La fant¨¢stica corte de Redonda

ES UNA mancha min¨²scula, casi imperceptible en los mapas de navegaci¨®n. El reino de Redonda se sit¨²a en una isla deshabitada en medio del Caribe. En 1865, fue adquirida por un mercader brit¨¢nico, que solicit¨® a la reina de Inglaterra, y consigui¨®, el t¨ªtulo de rey de Redonda. Su hijo adolescente, el futuro escritor Matthew Phipps Shiel, hered¨® la corona, y decidi¨® que el criterio de sucesi¨®n ser¨ªa literario, no filial. Al morir, la leg¨® al poeta John Gawsworth, un personaje que deambulaba por Todas las almas, de Javier Mar¨ªas. El escritor madrile?o termin¨® convirti¨¦ndose en heredero de este reino sin s¨²bditos en 1997. Y, ya coronado como Javier I de Redonda, empez¨® a otorgar t¨ªtulos nobiliarios a escritores, artistas y cineastas, de Umberto Eco a Alice Munro y de Francis Ford Coppola a Pedro Almod¨®var. El pintor Stephen Chambers (Londres, 1960) imagina qu¨¦ aspecto tendr¨ªa la corte de este reino surrealista, pero ver¨ªdico. El resultado se expone dentro del programa de la Bienal de Venecia. Un centenar de retratos pintados sobre paneles de madera conviven con un reciente tr¨ªptico aleg¨®rico ¡ªThe State of the Nation¡ª que el artista ide¨® en respuesta al Brexit. No hay que ser muy agudo para saber en cu¨¢l de esas dos monarqu¨ªas preferir¨ªa vivir.

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