Final de subasta

El peor escenario para el independentismo es el que dibuja la encuesta que hoy publicamos. Pilar Rahola, periodista de cabecera del proc¨¦s, lo cont¨® ayer en su columna diaria de La Vanguardia: si JxCat y ERC no tienen mayor¨ªa absoluta, C's es el primer partido, y el parlamento se instala en la inestabilidad, el art¨ªculo 155 habr¨¢ recibido un doble aval (uno por la victoria del partido antinacionalista por excelencia y otro por la derrota del independentismo). Ser¨¢ la muerte pelona del proc¨¦s y se abre ¡°un magro horizonte para los presos catalanes¡±.

Aunque es ante todo un desastre para el independentismo, sus efectos van m¨¢s all¨¢. Una Catalu?a sin gobierno significa dos cosas, ambas malas: que las urnas no dan una se?al de normalizaci¨®n, de forma que no regresan las empresas y las inversiones, no se restablece el di¨¢logo y la convivencia y no se puede volver todav¨ªa a gobernar, despu¨¦s de cinco a?os vac¨ªos; y que el 155 no tan solo sigue vigente, sino que ser¨¢ objeto de controversia sobre una eventual aplicaci¨®n m¨¢s severa y m¨¢s larga.

La encuesta no permite ni siquiera atisbar una mayor¨ªa capaz de buscar una cierta estabilidad y el regreso a la normalidad estatutaria y constitucional. La m¨¢s coherente, la suma constitucionalista (PSC, C's y PP), queda corta con sus 62 diputados. Una improbable suma de izquierdas, que exigir¨ªa rectificaciones dr¨¢sticas (ERC, CeC-Podem y PSC), no da m¨¢s que 64 diputados. Y una suma imposible de sumandos incompatibles (CeC-Podem, PSC y C's) tambi¨¦n quedar¨ªa corta con 67 diputados. Solo habr¨ªa investidura con los votos o la abstenci¨®n de una cuarta fuerza, todav¨ªa m¨¢s incompatible en los tres casos.

En los d¨ªas que restan todav¨ªa caben movimientos y acontecimientos que perturben las tendencias, pero ya no hay duda de que Catalu?a se dirige a un cambio de ¨¦poca, aunque no sabemos si va a culminar ahora o en una segunda cita electoral.

El dibujo de una alternativa al nacionalismo est¨¢ cada vez m¨¢s perfilado. El nacionalismo est¨¢ dividido por una pugna hist¨®rica interna por la hegemon¨ªa entre ERC y lo que queda de Converg¨¨ncia, que culmina justo cuando se produce el asalto exterior para desalojarlo de la hegemon¨ªa pol¨ªtica. Ambos partidos vienen de una larga subasta por demostrar qui¨¦n es m¨¢s nacionalista, Y cuando la subasta toca a su fin, se da un curioso intercambio de papeles entre un Puigdemont huido, radicalizado y pr¨®ximo a la CUP, que exige la presidencia para derogar el 155, y un Junqueras encarcelado y pragm¨¢tico, atento cada vez m¨¢s a la centralidad pol¨ªtica, que sue?a en obtener al fin la presidencia en las elecciones convocadas gracias al 155.