Hu¨¦rfanos de ideas para abordar la inmigraci¨®n

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Hace ya 20 a?os, en 1997, vio la luz el Informe de balance y orientaci¨®n sobre la pol¨ªtica de codesarrollo vinculada a los flujos migratorios. En ¨¦l, su autor, el polit¨®logo Sami Na?r, por aquel entonces delegado interministerial del Gobierno franc¨¦s, propon¨ªa convertir la inmigraci¨®n en un vector de desarrollo compartido entre el Norte y el Sur.

Entre sus numerosos aportes, el Informe sirvi¨® para popularizar un t¨¦rmino hasta entonces muy poco conocido: codesarrollo. Entre otras cosas, el texto propon¨ªa la financiaci¨®n de peque?os proyectos de desarrollo local protagonizados por los propios inmigrantes en sus pa¨ªses de origen, y ven¨ªa a destacar que el ¨¦xito del desarrollo pasa en buena medida por la movilidad de las personas.

Criticado desde muy pronto por entender que el codesarrollo propon¨ªa en realidad un sistema de control de los flujos migratorios y que favorec¨ªa el retorno de los inmigrantes a sus pa¨ªses de origen, el Informe sirvi¨®, no obstante, para alumbrar un nuevo tratamiento pol¨ªtico de la cuesti¨®n migratoria en Europa. El Consejo de Tampere, celebrado en 1999, aline¨® a Europa en las tesis de Na?r al destacar la necesidad de adoptar un enfoque global de la migraci¨®n que abordase los problemas pol¨ªticos, de derechos humanos y de desarrollo de los pa¨ªses de origen, as¨ª como el fomento del codesarrollo.

Como resultado, un buen n¨²mero de Estados europeos pusieron en marcha pol¨ªticas y programas de codesarrollo dirigidos en buena medida a los pa¨ªses de los que proven¨ªa la inmigraci¨®n recibida: Francia, la pionera, ya lo hab¨ªa hecho firmando acuerdos de codesarrollo con Senegal, Mali o Mauritania. Espa?a, como alumna aventajada, se sum¨® a partir del 2000 con convenios y experiencias piloto en Senegal, Marruecos, Colombia y Ecuador. Otros pa¨ªses, como B¨¦lgica e Italia, tambi¨¦n apoyaron proyectos en distintos pa¨ªses africanos.

En aquel momento, cuando en Europa todav¨ªa se viv¨ªa una etapa de crecimiento, pero empezaba a disminuir la demanda de mano de obra extranjera, se apost¨® por experimentar nuevas f¨®rmulas de gesti¨®n de la inmigraci¨®n. Sin embargo, poco a poco el codesarrollo fue perdiendo espacio en las pol¨ªticas europeas y de sus Estados, a medida que se produc¨ªa una fatiga similar a la operada en el campo de la cooperaci¨®n para el desarrollo. Muchos de los programas no tuvieron el ¨¦xito esperado, fundamentalmente porque su recorrido fue demasiado corto para comprobar sus efectos, o porque se instrumentalizaron en base a otros intereses.

Las pol¨ªticas migratorias han ido alej¨¢ndose progresivamente de los focos de origen de la inmigraci¨®n

El resultado fue que la pol¨ªtica de codesarrollo, que podr¨ªa ser considerada como una pol¨ªtica de prevenci¨®n, se vio desplazada por pol¨ªticas de freno y disuasi¨®n, y, ya m¨¢s recientemente, claramente por pol¨ªticas de contenci¨®n. De modo que las pol¨ªticas migratorias han ido alej¨¢ndose progresivamente de los focos de origen de la inmigraci¨®n, hasta situarse en las mismas fronteras, obviando lo que incluso pueda ocurrir a escasos metros de las mismas.

El repliegue de Europa resulta innegable, y de lo que se trata ahora no es tanto de evitar las salidas desde los lugares de origen como de dificultar las entradas en territorio europeo, con un efecto parad¨®jico: las actuales pol¨ªticas dificultan las entradas de inmigrantes a Europa, pero tambi¨¦n la movilidad de los mismos necesaria para favorecer el desarrollo. Esta regresi¨®n en materia migratoria se ha producido en un contexto de retroceso econ¨®mico y debilitamiento pol¨ªtico del proyecto europeo, donde cada vez resulta m¨¢s dif¨ªcil articular iniciativas comunes y los intereses divergen crecientemente. Al mismo tiempo, el abandono de la pol¨ªtica de codesarrollo refleja el miedo a reconocer una responsabilidad compartida entre Estados de recepci¨®n y Estados de origen en la cuesti¨®n migratoria, traslad¨¢ndola a estos ¨²ltimos en exclusiva.

Vistas ahora las cosas, con la perspectiva de los 20 a?os transcurridos, habr¨ªa que preguntarse si el codesarrollo no fue una idea cuestionada demasiado pronto y desechada antes de hora, sin dar tiempo a que se extendiese m¨¢s y que se visibilizaran su resultados a m¨¢s largo plazo. El codesarrollo fue en su momento una apuesta audaz en la b¨²squeda de alternativas para abordar la inmigraci¨®n. Ahora, cuando m¨¢s lo necesitamos, cuando nuevos flujos de inmigrantes y refugiados llaman a nuestras puertas, parece que nos hemos quedado hu¨¦rfanos de ideas.

Joan Lacomba es investigador de las migraciones y profesor titular de Trabajo Social en la Universidad de Valencia.