Y con el instituto llega el botell¨®n. ?Qu¨¦ podemos hacer los padres?
Hace menos de una d¨¦cada eran beb¨¦s que no nos dejaban dormir y ahora pasan la noche en la calle
Es ley de vida, todo beb¨¦ ser¨¢ un ni?o primero y un adolescente despu¨¦s. A menudo los padres vivimos deseando que nuestros hijos crezcan para ver si vienen tiempos mejores: cuando son beb¨¦s no los disfrutamos porque criarlos es agotador, cuando son ni?os, porque nos atan, y cuando son adolescentes, creemos que por fin podremos recuperar la ya olvidada libertad de antes de ser pap¨¢s. A los 12 a?os ya est¨¢n en el instituto, y entonces la realidad de la adolescencia nos golpea en toda la cara.
Con el primer a?o de instituto, llega la primera fiesta de Halloween, la primera Nochevieja y las primeras fiestas de verano. Y para los pap¨¢s es la primera vez que tenemos que tomar la decisi¨®n de dejar salir a nuestro hijo o hija hasta tarde, a sabiendas de que van a tener acceso a alcohol. ?Qu¨¦ haces si tu hijo te pide salir y volver a casa ya de madrugada o al d¨ªa siguiente? Dif¨ªcil decisi¨®n, sobre todo cuando sabes que cada a?o en ¨¦pocas de fiestas, ni?os de 12 a?os beben hasta el coma et¨ªlico y algunos por desgracia mueren.
?De qui¨¦n es la culpa? ?Qui¨¦n ha fracasado aqu¨ª? ?Nos sentimos acaso culpables o fracasados? ?O lo hemos normalizado hasta el extremo de que ya no nos preocupa? ?Se puede culpabilizar solo a los padres? No me parece justo que se acuse ¨²nicamente a los progenitores. Personalmente creo que una vez m¨¢s, estamos ante un signo de desprotecci¨®n social de los m¨¢s j¨®venes. Se les ignora, a nadie les importa.
Lo realmente complicado cuando eres un adolescente y sales con los amigos es no beber, no fumar, no consumir drogas. ?O es que ya no nos acordamos? No era tan diferente en nuestra ¨¦poca. Est¨¢ tan aceptado que muchos padres permiten que sus hijos hagan botell¨®n para no excluirlos del grupo de amigos. Y as¨ª, se consiente, con el pretexto de ¡°es que los dem¨¢s lo hacen¡± y ¡°no lo voy a dejar marginado¡±. Lo absurdo del botell¨®n, una pr¨¢ctica con varias d¨¦cadas de existencia, es que el fin ¨²nico del mismo es beber cuanto m¨¢s mejor. Muchas veces se hace en el parking de una discoteca o en una plaza, para entrar muy puestos a la fiesta.
No s¨¦ cu¨¢ndo se ha normalizado, cu¨¢ndo se ha aceptado que no est¨¢ mal, pero aqu¨ª sigue a pesar de las prohibiciones. En Islandia, le¨ª hace poco, han cortado el problema de ra¨ªz. Dicen que los j¨®venes en Islandia ya no est¨¢n bebiendo en las calles: est¨¢n practicando deportes y tambi¨¦n en clubs de m¨²sica o danza. Parece que las extraescolares deportivas han sido la soluci¨®n, y tambi¨¦n la m¨²sica, el baile y el arte. Todas esas asignaturas desterradas o relegadas a ser ¡°mar¨ªas¡±, esas en las que muchos padres deciden educar a sus hijos en su tiempo libre, si los deberes y los ex¨¢menes lo permiten. De hecho, uno de los argumentos a favor de las extraescolares m¨¢s extendido entre los padres es precisamente el de desarrollar en sus hijos aficiones que les mantengan alejados de las drogas durante la adolescencia.
Las borracheras y los comas et¨ªlicos de los adolescentes de 12 o 13 a?os me pillaron de sopet¨®n. Hace menos de una d¨¦cada eran beb¨¦s que no dejaban dormir a sus padres, y ahora pasan la noche en la calle. Pero ?podemos dormir mejor los padres ahora teniendo a nuestros hijos fuera de casa? Qui¨¦n nos iba a decir que casi echar¨ªamos de menos los c¨®licos del lactante.
Y no solo toman alcohol. Otro tipo de vicios precoces les enganchan. Muchos ni?os de los primeros cursos de la ESO, con edades alrededor de los 13 a?os, consumen tabaco, y otros, bajo una falsa sensaci¨®n de inocuidad, fuman ¡°vapor¡±. Fumar un cigarillo electr¨®nico no es como tener un Tamagotchi por mascota, no es un cigarrillo virtual. Si no puedes tener mascota, puedes cuidar del Tamagotchi, vale, pero como el tabaco es malo ?voy a fumar vapor? ?Cu¨¢ndo nos hemos cre¨ªdo los padres que eso es inofensivo?
Pero mucho m¨¢s impactante para m¨ª ha sido saber que incluso ya fuman marihuana. Me surgen tantas preguntas, alrededor de todo esto: ?Qui¨¦n les vende todas estas sustancias a los adolescentes? ?C¨®mo se pueden conseguir tan f¨¢cilmente siendo menores de edad? La otra es ?de d¨®nde sacan dinero para comprarlas? Ese gasto no se lo puede uno permitir con la asignaci¨®n semanal que te dan tus padres. Y la ¨²ltima, ?no son nuestros adolescentes conscientes de lo peligroso que es para su salud consumir drogas? La respuesta es clara: evidentemente, no lo son.
Me embarga una sensaci¨®n de fracaso tremenda. No puedo evitar recordar algo que el psic¨®logo Rafael Guerrero comenta frecuentemente en sus charlas, y que muchos padres olvidamos o desconocemos: la importancia de las relaciones de apego seguro, de cubrir las necesidades emocionales de nuestros hijos, hasta que ese tanque, met¨¢fora que ¨¦l usa a menudo, de 200 litros de necesidades emocionales est¨¦ por encima del 60%. Sin una relaci¨®n de apego seguro creada y forjada desde la infancia, nuestros hijos cuando lleguen a adolescentes buscar¨¢n llenar el vac¨ªo emocional con drogas de cualquier tipo. No s¨¦ si esta es la receta infalible para evitar todos los riesgos en la adolescencia, pero s¨ª que me parece que puede ser muy importante. Nos hemos perdido su infancia, nos hemos cre¨ªdo que con pasar ratitos de calidad con ellos podr¨ªamos educarlos. Mentira. No se educa en media hora, no se educa sin estar en casa, as¨ª no se educa a un ni?o ni se generan v¨ªnculos fuertes y duraderos.
Para los seres humanos, como mam¨ªferos que somos, ser padres es algo natural, no necesitamos preparaci¨®n alguna para serlo, como s¨ª la necesitamos para dedicarnos profesionalmente a cualquier actividad. Pero como miembros de una sociedad, tenemos la responsabilidad de saber educar. ?Somos los padres conscientes de lo dif¨ªcil que es educar bien, en todo el amplio espectro de aspectos en los que hay que hacerlo, cuando decidimos tener un hijo? Y sobre todo, ?somos un modelo para nuestros hijos?
Y s¨ª, como bien dice la campa?a del Ministerio de Sanidad, todos pensamos que esto solo les ocurre a los hijos de los dem¨¢s, que los nuestros no lo hacen. Pero a veces, lo decimos con la boca peque?a porque la duda nos mata.
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