Juan Carlos I: ¡°El mar es la libertad¡±

Encajonado en el puesto de gobierno del ¨²ltimo prototipo de la saga Brib¨®n, su estatura de metro con noventa enfundada en pantalones y chaqueta impermeables de color gris con el n¨²mero de vela ESP-16 y el nombre del barco grabados en la pechera, el rostro cubierto con grandes gafas de sol y la gorra burdeos que lleva como amuleto en las regatas, Juan Carlos I, Rey em¨¦rito de Espa?a, mantiene el rumbo de ce?ida a la rueda con la mano derecha mientras se?ala con la izquierda la r¨ªa de Pontevedra a su paso por Sanxenxo. ¡°El mar es la libertad", dice.

Faltan pocos minutos para la salida de la ¨²ltima prueba del circuito espa?ol de la clase seis metros (6mR). Una competici¨®n que re¨²ne entre marzo y noviembre en estas aguas gallegas resguardadas del oc¨¦ano Atl¨¢ntico a las tripulaciones de ocho joyas de la navegaci¨®n a vela. A la una de la tarde, bajo un cielo cubierto de nubes y con el graznido de gaviotas de fondo, los veleros en liza, algunos de ellos construidos en la primera mitad del siglo XX, dibujan con sus maniobras escenas evocadoras de las pinturas coste?as de Edward Hopper. El Brib¨®n ci?e contra una suave brisa a pocos nudos de velocidad. A bordo, la min¨²scula ba?era central de la nave est¨¢ ocupada por gran parte de la tripulaci¨®n de ¨¦lite recientemente proclamada campeona mundial de la clase 6mR cl¨¢sica en Canad¨¢: el Rey em¨¦rito, al tim¨®n; Pedro Campos, a la t¨¢ctica y burdas; Jane Abascal, al control de la vela mayor; Roi ?lvarez, al trimado de G¨¦nova y spinnaker, y Alberto Viejo, a la proa. La voz de Pedro Campos, de 67 a?os, uno de los regatistas m¨¢s laureados del mundo, rompe ocasionalmente el silencio. ¡°Majestad, unos grados a estribor¡±. El Monarca corrige el rumbo. Vigila de reojo la evoluci¨®n de los rivales en torno a la l¨ªnea de salida. Y antes de que todos los contrincantes empiecen a luchar por la mejor posici¨®n, explica al poliz¨®n infiltrado: ¡°La navegaci¨®n a vela es un conjunto de sensaciones. Para m¨ª est¨¢ asociada a practicarla con amigos. Es un deporte sano que fomenta la competici¨®n. La competici¨®n siempre ha sido lo que m¨¢s me ha gustado. Siempre he sido muy competitivo. En el deporte y en la vida¡±.

¡°Lo que m¨¢s me gusta es competir. Siempre he sido muy competitivo. En el deporte y en la vida¡±

Suele decir a menudo que ¨¦l es regatista, y su padre, Juan de Borb¨®n y Battenberg, el navegante junto a quien aprendi¨® a hacerse a la mar. ¡°Mi padre era un hombre adusto y tierno a la vez, como muchas veces son los marinos¡±, le cont¨® a Jos¨¦ Luis de Vilallonga durante la elaboraci¨®n de un libro sobre conversaciones con Juan Carlos I. Muchos de los que navegaron con don Juan, conde de Barcelona, recuerdan su vozarr¨®n a bordo y los grandes tatuajes de dragones en sendos antebrazos, uno indio y otro chino, como huella de las singladuras a principios de los a?os treinta del pasado siglo. Una pasi¨®n, la del mar, que el conde de Barcelona hered¨® a su vez de su padre: el rey Alfonso XIII lleg¨® a capitanear 27 naves e impuls¨® la vela en el norte de Espa?a a principios del siglo XX, como desgrana Luis Tour¨®n Figueroa en su reciente libro Los barcos de Alfonso XIII. La vela es un asunto de familia que el Rey em¨¦rito tambi¨¦n se preocup¨® de inculcar desde muy pronto a su descendencia. Las infantas han competido en regatas de alto nivel y su hijo, el rey Felipe, gan¨® dos campeonatos de Espa?a en la clase Soling antes de convertirse en abanderado de los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona 92.

Juan Carlos I est¨¢ hoy retirado de sus obligaciones como monarca, pero sus tripulantes le siguen llamando ¡°El Jefe¡±. Todos mantienen la complicidad durante las estrecheces de las singladuras, pero jam¨¢s rebajan el tratamiento de ¡°se?or¡±. En tierra, donde las sonoras carcajadas del Rey em¨¦rito retumban en el espig¨®n del puerto deportivo de Sanxenxo, bromean todo el tiempo rememorando la navegaci¨®n del d¨ªa e incontables aventuras marineras. Su regreso a la competici¨®n n¨¢utica ha transformado por completo el car¨¢cter taciturno que marc¨® su ¨¦poca previa a la abdicaci¨®n. Ha de ejercitarse a conciencia para practicar hoy este deporte sin dejar de atender a sus cuidados m¨¦dicos, pero en el entorno m¨¢s cercano insisten en su renovado br¨ªo gracias al mar. Don Juan Carlos siempre lleva a bordo una mochila de donde lo mismo sale su tel¨¦fono m¨®vil que una rutilante navaja multiusos Leatherman que un buen d¨ªa regala al proel Alberto Viejo por si surge cualquier contratiempo ah¨ª fuera. ?l promueve el ambiente propio de un grupo de amigos. As¨ª lo sienten los avezados marinos que est¨¢n a su lado. Pero para ellos siempre seguir¨¢ siendo ¡°El Jefe¡±.

Como tal ha ejercido durante 38 a?os al frente de la Casa Real. Tras su nacimiento en Roma en 1938 y el arranque de su infancia en el exilio de Estoril, lleg¨® a Espa?a con 10 a?os. Curs¨® sus estudios de bachiller y realiz¨® la instrucci¨®n militar en todas las academias antes de casarse con Sof¨ªa de Grecia. Juntos ocuparon el palacio de la Zarzuela, antiguo pabell¨®n de caza de los Borbones a las afueras de la capital espa?ola. Desde all¨ª, reinvent¨® un reinado. Y lo consolid¨® tras la muerte del dictador Francisco Franco, quien le hab¨ªa nombrado sucesor a t¨ªtulo de Rey pasando por encima del orden din¨¢stico correspondiente a su padre, el conde de Barcelona. Ejerci¨® de patr¨®n de la transici¨®n espa?ola. Restaur¨® la democracia tras cuatro decenios de dictadura promoviendo mediante la Ley para la Reforma Pol¨ªtica las primeras elecciones generales, unos comicios de los que el pasado junio se cumplieron 40 a?os. En 2018 se cumplir¨¢n otros 40 de la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n Espa?ola, que impuls¨® mediante el consenso de las principales fuerzas parlamentarias. Su papel frente al golpe de Estado perpetrado en el Congreso de los Diputados el 23 de febrero de 1981 lo consolid¨® como Rey de todos los espa?oles y se convirti¨® en el gran hito de su trayectoria. Una intervenci¨®n sobre la que se ha trazado una analog¨ªa con el discurso televisado que su hijo y heredero del trono, Felipe VI, pronunci¨® el pasado 3 de octubre ante el desaf¨ªo independentista de Catalu?a exigiendo el restablecimiento del orden constitucional.

El Rey em¨¦rito permanece al tanto de la actualidad. Al margen de la responsabilidad institucional, escruta cada nuevo acontecimiento en torno a las diversas crisis de Estado y, c¨®mo no, Catalu?a. En sus c¨ªrculos m¨¢s cercanos, alude a sus dotes negociadoras, puestas en pr¨¢ctica durante momentos cruciales de la Transici¨®n, recalcando la importancia de dicha cualidad para la resoluci¨®n de conflictos. M¨¢s centrado hoy en fijar el rumbo para la ¨²ltima regata de la temporada, y ante cualquier tentativa de interpelaci¨®n al respecto, aclara: ¡°Algo que tambi¨¦n sucede cuando estamos navegando es que aqu¨ª no entra la pol¨ªtica. Por supuesto, la sigo de cerca. Es algo que va dentro de uno¡±. Cumplida su misi¨®n como jefe del Estado, Juan Carlos I mantiene la capitan¨ªa en el mar. El eje de su nueva vida. Ahora tiene tiempo para dedic¨¢rselo a una actividad que, con diversos picos de intensidad, ha sido una constante en su biograf¨ªa. Est¨¢ convencido de seguir prestando un servicio a Espa?a en el campo de regatas. Ha convertido el impulso a este deporte en compromiso personal. Y lo ha integrado como parte de su inmediato legado.

¡°Cuando navegamos, aqu¨ª no entra la pol¨ªtica. Por supuesto, la sigo de cerca. Es algo que va con uno¡±

El pr¨®ximo 5 de enero cumplir¨¢ 80 a?os. Durante todo este tiempo, ha llevado el mar en la sangre. Ech¨® los dientes a bordo del Saltillo, un yate que don Juan de Borb¨®n tuvo amarrado en Estoril durante el exilio. Con casco de acero de 26 metros de eslora y 5 de manga, era propiedad del abogado Pedro Gal¨ªndez. La figura de Gal¨ªndez encontrar¨ªa decenios m¨¢s tarde un paralelismo con Jos¨¦ Cus¨ª, armador de la flota de 18 Bribones que ha patroneado Juan Carlos I. El conde de Barcelona registr¨® tambi¨¦n en el Club N¨¢utico de Portugal el peque?o velero Sirimiri, un Tumlaren que regal¨® a su hijo para que se adiestrase en su gobernanza con apenas 10 a?os. Gracias a la financiaci¨®n de un grupo de mon¨¢rquicos se dise?¨® en Dinamarca el primer Giralda, bautizado en honor a uno de los veleros de Alfonso XIII y a la villa de la familia real en Estoril. El segundo Giralda, un motovelero, fue el barco de don Juan hasta el fin de sus d¨ªas.

La pasi¨®n heredada de su padre llev¨® al entonces pr¨ªncipe de Asturias a pedir permiso a Franco para participar en los Juegos Ol¨ªmpicos de M¨²nich 72. Con la venia, se decidi¨® como asunto de Estado que la clase id¨®nea para participar ser¨ªa Drag¨®n, una modalidad de vela ligera en la que su cu?ado Constantino fue medallista ol¨ªmpico en Roma 1960. El Pr¨ªncipe llev¨® el tim¨®n del prototipo Fortuna con Gonzalo Fern¨¢ndez de C¨®rdoba, duque de Ari¨®n, y F¨¦lix Gancedo como tripulantes. No lograron medalla en M¨²nich. Don Juan Carlos siempre guard¨® aquella espina. No se la quit¨® hasta ganar el pasado septiembre su primer campeonato mundial en Vancouver (Canad¨¢) junto a los hombres que forman parte de su tripulaci¨®n actual. ¡°Volver me ha hecho comprobar que, si uno quiere, uno puede¡±, dice hoy a bordo junto a sus camaradas. ¡°He necesitado mucha preparaci¨®n. Tengo que entrenar y hacer mucho ejercicio antes de subirme al barco. Regresar no ha sido f¨¢cil. Pero ha merecido la pena¡±.

¡°Tengo que entrenar y hacer mucho ejercicio. Volver no ha sido f¨¢cil, pero ha merecido la pena¡±

Su entrenador para la cita ol¨ªmpica de 1972 fue Ib Andersen, un veterano dan¨¦s que tambi¨¦n sigue formando parte de su c¨ªrculo ¨ªntimo. Le ha acompa?ado en la reciente aventura del mundial de Vancouver y contin¨²a escrutando la evoluci¨®n del Rey em¨¦rito. ¡°Su Majestad regateaba desde principios de los a?os sesenta¡±, recuerda Andersen. ¡°Para los Juegos de M¨²nich 72 entrenamos en Francia y en el norte de Europa. Fue el inicio de su carrera internacional en este deporte. Luego vinieron los a?os de vela de crucero y la colaboraci¨®n con Jos¨¦ Cus¨ª como armador. M¨¢s adelante se curti¨® en la clase TP52, la m¨¢s competitiva del mundo. Tras el par¨®n de unos a?os, el regreso del Rey al mar supone para ¨¦l una nueva experiencia. Conoce sus limitaciones f¨ªsicas y ha sabido hacer equipo. La clase 6mR es perfecta para este momento de su vida. Su problema de equilibrio lo acusa menos en este tipo de barcos. Actualmente no hay quien le pare, y no solo por haber ganado el mundial de Vancouver. Yo destacar¨ªa de Su Majestad la concentraci¨®n al tim¨®n y saber escuchar lo que se le dice, algo que observo desde los a?os setenta. Pero lo que m¨¢s admiro de ¨¦l es su capacidad para crear un buen grupo a su alrededor. Es el mejor ejemplo que ha dado como regatista, pero tambi¨¦n como Rey: la capacidad de hacer equipo¡±.

Aquella cita ol¨ªmpica tambi¨¦n supuso el comienzo de su amistad con el barcelon¨¦s Jos¨¦ Cus¨ª. ¡°Un fiel servidor¡±, como a ¨¦l mismo le gusta denominarse. Camarada y armador de su leyenda n¨¢utica. El mar sell¨® su amistad para siempre en el Real Club N¨¢utico de Barcelona, donde tuvieron lugar parte de los entrenamientos previos a los Juegos Ol¨ªmpicos de 1972. Tras la cita de M¨²nich, Cus¨ª y el entrenador Ib Andersen se aliaron con el regatista dan¨¦s Paul Elvstr?m para traer a la Pen¨ªnsula un par de gemelos de nueve metros de eslora. Uno de ellos, botado en 1973, fue bautizado como Brib¨®n. As¨ª lo recuerda Cus¨ª en el prolijo libro El Rey y el mar (RBA), de Ignacio G¨®mez-Zarzuela Ros: ¡°Me gustaba Brib¨®n porque es un nombre espa?ol, muy sagaz y muy de competici¨®n. Es p¨ªcaro, pero no ladr¨®n¡­ Lo cierto es que ha tra¨ªdo mucha cola¡±. El segundo prototipo de la dinast¨ªa no tard¨® en llegar bajo encargo de Cus¨ª. Juan Carlos I se convirti¨® en su patr¨®n en 1976. Y as¨ª arranc¨® la saga m¨¢s exitosa de la vela espa?ola, que sigue viva hasta nuestros d¨ªas con ambos protagonistas a la cabeza.

El a?o 1993 supuso un punto de inflexi¨®n para esta flota. Tambi¨¦n signific¨® el estrechamiento de los lazos entre don Juan Carlos y otro de los hombres que permanece fiel a su lado y se ha convertido en gran instigador de su regreso al mar: Pedro Campos Calvo-Sotelo, sobrino del expresidente del Gobierno Leopoldo Calvo-Sotelo y nieto de Jos¨¦ Calvo Sotelo, diputado mon¨¢rquico asesinado en v¨ªsperas de la Guerra Civil. Ilustre regatista de ¨¦lite. Impulsor y patr¨®n del Desaf¨ªo Espa?ol para la Copa del Am¨¦rica 1992, que tuvo al Brib¨®n VIII como banco de pruebas para el prototipo que finalmente compiti¨® en Estados Unidos. Al a?o siguiente, el mismo Brib¨®n VIII patroneado por Juan Carlos I se alz¨® con la Copa del Rey en Palma de Mallorca. Fue la primera vez que la gan¨® junto a Pedro Campos. Para el recuerdo queda la foto que cop¨® las primeras p¨¢ginas de los diarios. En ella aparecen los tripulantes, con Campos a la cabeza, lanzando al agua al Rey en la piscina del Club N¨¢utico de Palma. En el nuevo milenio, Campos fue clave en los ¨¦xitos de la alianza entre don Juan Carlos y Jos¨¦ Cus¨ª. Juntos dieron forma al proyecto del Brib¨®n XI, m¨¢s conocido como El porta?aviones. Con ¨¦l conquistaron la Sardinia Cup, campeonato del mundo por naciones, antes de dar paso a la nueva era de los modelos TP52, en los que patr¨®n, armador y t¨¢ctico compitieron hasta la retirada forzosa del Rey.

El par¨®n se fragu¨® a principios de esta d¨¦cada. Varias operaciones quir¨²rgicas obligaron a don Juan Carlos a abandonar las competiciones n¨¢uticas. Una retirada que coincidi¨® con el principio del fin de su reinado. A partir de 2012, con Espa?a sumida en la debacle econ¨®mica, los sondeos de opini¨®n comenzaron a mostrar desapego hacia la Corona. A la onda expansiva del caso N¨®os ¡ªy el consiguiente procesamiento de su yerno, I?aki Urdangarin, y de su esposa, la infanta Cristina, finalmente absuelta¡ª se uni¨® la fractura de cadera que Juan Carlos I sufri¨® durante una cacer¨ªa de elefantes en Botsuana en la primavera de 2012, mientras Bruselas decid¨ªa si intervenir Espa?a por la grav¨ªsima situaci¨®n econ¨®mica. El 18 de abril, el Rey pidi¨® disculpas p¨²blicamente. Dos a?os m¨¢s tarde, abdic¨® en su hijo, Felipe de Borb¨®n.

Pocas semanas despu¨¦s de anunciar su abdicaci¨®n el 2 de junio de 2014, Pedro Campos reuni¨® en su casa a las afueras de Madrid a una nutrida selecci¨®n de los regatistas que hab¨ªan luchado en el agua junto a Juan Carlos I para celebrar un almuerzo en su honor. El Rey em¨¦rito dijo a Campos nada m¨¢s llegar: ¡°Prom¨¦teme que t¨² y yo volveremos a navegar juntos¡±. El aludido lo prometi¨®. Y cumpli¨® su palabra. El regreso comenz¨® a fraguarse aquel mismo verano. Por entonces, hac¨ªa dos a?os que Mauricio S¨¢nchez-Bella, piloto de aviaci¨®n y gran amigo de Campos, hab¨ªa comprado el Acacia, una joya sueca de la clase 6mR construida en 1929 y restaurada en 2009 en los astilleros vigueses Lagos. Un d¨ªa, navegando con S¨¢nchez-Bella en este Stradivarius del mar, a Pedro Campos, presidente del Real Club N¨¢utico de Sanxenxo donde el Acacia ten¨ªa y sigue teniendo su base, se le encendi¨® la bombilla. ¡°Es un prototipo donde el patr¨®n va en popa bien protegido y en el que resulta dif¨ªcil hacerse da?o, vas casi metido en el agua¡±. En el oto?o de 2014, Campos coment¨® al Rey em¨¦rito que un amigo suyo ten¨ªa un barco en el que podr¨ªa volver a competir. En el verano de 2015, todo estaba listo para su regreso. ¡°El Rey es un deportista¡±, dice hoy Mauricio S¨¢nchez-Bella. ¡°No viene a pasearse¡±. Con el recuerdo de sus a?os en el Drag¨®n Fortuna, compiti¨® al tim¨®n del Acacia en las regatas de septiembre que organiza el N¨¢utico de Sanxenxo. Pedro Campos se hizo cargo de la t¨¢ctica junto a varios de sus tripulantes de confianza. El equipo gan¨®. Y Juan Carlos I se qued¨® prendado. Muy pronto manifest¨® su deseo de fortalecer esta flota en aguas espa?olas.

Jos¨¦ Cus¨ª, el eterno armador, tard¨® poco en comprar el Ian, gemelo del Acacia, tras localizarlo en Finlandia. Estos barcos cl¨¢sicos de la clase 6mR rondan los 60.000 euros en el mercado secundario. Pero el Ian no fue el elegido para seguir la senda de Bribones. Tal honor recay¨® en el sueco Gallant, dise?ado en 1947 por Arvid Laurin. Pas¨® a llamarse Brib¨®n Gallant Movistar, la nave con la que Juan Carlos I se ha proclamado campe¨®n del mundo a los 79 a?os. ¡°Comprobamos con ¨¦l que no solo pod¨ªa navegar sino tambi¨¦n competir¡±, dice Pedro Campos. ¡°Despu¨¦s de tanto tiempo en dique seco, ¨¦l cre¨ªa que no volver¨ªa. Pero lo hizo¡±. As¨ª lo recuerda el Rey em¨¦rito: ¡°A ra¨ªz de las operaciones, tuve muchas dificultades que complicaban volver a competir. Hace dos a?os, me invitaron a probar el Acacia de Mauricio S¨¢nchez-Bella. Y dijimos: ¡®Esto es lo que necesitamos¡¯. Durante la recuperaci¨®n de todas las operaciones, esperaba poder volver a navegar alg¨²n d¨ªa. Y cuando me puse bueno, a?os despu¨¦s de dejar de regatear, volvimos al mar¡±.

En cuesti¨®n de meses surgi¨® una nueva armada espa?ola de la clase 6mR concentrada a lo largo de 2016 en el N¨¢utico de Sanxenxo. Aqu¨ª ha nacido este circuito nacional de 6mR al que se han sumado armadores dispuestos a batirse con ejemplares cl¨¢sicos y modernos. Entre ellos, los banqueros Juan Carlos Escotet y Francisco Botas con el A¨ªda; C¨¦sar Elizaga, director ejecutivo del Desaf¨ªo Mapfre y actual propietario del Ian; Peter Dubens, due?o de la veler¨ªa North Sails, con el Alibab¨¢; el ejecutivo Jos¨¦ Luis Angoso, con el Caprice; Eugenio Gald¨®n, fundador de Ono y armador del Maybe; Alicia Freire, arquitecta y armadora del Titia, y Violeta ?lvarez, empresaria y armadora del Erika. Juntos han dado forma a la flota de un grupo de amigos entre los que abundan expertos marinos. Y no todo qued¨® en Sanxenxo.

Hace un a?o, Jos¨¦ ?lvarez, empresario de origen venezolano afincado en Londres, encarg¨® la construcci¨®n de un nuevo 6mR. El prestigioso ingeniero naval Juan Kouyoumdjian, art¨ªfice de varios modelos ganadores de la Volvo Ocean Race, dise?¨® el prototipo. Y el ferrolano Javier Cela supervis¨® su construcci¨®n en los astilleros Garrido. El pasado mayo, durante la botadura, el armador anunci¨® que Juan Carlos I ser¨ªa el patr¨®n de este nuevo Brib¨®n. Pedro Campos y sus hombres desarrollaron la evoluci¨®n del dise?o en el agua con la vista puesta en el mundial de Vancouver del pasado septiembre, pero los ajustes necesarios no llegaron a tiempo. El equipo envi¨® a Canad¨¢ el a?ejo Brib¨®n Gallant de 1947 para participar en la categor¨ªa de cl¨¢sicos. Y con la complicidad del t¨¢ctico local Ross McDonald, esta misma tripulaci¨®n que hoy culmina la temporada 2017 del circuito nacional de 6mR en Sanxenxo se convirti¨® en campeona del mundo tras ocho jornadas y m¨²ltiples avatares. Entre ellos, encallar en un banco de arena llamado, parad¨®jicamente, Spanish Bank y un tajo de ocho cent¨ªmetros en la mano izquierda sufrido por I?aki Casta?er al cortar con la derecha la vela spinnaker que qued¨® atrapada bajo la quilla en una maniobra. Entre los titanes a los que han batido en Vancouver estaba Dennis Conner, ganador de cuatro ediciones de la Copa del Am¨¦rica, y el cinco veces medallista ol¨ªmpico Torben Grael.

¡°Volver a regatear, m¨¢s all¨¢ de ganar el mundial en Vancouver, supone sentirme otra vez parte de un equipo¡±

¡°Volver a regatear, m¨¢s all¨¢ de ganar el mundial en Vancouver, supone sentirme otra vez parte de un equipo¡±, dice el Rey em¨¦rito. ¡°Este es un equipo formado por un grupo de amigos. La navegaci¨®n siempre ha sido una pasi¨®n a la que hoy puedo dedicarle m¨¢s tiempo. Y soy el patr¨®n de este barco, pero tambi¨¦n formo parte de un equipo. Para ganar el mundial todos los miembros del Brib¨®n hemos puesto nuestro granito de arena. Desde los Juegos Ol¨ªmpicos de M¨²nich 72, en los que no consegu¨ª medalla, siempre tuve en la cabeza que no hab¨ªa que dejar de intentar ganar un campeonato mundial¡±.

La frente prominente ha dejado paso a un cabello fino y plateado en las sienes. La mirada vidriosa guarda cierto aire de melancol¨ªa. El apret¨®n de manos es firme y c¨®mplice con los hombres del mar. Cuando embarca, deja en tierra el bast¨®n negro de fibra de carbono con el que apoya su mano derecha al caminar. Su nueva Arcadia es Sanxenxo, 17.500 habitantes, al borde de la r¨ªa de Pontevedra. Durante las regatas, un fin de semana al mes, aparece a media ma?ana en la sede del Club N¨¢utico para compartir con las tripulaciones el brief previo a la competici¨®n. ¡°Est¨¢ llegando El Jefe¡±, se escucha por los pasillos del club cuando se aproxima un BMW X5 seguido de cerca por los escoltas de la Casa Real que conduce Pedro Campos con el Rey em¨¦rito a su lado. Juntos han puesto a Sanxenxo en el mapa. Han impulsado en el puerto deportivo Juan Carlos I este deporte entre los m¨¢s j¨®venes. Y la creaci¨®n del Centro Nacional de Vela Adaptada. Y la reciente presentaci¨®n del sexto barco de la Vuelta al Mundo del Team Campos. Entre los pr¨®ximos retos, traer el Europeo de la clase 6mR y quiz¨¢ alg¨²n d¨ªa el mundial. ¡°Sanxenxo le ha dado vida al Rey¡±, dicen sus ¨ªntimos. ¡°Y ¨¦l ha dado vida a Sanxenxo¡±. Aqu¨ª suele alojarse en casa de Pedro Campos. Aqu¨ª convive con un c¨ªrculo reservado con el que comparte las delicias de la gastronom¨ªa local y la pasi¨®n que m¨¢s le ha acompa?ado a lo largo de su vida.

Nadie aventura hasta cu¨¢ndo seguir¨¢ foment¨¢ndola. ?l tampoco vislumbra ese momento antes de enfilar la salida de la ¨²ltima regata de la temporada, que culminar¨¢ como vencedor el Alibab¨¢ de Peter Dubens. Las velas, bien cazadas. Todo el mundo a sus puestos. A la rueda del nuevo Brib¨®n, Juan Carlos I mete la mano derecha en el agua y dice: ¡°En estos veleros de la clase 6mR sientes el mar, vas pr¨¢cticamente debajo del agua. Y aqu¨ª, en Sanxenxo, podemos salir siempre entre marzo y noviembre. Las r¨ªas gallegas son un para¨ªso para los 6mR, protegidas de las olas pero siempre con viento. A estos barcos no les va bien el mar abierto. Echo de menos la bah¨ªa de Palma, han sido muchos a?os compitiendo en los TP 52. Pero ya no puedo ir en ellos. Quiz¨¢ los modelos en los que m¨¢s he disfrutado han sido los Drag¨®n, los cruceros y, ¨²ltimamente, los 6mR: no son muy r¨¢pidos, como mucho alcanzan seis o siete nudos; y son seguros. Hombre¡­, se puede hundir el barco, pero no es lo habitual¡±.

Su nuevo trono est¨¢ aqu¨ª, en este Brib¨®n de ¨²ltima generaci¨®n. Adem¨¢s de los avances de su dise?o, tiene rueda de tim¨®n y un ergon¨®mico puesto de mando, con forma de ¡°u¡± y respaldo de piel acolchado. ¡°El mecano¡±, lo llama el patr¨®n. Operado de ambas caderas, necesita ayuda para embarcar. ¡°Una vez a bordo, me quedo encajonado¡±, dice entre risas. ¡°De aqu¨ª no me sacan¡±.