Una mujer al tim¨®n de la ciencia
Rosa Men¨¦ndez, la primera mujer al frente del CSIC, hereda un instituto lastrado por los recortes, la p¨¦rdida de talento y la desigualdad de g¨¦nero
A la decimonovena va la vencida. Tras haber experimentado 18 presidentes del g¨¦nero var¨®n el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), el gran organismo p¨²blico de investigaci¨®n en Espa?a, tendr¨¢ por fin una mujer al frente. Como puedes leer en Materia, Rosa Men¨¦ndez ha tomado esta semana posesi¨®n como primera presidenta del CSIC. El Consejo que se encuentra esta doctora en qu¨ªmica no est¨¢ en la mejor forma posible ¨C1.800 trabajadores perdidos desde 2011, una media de 55 a?os entre los que quedan, un r¨¦gimen de supervivencia que le ha evitado la quiebra al precio de dejarlo exang¨¹e¡ª y Men¨¦ndez va a tener un mont¨®n de problemas graves que abordar. Pero uno de los m¨¢s graves es la discriminaci¨®n por sexo. Y, siendo una mujer, es el ¨²ltimo del que se podr¨¢ olvidar.
Un nombramiento es solo eso, un nombramiento. En los peri¨®dicos antiguos se pon¨ªan en una columna de breves en p¨¢gina par, como forma acreditada de garantizar que nadie los leyera. Pero hay resultados emp¨ªricos muy recientes que demuestran que la mera presencia de una mujer en la jefatura de un laboratorio, o a la cabeza de un grupo de investigaci¨®n, acarrea un menor n¨²mero de sesgos machistas en la selecci¨®n de las muestras o el tratamiento de los datos. Que haya mujeres arriba dificulta los sesgos de g¨¦nero abajo. No es un deseo, sino un resultado emp¨ªrico, y nada il¨®gico por otra parte.
Men¨¦ndez es especialista en nuevos materiales ¨Ccomo el grafeno¡ª y energ¨ªa, dos ¨¢reas esenciales para la ciencia y la econom¨ªa que por s¨ª mismas justificar¨ªan tenerla al tim¨®n del gran instituto p¨²blico de investigaci¨®n. A juzgar por sus primeras declaraciones, es muy consciente del otro gran problema que tiene por delante: convencer a los ministros de Hacienda y Econom¨ªa de que recortar en investigaci¨®n es cercenar el futuro de un pa¨ªs; de que no hay salida verdadera de la crisis sin la ciencia, el desarrollo y la innovaci¨®n, a menos que queramos caer otra vez en la burbuja del ladrillo y el pelotazo; de que no tiene sentido formar a j¨®venes cient¨ªficos para luego regal¨¢rselos a los dem¨¢s pa¨ªses, nuestros acreedores tecnol¨®gicos.
De que Unamuno se equivoc¨® con el ¡°que inventen ellos¡±. Y de que estamos en el siglo XXI, donde vale m¨¢s un conocimiento que una tarjeta negra. Suerte.
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