?Es la maternidad tan maravillosa?
LA REVOLUCI?N se desat¨® en 2014 con el movimiento de las autodenominadas malas madres, mujeres que denunciaban, en ?clave de humor, la desigualdad en la crianza y el reparto de tareas dom¨¦sticas. Su objetivo no era extremadamente ambicioso. O s¨ª, ?depende c¨®mo se mire: encabezadas por la creativa de publicidad Laura Baena, tan solo quer¨ªan mostrar que ellas tambi¨¦n eran humanas y ten¨ªan aficiones, ?deseos y derecho a descansar.
La soci¨®loga israel¨ª Orna ?Donath, autora de Madres arrepentidas (Reservoir Books, 2016), agit¨® a¨²n m¨¢s la pol¨¦mica al afirmar que el instinto maternal no exist¨ªa y que muchas madres, aun queriendo a sus hijos, preferir¨ªan no haberlos tenido. Para esta investigadora, la maternidad no es ni necesaria ni indiscutiblemente maravillosa, y considera que la ilusi¨®n de que la mujer se realiza teniendo descendencia constituye una de las grandes trampas de la sociedad para mantener su eterna estructura machista. Al menos estas fueron sus conclusiones tras entrevistar a 23 mujeres de distintos pa¨ªses.
La periodista madrile?a Esther de la Rosa narra su vida como una madre separada que lucha por sobrevivir.
Y ahora Esther de la Rosa ¡ªguionista¡ª y Marga Casta?o ¡ªilustradora¡ª vuelven a la carga de una forma directa, honesta y cargada de humor: ¡°La maternidad no es la patra?a que os han contado¡±, anuncian. Y el mensaje llega como un dardo en el libro que acaban de publicar: Hardcore maternity (Lumen, 2017), un c¨®mic que causa furor y que cuenta con miles de seguidores desde que empezaran en junio de 2016 a publicar vi?etas cada jueves en la web de Hardcore maternity.
Episodio a episodio se narra la vida real de la periodista madrile?a Esther de la Rosa, una madre separada que lucha por sobrevivir. En las historias suele rodearse de dos madres m¨¢s, tambi¨¦n separadas, la dise?adora Yael Barnat¨¢n (hija de Elena Benarroch) y la artista chilena Manuela Viera-Gallo; as¨ª como dos amigas sin hijos, que representan la inocencia de la mujer soltera que idealiza la maternidad. Con ellas, brinda por Maria Montessori y Steve Jobs (al hilo de los ni?os que se quedan petrificados ante las pantallas de cualquiera de sus i-aparatos).
Cuando De la Rosa se divorci¨® ten¨ªa casi 40 a?os, un ni?o de seis y se dispon¨ªa a buscar trabajo en una de las ciudades m¨¢s competitivas y caras del mundo. Volvi¨® a fumar, se enfrent¨® a tres mudanzas y a su crisis existencial se sum¨® la presi¨®n de tener que ser una madre perfecta en la que su hijo pudiera apoyarse. El vino se convirti¨® en su mejor aliado. Las vi?etas surgieron como un ejercicio para re¨ªrse de s¨ª misma evitando caer en victimismos y, de paso, para alertar a sus amigas sin descendencia de ese lado oscuro de la maternidad del que nunca se habla. Cuando Marga Casta?o, tambi¨¦n madre, fundadora y directora creativa del estudio Aperitif, la visit¨® en Nueva York, Hardcore maternity tom¨® impulso.
Tanto los episodios semanales como el libro persiguen el mismo fin: desmitificar la maternidad rompiendo tab¨²es. En su realidad se agolpan Tinder, c¨®cteles y los encajes de bolillos para llegar a fin de mes, y brillan por su ausencia los consejos, las lecciones y las justificaciones. Las protagonistas dejan a sus hijos con sus respectivas babysitters para charlar delante de una copa de vino. ?Sentimiento de culpa? Ninguno.
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