Odio fuera de la pantalla

Recientemente hemos podido leer las insidiosas amenazas y los comentarios llenos de odio vertidos en un chat por varios miembros de la Polic¨ªa Municipal de Madrid. La indignaci¨®n ante estas palabras se repite en las redes sociales, en las tertulias y en los bares. Y no es para menos. Las personas que velan por la seguridad de la ciudadan¨ªa de Madrid deber¨ªan defender valores como el respeto, la justicia y los derechos humanos. Si no es as¨ª, ?qu¨¦ es entonces lo que defienden? ?Ante qu¨¦ nos defienden?

Desgraciadamente esta violencia (verbal) no nos pilla por sorpresa. Llueve sobre mojado. Los lateros y manteros que tratan de subsistir en las calles de la capital llevan meses sufriendo agresiones verbales y f¨ªsicas por parte de algunos agentes. Estas declaraciones quiz¨¢ sean una exclusiva medi¨¢tica, pero el odio ya patrullaba por las calles, e iba acompa?ado de un soberbio sentimiento de impunidad.

Desde el a?o pasado los colectivos de Lavapi¨¦s venimos recogiendo en asambleas, una semana s¨ª y otra tambi¨¦n, testimonios de compa?eros que tienen que enfrentarse a la violencia de la Polic¨ªa Municipal. Y lo que es m¨¢s, hay miembros del Ayuntamiento que estaban informados de ello. Los colectivos nos hemos reunido reiteradamente con el concejal de seguridad y su equipo. Ante la falta de soluciones, en septiembre nos instaron a acudir al Defensor del Pueblo. Parece que los chats desvelados han provocado que se aceleren algunos procedimientos...

Aqu¨ª es conveniente explicar un hecho, que aunque sea real no resulta tan obvio para mucha gente. Los manteros y lateros no son ciudadanos de pleno derecho. Los ¡°sin papeles¡± pueden denunciar, s¨ª, pero hay mucho miedo. P¨®ngase en la situaci¨®n por un momento: se trata de denunciar, sin papeles o con el temor de no renovarlos, nada m¨¢s y nada menos que a la Polic¨ªa. Abrir un proceso penal y al d¨ªa siguiente volver a la calle a vender, con esos agentes tratando de detenerte. En definitiva, las agresiones amedrentan, hay miedo. Un miedo humano, demasiado humano, quiz¨¢. El temor sirve para que la violencia quede invisibilizada, recluida al ¨¢mbito, casi, privado. Por no hablar de la varita m¨¢gica que es la ¡°ley mordaza¡±, que otorga un amplio poder de discrecionalidad a los miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado.

Otra noticia reciente sobre este cuerpo de seguridad es la dimisi¨®n, el pasado 6 de noviembre, del portavoz de Colectivo Profesional de Polic¨ªa Municipal de Madrid (CPPM), Juli¨¢n Leal, tras conocerse su participaci¨®n en una protesta de un grupo ultraderechista.

Hay gente que defiende a los actuales polic¨ªas alegando que sus actuaciones se corresponden al ¨¢mbito privado. Ante ese torpe enfoque liberal, nos preguntamos: cuando las personas que tienen que ejercer la ¡°violencia leg¨ªtima del Estado¡± ejercen una violencia claramente ileg¨ªtima, ?d¨®nde nos quedamos? ?C¨®mo debe reaccionar la ciudadan¨ªa? Lo que reclamamos es justicia, simple y llanamente.

David Flores es vecino de Madrid e integrante de la Red Interlavapi¨¦s.?