Trump pone fin a 70 a?os de diplomacia norteamericana en Oriente Pr¨®ximo
Los editoriales de la prensa internacional critican la decisi¨®n del presidente de EE UU de reconocer Jerusal¨¦n como capital de Israel

No han sido pocas las voces que desde la comunidad internacional han pedido al presidente de EE UU, Donald Trump, que no cumpliera con su promesa de reconocer a Jerusal¨¦n como capital de Israel y trasladar la embajada norteamericana de Tel Aviv a la ciudad santa. Voces que Trump decidi¨® ignorar el pasado mi¨¦rcoles y que hoy condenan, en su gran mayor¨ªa, una decisi¨®n que no solo pone en riesgo la paz entre Israel y Palestina sino que tambi¨¦n refuerza las tensiones en Oriente Pr¨®ximo como lo demuestran las amenazas del Ham¨¢s de llevar a cabo una tercera intifada.
En Jerusal¨¦n, donde confluyen los lugares sagrados de las tres grandes religiones, cristaliza la lucha entre palestinos e israel¨ªes por el control de la ciudad desde hace m¨¢s de 60 a?os. A pesar de la anexi¨®n por Israel en 1967 de la parte ¨¢rabe de la ciudad (Jerusal¨¦n Este), los acuerdos de Oslo de 1993 obligaban a incluir las negociaciones sobre el futuro de Jerusal¨¦n dentro de los acuerdos de paz. La posici¨®n de Trump sobre Jerusal¨¦n ¡ªen parte debida a su voluntad de satisfacer a sus votantes evang¨¦licos¡ª aniquila las esperanzas, ya comprometidas, de solucionar el conflicto y desmantela el sistema de relaciones internacionales que prevalec¨ªa hasta ahora.
?Realmente desea Trump la paz?, se preguntaba The New York Times en un editorial previo a la intervenci¨®n del presidente de EE UU. Trump, cr¨ªtico con la gesti¨®n del conflicto por sus antecesores, quiere privilegiar otra estrategia, apunta el diario, pero lo que est¨¢ consiguiendo es comprometer la posibilidad de un acuerdo de paz. Su decisi¨®n cuestiona la honestidad y la imparcialidad de la diplomacia de EE UU adem¨¢s de generar nuevas tensiones en la regi¨®n, e incluso violencia. ¡°Trump se jacta de ser un buen negociador pero ?d¨®nde se ha visto que un buen negociador haga concesiones antes de que empiecen las negociaciones?¡±, ironiza el diario que considera que el ¡°gran ganador¡± es el primer ministro israel¨ª Benjam¨ªn Netanyahu, cuyo Gobierno de ¡°l¨ªnea dura¡± no ha demostrado tener un serio inter¨¦s en conseguir la paz o al menos no con una soluci¨®n a ¡°dos Estados¡± que tendr¨ªa el apoyo palestino.
Los beneficios que obtendr¨ªa Netanyahu no parecen tan claros para algunos editorialistas de la prensa israel¨ª. Al no mencionar la cuesti¨®n del futuro de Jerusal¨¦n Este, Trump no hizo m¨¢s que reconocer la ciudad santa como capital de las zonas israel¨ªes de la ciudad, opina David Horovitz en The Times of Israel, que recuerda que ¡°incluso los rusos reconocieron Jerusal¨¦n como capital de Israel¡±. Las declaraciones de Trump no excluyen ningunas de las exigencias del presidente palestino Mahmud Abbas, deplora el director de la publicaci¨®n digital. Por su parte, el periodista Hemi Shalev, del diario israel¨ª de izquierda Ha?Aretz, percibe la decisi¨®n del magnate como ¡°un regalo envenenado¡± a Netanyahu y a Israel. Seg¨²n Shalev, la decisi¨®n de Trump ¡°sabotea cualquiera iniciativa de paz¡± adem¨¢s de favorecer la propaganda iran¨ª y desatar una oleada de violencia que desestabilizar¨¢ a la autoridad palestina. ¡°Y eso, tendr¨¢ un precio en t¨¦rminos de vidas humanas¡±, se?ala.
The Financial Times califica la decisi¨®n de Donald Trump de reconocer Jerusal¨¦n como capital de Israel de ¡°provocaci¨®n in¨²til¡± y de ¡°acto de vandalismo diplom¨¢tico¡±. Lo m¨¢s absurdo, seg¨²n el diario brit¨¢nico, es que esa decisi¨®n no beneficiar¨¢ a nadie, ni al mismo Trump. ¡°El presidente de EE UU ha conseguido unir a todos contra ¨¦l, incluso a sus aliados m¨¢s cercanos en la regi¨®n, provocar la indignaci¨®n de los musulmanes, reforzar el extremismo y desacreditar (una vez m¨¢s) a EE UU ante el mundo¡±, estima la publicaci¨®n. Cuesta entender las motivaciones de Trump, recalca FT, ya que pone en riesgo el futuro de su relaci¨®n con Arabia Saud¨ª, su aliado m¨¢s cercano en la regi¨®n y con el pr¨ªncipe heredero Mohamed Bin Salman. Trump parece olvidar que el rey saud¨ª es el autodenominado l¨ªder del islam sun¨ª y que la mezquita de Al-Aqsa en Jerusal¨¦n est¨¢ considerada como el tercer sito m¨¢s sagrado del islam, despu¨¦s de La Meca y de Medina. Nunca m¨¢s EE UU aparecer¨¢ como un intermediario honesto en el conflicto palestino-israel¨ª, concluye el diario. ¡°El estatus de Jerusal¨¦n siempre ha sido una bomba de relojer¨ªa y Trump acaba de activarla¡±.
¡°El anuncio de Donald Trump sobre Jerusal¨¦n es sencillamente una violaci¨®n de la diplomacia como modo de solucionar los conflictos¡± escribe Le Monde en su editorial, que subraya el aislamiento de un presidente que se neg¨® en escuchar las s¨²plicas de sus hom¨®logos e incluso del papa Francisco. Seg¨²n el diario franc¨¦s, al ¡°desmantelar¡± el sistema de relaciones internacionales que los mismos norteamericanos impulsaron despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial, Trump toma el riesgo de reforzar las tensiones y de provocar ¡°nuevas violencias en una regi¨®n al borde de la explosi¨®n¡±.
La pol¨ªtica exterior del magnate solo responde a dos obsesiones, analiza el diario: romper con sus predecesores y satisfacer a su electorado, y en particular ¡°los cristianos evangelistas y los lobbies proisrael¨ªes¡±. Le Monde concluye su editorial recordando la lista de los compromisos internacionales que ha rechazado Trump desde su elecci¨®n el pasado noviembre ¡ªentre los cuales figuran el Tratado de Libre Comercio (TTIP), los acuerdos de Par¨ªs sobre el cambio clim¨¢tico, los acuerdos nucleares con Ir¨¢n o su salida de la Unesco¡ª y advierte: ¡°Esta lista es suficientemente larga para que los aliados de EE UU tomen conciencia de que el mundo ha entrado en una nueva era¡±.
La declaraci¨®n de Donald Trump ¡°pone fin a 70 a?os de tradici¨®n diplom¨¢tica americana y crea una fractura no solamente con el mundo ¨¢rabe, sino tambi¨¦n con la comunidad internacional¡±, escribe Federico Rampini, corresponsal en Nueva York de La Repubblica. Rampini analiza la postura de Trump como una nueva maniobra del multimillonario para aparecer como la figura del ¡°antipol¨ªtico¡± que critica ¡°el ¡°conformismo del establishment diplom¨¢tico¡±. Cuando Trump tilda de ¡°hip¨®critas¡± a sus antecesores por como gestionaron el conflicto entre Israel y Palestina, ¡°finge no conocer el papel fundamental que tiene esa ciudad¡±, recalca.
El periodista recuerda que desde que EE UU reconoci¨® al Estado de Israel en 1956, la posici¨®n norteamericana ha ido evolucionando, pasando de ser equidistante a plenamente proisrael¨ª bajo el mandato del expresidente evangelista George Bush hijo. Desde entonces, el fundamentalismo cristiano ha cimentado ¡°la identidad cultural¡± sobre la que se sustenta la alianza de EE UU con Israel. Con esa pol¨ªtica, Trump se ha asegurado el apoyo de la franja m¨¢s conservadora de la comunidad hebraica norteamericana, que si bien no es mayoritaria, fue ¡°muy generosa¡± durante la campa?a electoral. Una campa?a que tambi¨¦n fue marcada por la visita del primer ministro israel¨ª Benjamin Netanyahu al candidato Trump en septiembre 2016. ¡°Ahora toca a Trump pagar sus deudas¡±, concluye.
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