades descritas antes no podr¨ªan dar de comer a una industria.
En definitiva, y no me cansar¨¦ de repetirlo, tenemos que estar ojo avizor. Tenemos que pensar mucho, analizar bien las informaciones que consumimos y consumir m¨¢s informaci¨®n de calidad y difundir y protestar. No podemos aceptar lo inaceptable, porque seguro que en ese proceso hay alguien ganando y muchos perdiendo. No falla.
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