C¨®mo descubrieron los cient¨ªficos nuestro misterioso visitante procedente de otra estrella
Un objeto desconocido ha atravesado nuestro sistema solar a aproximadamente 160.000 km/h
?ltimamente, el mundo de la astronom¨ªa ha sido presa de la agitaci¨®n debido al descubrimiento de un nuevo objeto que ha atravesado nuestro sistema solar. Su trayectoria indica que proced¨ªa del espacio interestelar, de manera que se trata del primer cuerpo de esta clase jam¨¢s observado.
Cuando lo descubrieron, los astr¨®nomos creyeron que era un cometa y le dieron el nombre de C/2017 U1. Sin embargo, posteriores observaciones revelaron que el veloz objeto no ten¨ªa la cola de polvo y gas que caracteriza a estos cuerpos celestes; lo que pasaba era que su imagen se ve¨ªa ligeramente alargada debido a la rapidez de su desplazamiento por el cielo.
A las pocas horas de que se anunciase su descubrimiento, los astr¨®nomos del mundo empezaron a dirigir sus aparatos hacia el desacostumbrado viajero.
Yo soy astr¨®nomo del Consejo Nacional de Investigaci¨®n de Canad¨¢, uno de los investigadores principales del Estudio Sobre los Or¨ªgenes del Sistema Solar Exterior (OSSOS, por sus siglas en ingl¨¦s), y miembro de Colours for OSSOS (ColOSSOS), un proyecto que mide los colores de superficie de los objetos del cintur¨®n de Kuiper descubiertos por OSSOS. El equipo de ColOSSOS comenz¨® inmediatamente a observar al ins¨®lito visitante.
?Qu¨¦ es eso?
El primer anuncio del descubrimiento incluye informaci¨®n de 10 observatorios, cada uno con su propio equipo de astr¨®nomos. Los centros hab¨ªan sido avisados en privado de la existencia de la inusual detecci¨®n y se les hab¨ªan pedido observaciones que la confirmasen. Esta es una pr¨¢ctica habitual para evitar que se d¨¦ a conocer err¨®neamente el descubrimiento de un cuerpo cuando la ¨®rbita es significativamente distinta de la esperada.
La Uni¨®n Astron¨®mica Internacional denomin¨® al objeto A/2017 U1 y, m¨¢s tarde, ha sido conocido como Oumuamua, ¡°el mensajero que lleg¨® el primero¡± en hawaiano. La denominaci¨®n A/2017 U1 es un c¨®digo descriptivo. ¡°A¡± significa asteroide, y va seguida por el a?o, el periodo bisemanal U (los astr¨®nomos dividimos el a?o en 26 periodos de dos semanas), y el n¨²mero 1 para indicar que es el primer objeto de su categor¨ªa de 2017.
Sin embargo, que sepamos, en realidad se trata del primer asteroide interestelar que los seres humanos han observado directamente.
Los asteroides
Desde los primeros momentos de los procesos de formaci¨®n de los sistemas planetarios se produce un sobrante de material m¨¢s bien abundante ¨Clos residuos¨C que queda sin absorber por los principales planetas.
En nuestro sistema solar, el cintur¨®n de asteroides es el resto de desechos accesible m¨¢s cercano. El asteroide que acab¨® con los dinosaurios probablemente proced¨ªa de all¨ª.
No obstante, este cintur¨®n es una fracci¨®n min¨²scula de los residuos que genera un sistema planetario t¨ªpico. Si observamos las estrellas cercanas que, al parecer, est¨¢n formando sistemas planetarios, como ?psilon Eridani, podemos ver anillos de billones de part¨ªculas de desecho. A su vez, estos anillos de polvo y escombros no son m¨¢s que restos del material original.
?Y por qu¨¦ hay tantos desechos? Una vez se forman los planetas, el caos se apodera de todo. Los planetas gigantes se empujan entre s¨ª y tiran unos de otros con su colosal gravedad, dispers¨¢ndose y arrojando billones de objetos de menor tama?o ¨Calgunos de ellos de miles de kil¨®metros de di¨¢metro¨C a las profundidades del espacio.
En nuestro sistema solar, parte de este material forma un halo que orbita alrededor del Sol a distancias de entre 10.000 y 100.000 unidades astron¨®micas (la nube de Oort). Una unidad astron¨®mica es la distancia media entre el Sol y la Tierra ¨Calrededor de 149.597.870 kil¨®metros¨C, y constituye la unidad de medida est¨¢ndar de la ciencia planetaria.
La f¨ªsica de la formaci¨®n de los planetas indica que, por cada cuerpo del tama?o de Plut¨®n, se forman muchos billones de cuerpos peque?os de hasta pocos kil¨®metros de di¨¢metro. Algunos cient¨ªficos sostienen que los objetos grandes crecen a partir del tama?o de una part¨ªcula de polvo, mientras que otros defienden que estos objetos ¨Cde 100 kil¨®metros de di¨¢metro o m¨¢s¨C se forman en eventos ¨²nicos y luego se desmenuzan en trozos m¨¢s peque?os.
Sea como sea, los objetos peque?os pueden quedar fijos en ¨®rbitas muy distantes o ser arrojados totalmente fuera de la influencia de la gravedad de una estrella. Una vez expulsados, se convierten en objetos de gravedad planetaria que flotan libremente, desliz¨¢ndose a la deriva por nuestra galaxia, si es que moverse a 80.000 kil¨®metros por hora se puede llamar ¡°deslizarse¡±.
La existencia de planetas que flotan libremente, que en el pasado formaron una ¨®rbita alrededor de una estrella y luego fueron expulsados, ha sido objeto de debate durante mucho tiempo y ha proporcionado la primera prueba directa de que, efectivamente, hay objetos de masa planetaria que se deslizan por el espacio.
Considerando los modelos de formaci¨®n de los planetas, los astr¨®nomos pensaron que ten¨ªa que haber cuerpos del tama?o de un asteroide flotando libremente, pero se preguntaron si se llegar¨ªan a detectar alguna vez. La mayor¨ªa coincid¨ªa en que era poco probable, pero no imposible.
El descubrimiento de A/2017 U1 y sus or¨ªgenes
El barrido del cielo que lleva a cabo el Telescopio de Sondeo Panor¨¢mico y Sistema de Respuesta R¨¢pida est¨¢ dise?ado para descubrir y seguir posibles objetos que describan una trayectoria de colisi¨®n con la Tierra. PanSTARRS sondea la totalidad del cielo cada pocas noches y ha descubierto miles de asteroides, cercanos y lejanos, en nuestro sistema solar.
Una parte de su misi¨®n consiste en avisar a las instalaciones auxiliares y a la poblaci¨®n de la Tierra en caso de que se detecte un objeto con una alta probabilidad de impactar con nuestro planeta. Los enormes vol¨²menes de datos generados por PanSTARRS se examinan cada ma?ana, y los avisos de descubrimientos nuevos e interesantes se env¨ªan a la comunidad mundial. Gracias a este mecanismo, los astr¨®nomos recibieron la alerta de la existencia de A/2017 U1.
A las pocas horas de la divulgaci¨®n p¨²blica y tras haber sido avisado por Twitter, Joe Masiero, del Laboratorio de Propulsi¨®n a Reacci¨®n de la NASA, hab¨ªa puesto el telescopio Hale ¨Cde 200 pulgadas (cinco metros) e instalado en el observatorio de Monte Palomar en California¨C apuntando al objeto. Al cabo de dos d¨ªas, el primer borrador de un art¨ªculo en el que describ¨ªa sus observaciones estaba en Internet. Las medidas preliminares son bastante imprecisas y las condiciones meteorol¨®gicas no cooperaron, pero muestran que el objeto es de color rojo, a semejanza de los integrantes del cintur¨®n de Kuiper y a diferencia del mucho m¨¢s cercano cintur¨®n de asteroides.
Todo esto, unido a la trayectoria del cuerpo, indican que es de origen interestelar.
Pr¨®ximamente se analizar¨¢n m¨¢s detalles de las caracter¨ªsticas del visitante. Hace unos d¨ªas, el grupo ColOSSOS obtuvo observaciones con el telescopio de ocho metros Gemini, de Haw¨¢i. Los detalles de estas observaciones, as¨ª como las de otros grupos, se publicar¨¢n en breve en arxiv.org.
Un asunto pendiente de consideraci¨®n es el origen desde el cual el asteroide hizo su viaje hasta nuestra regi¨®n del espacio. La trayectoria excluye la posibilidad de que proceda de nuestro sistema solar. Es un visitante venido de otra estrella, una nave interestelar natural.
Eric Mamajek, director cient¨ªfico adjunto del Programa de Exploraci¨®n Exoplanetaria de la NASA, ha declarado que la velocidad de desplazamiento de A/2017 U1 en relaci¨®n con el centro de la galaxia permite pensar en un origen en las estrellas del grupo de ?psilon Eridani. Si su hogar era e-Eri, el objeto vino desde una distancia de tan solo 10,5 a?os luz, lo que equivale a un viaje de unos 120 millones de a?os dada su velocidad actual. Un mero abrir y cerrar de ojos en el tiempo.
A/2017 U1 es un visitante de otro mundo. Una pregunta queda abierta: ?Vendr¨¢n de tres en tres, como los visitantes de Arthur C. Clarke?
J.J. Kavelaars es investigador de Astronom¨ªa de la Universidad de Victoria.
Cl¨¢usula de divulgaci¨®n:J.J. Kavelaars recibe financiaci¨®n del Consejo Nacional de Investigaci¨®n y del Consejo de Investigaci¨®n de Ciencias Naturales e Ingenier¨ªa de Canad¨¢, adem¨¢s de la Fundaci¨®n Canadiense para la Innovaci¨®n y la Administraci¨®n Nacional de la Aeron¨¢utica y el Espacio de Estados Unidos (NASA).
Este art¨ªculo fue publicado originalmente en ingl¨¦s en la web The Conversation.
Traducci¨®n de News Clips.
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