Aire

Estamos rodeados. Desde la Feria del Libro de Guadalajara, interesarme por lo que pasa en Espa?a cada d¨ªa me da m¨¢s miedo, m¨¢s verg¨¹enza, m¨¢s pereza. Cruzo los dedos antes de mirar las noticias en el m¨®vil, y sin embargo, desde la lejan¨ªa, aprecio la intensificaci¨®n del rasgo m¨¢s perverso del proceso. Mientras los tibios se desgastan y los bienintencionados cosechan ataques de todos los sectores, los culpables siguen ganando. El PP jam¨¢s habr¨ªa podido so?ar una coyuntura tan favorable como la que le han regalado los m¨ªtines televisados de Puigdemont, la prisi¨®n de Junqueras, las asambleas de la CUP. Cuando empezamos a o¨ªr hablar de la G¨¹rtel, los ciudadanos tampoco habr¨ªamos podido creer que la implicaci¨®n de un partido pol¨ªtico en un esc¨¢ndalo de semejantes dimensiones pudiera pasar desapercibida, pero eso es lo que est¨¢ ocurriendo. La tesorera del PP, procesada por el caso de los ordenadores de B¨¢rcenas y en libertad provisional, no ser¨¢ expulsada porque no es un cargo p¨²blico, alegan los portavoces de su partido, tras considerar que los triunfos electorales posteriores a los hechos extinguen cualquier responsabilidad pol¨ªtica. As¨ª de f¨¢cil. Ahora, Espa?a es lo que importa, y Espa?a, por lo visto, es cuesti¨®n de banderas. El bienestar, los derechos y el futuro de los espa?oles es otra cosa, mucho menos importante, por lo visto, aunque no m¨¢s que los intereses de los catalanes para esos l¨ªderes tan flexibles que van y vienen entre la verdad y la apariencia, la DUI simb¨®lica y la mayor¨ªa social, la ilegitimidad de unas elecciones y el programa con el que van a intentar ganarlas. As¨ª que, se mire por donde se mire, estamos rodeados. Los cercos se alimentan entre s¨ª, y a los sitiados cada d¨ªa nos falta m¨¢s el aire.