Tocada pero no hundida
La dificultad de Merkel para formar Gobierno proyecta un aire de precariedad sobre la UE
La euroeuforia suscitada al comienzo del oto?o por la cuarta victoria consecutiva de Merkel en Alemania y la contenci¨®n electoral de los populismos en Francia y Holanda, se ha esfumado con el ins¨®lito fracaso de la coalici¨®n de gobierno entre democristianos, liberales y verdes. Qu¨¦ poco duran las alegr¨ªas en la casa europea. La UE regresa al div¨¢n del psiquiatra y se multiplican las dudas sobre el esperado relanzamiento de Europa basado en el ¨ªmpetu de Macron y la estabilidad que garantizaba la europea indispensable, la canciller Merkel, y una Alemania l¨ªder del continente, capaz siempre hasta ahora de encontrar el equilibrio mediante s¨®lidas coaliciones entre democristianos y socialdem¨®cratas.
La UE entra en una zona de fuertes turbulencias en un momento delicado: el Brexit sin resolver; Putin empe?ado en su pol¨ªtica de provocar divisiones en el continente utilizando la ciberguerra; emergencia de las pasiones nacionalistas, las mismas que arrasaron Europa el pasado siglo; el desd¨¦n de Trump hacia el Viejo Continente y la retirada estrat¨¦gica de EE?UU. Merkel ha sido el dique que, mal que bien, ha contenido el oleaje de las crisis comunitarias. La ¨²nica l¨ªder capaz de entender y confrontar a Putin y de denunciar actitudes antidemocr¨¢ticas en pa¨ªses como Polonia o Hungr¨ªa. De poner en su sitio a Trump y advertir de que los tiempos en que pod¨ªamos descansar totalmente en EE?UU se han acabado.
Estamos ante la crisis de Merkel pero tambi¨¦n la crisis de Europa. El sistema pol¨ªtico ya no produce las s¨®lidas coaliciones de anta?o. Espa?a y las dos elecciones generales sucesivas para dar paso a un Rajoy en minor¨ªa ya lo advirtieron. Alemania lo sufre ahora. La fragmentaci¨®n partidaria y los nuevos populismos, que birlan a izquierda y derecha votos centristas, aprovechando la decepci¨®n provocada en amplias capas sociales por lo establecido. Pero no en grado suficiente todav¨ªa para gobernar.
Macron, el audaz presidente de Francia, no puede por s¨ª solo avanzar la necesaria renovaci¨®n de Europa; sin una Merkel fuerte al frente de Alemania, su relato hace aguas. Reformamos Francia porque eso dar¨¢ confianza a Alemania, que a su vez impulsar¨¢ a la UE. No funciona el reparto de cartas tradicional. Doce a?os en la canciller¨ªa reflejan el desgaste de la era Merkel, la correosa, digna, valiente, pero tambi¨¦n fundamentalista, austericida, obsesionada con la deuda y contener al m¨¢ximo el gasto p¨²blico. Qu¨¦ dif¨ªcil es saber retirarse a tiempo. El ¨¹ber pragmatismo de la canciller, hacer pol¨ªtica sin ideolog¨ªa, ha alcanzado sus l¨ªmites. El comp¨¢s de espera en Alemania ralentizar¨¢ la reforma de la uni¨®n monetaria y de la uni¨®n fiscal y pol¨ªtica m¨¢s profunda.
Merkel est¨¢ tocada, pero no hundida. Gobierna en funciones y tiene tres opciones: encabezar un Gobierno minoritario, algo in¨¦dito en Alemania a nivel federal, la menos probable, aunque permitir¨ªa un reset pol¨ªtico; recomponer una nueva Gran Coalici¨®n con la socialdemocracia ?sin Schulz?, recalentando un plato ya cocinado; o convocar nuevas elecciones.
fgbasterra@gmail.com
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