La ciencia y la anticiencia hoy en d¨ªa en Estados Unidos
El reconocido escritor y ge¨®grafo Jared Diamond plantea en este art¨ªculo si la Administraci¨®n Trump conseguir¨¢ destruir "los puntos fuertes de Estados Unidos, basados en la ciencia y en las pruebas"
![El presidente estadounidense, Donald Trump, ayer en la Casa Blanca.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/Y4IX42DDA3ZCDXVQK4FZVRJOPY.jpg?auth=44836ff55e69435845837395d666a96ca32b463810414b524c0ddfe8c5fa4830&width=414)
El Gobierno estadounidense de Donald Trump orden¨® recientemente al Centro para el Control de Enfermedades que eliminase de todas las solicitudes de financiaci¨®n una lista de palabras que antes se consideraban moralmente correctas, pero cuyo uso se va a prohibir ahora. Esta lista ha suscitado protestas y causado sorpresa, no solo porque la orden del Gobierno supone una censura antidemocr¨¢tica del lenguaje, sino tambi¨¦n porque entre las palabras se incluyen algunas fundamentales para el control de enfermedades, la democracia estadounidense y los valores republicanos conservadores.
?Cu¨¢les son esas palabras feas? Entre ellas est¨¢ ¡°vulnerable¡±, pero la labor del Centro para el Control de Enfermedades del Gobierno es, c¨®mo no, identificar esas enfermedades ante las que los estadounidenses son especialmente vulnerables. Otra palabra malsonante es ¡°diversidad¡±, pero un control de enfermedades eficaz exige reconocer que las personas son diversas en sus vulnerabilidades m¨¦dicas. Por ejemplo, las mujeres, pero no los hombres, son vulnerables al c¨¢ncer de ovarios; los ancianos, pero no los ni?os, son vulnerables a la enfermedad del Alzheimer; y los estadounidenses de tez clara son m¨¢s vulnerables al c¨¢ncer de piel que los estadounidenses de tez oscura.
Otra palabra que se va a prohibir es ¡°derecho¡±. Pero la famosa segunda frase de la Declaraci¨®n de Independencia estadounidense respecto a Gran Breta?a presentada en 1776 justificaba la declaraci¨®n afirmando: ¡°Sostenemos que estas verdades son evidentes en s¨ª mismas, que todos los hombres son creados iguales; que han sido dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables... que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los Gobiernos¡±. Es decir, nuestra naci¨®n se fund¨® sobre la base de que se tienen derechos y de que la principal funci¨®n del Gobierno estadounidense es garantizar esos derechos.
La raz¨®n por la que la esperanza de vida media estadounidense (incluso la de los senadores y congresistas republicanos) es de aproximadamente 80 a?os, en vez de 50 a?os como hace dos siglos, es que las pruebas cient¨ªficas han demostrado hechos que hoy son aceptados, como que el agua contaminada causa enfermedades concretas y que los antibi¨®ticos espec¨ªficos curan enfermedades espec¨ªficas
Otras palabras inapropiadas son ¡°basado en las pruebas¡± y ¡°basado en la ciencia¡±. Pero las pruebas y la ciencia son la base de la medicina moderna. La raz¨®n por la que la esperanza de vida media estadounidense (incluso la de los senadores y congresistas republicanos) es de aproximadamente 80 a?os, en vez de 50 a?os como hace dos siglos, es que las pruebas cient¨ªficas han demostrado hechos que hoy son aceptados, como que el agua contaminada causa enfermedades concretas y que los antibi¨®ticos espec¨ªficos curan enfermedades espec¨ªficas.
La prohibici¨®n de la palabra ¡°feto¡± resulta particularmente ir¨®nica. Los republicanos conservadores partidarios del Gobierno de Trump muestran una especial preocupaci¨®n por los fetos, cuyas vidas se tienen que preservar independientemente de su viabilidad, aunque a esos mismos pol¨ªticos dejen de interesarles los fetos una vez que han nacido y empiezan a reclamar fondos del Gobierno para financiar la educaci¨®n p¨²blica, los seguros sanitarios y otras necesidades de la vida posfetal.
Estas prohibiciones de palabras por parte del Gobierno resultar¨ªan absurdas en cualquier pa¨ªs. Aunque a uno no le sorprender¨ªa que las propusiesen las autoridades de un peque?o pueblo de alg¨²n pa¨ªs pobre y lejano con bajos niveles de alfabetizaci¨®n, uno espera lo contrario del Gobierno central de los Estados Unidos de Am¨¦rica. Estados Unidos es el l¨ªder mundial en ciencia, tecnolog¨ªa y medicina. Su producci¨®n cient¨ªfica supera la de todo el resto del mundo junto. La mayor¨ªa de las principales instituciones de ense?anza superior y de las industrias tecnol¨®gicamente innovadoras son estadounidenses. La ciencia y la tecnolog¨ªa son las principales razones por las que Estados Unidos es el pa¨ªs m¨¢s poderoso del mundo desde hace por lo menos 70 a?os.
Por lo tanto, Estados Unidos es el ¨²ltimo pa¨ªs del mundo en el que uno esperar¨ªa ver las actitudes contrarias a la ciencia del Gobierno de Trump. ?C¨®mo se puede explicar esta evidente paradoja? Deja perplejos a muchos estadounidenses, y at¨®nitos a mis amigos europeos.
En la historia estadounidense, nuestra supremac¨ªa cient¨ªfica ha coexistido con una antigua y ampliamente extendida desconfianza en la ciencia, y de manera m¨¢s general, en la raz¨®n
De hecho, en la historia estadounidense, nuestra supremac¨ªa cient¨ªfica ha coexistido con una antigua y ampliamente extendida desconfianza en la ciencia, y de manera m¨¢s general, en la raz¨®n. Entre los innumerables ejemplos que existen, se cita con frecuencia el juicio de Scopes de 1925, en el que un maestro que ense?aba biolog¨ªa evolutiva en un colegio de Tennessee fue procesado y condenado por infringir una ley del estado de Tennessee - aprobada en 1925 y que no se derog¨® hasta 1967- que prohib¨ªa la ense?anza de la evoluci¨®n. Las restricciones sobre la ense?anza de la evoluci¨®n siguen estando muy extendidas en los colegios estadounidenses hoy en d¨ªa. Pero la evoluci¨®n es el principal hecho distintivo de la biolog¨ªa: no se puede ense?ar biolog¨ªa sin entender la evoluci¨®n, como tampoco se puede ense?ar qu¨ªmica o f¨ªsica sin entender las mol¨¦culas o los ¨¢tomos, respectivamente.
Se ha hablado mucho, sin llegar a un acuerdo, de la causa de esta paradoja estadounidense. Voy a mencionar ahora dos factores que han contribuido a ella y que me parecen mucho m¨¢s predominantes en Estados Unidos que en otras democracias ricas. Pero reconozco que puede haber otros factores que hayan contribuido a que se d¨¦ esta paradoja aparte de estos dos.
Uno de los dos factores es que Estados Unidos no fue fundado solo como una democracia normal, sino como una democracia extrema. Mientras que los pa¨ªses europeos occidentales se consideran pol¨ªticamente democr¨¢ticos, Gran Breta?a, Italia y otras democracias europeas occidentales han sido, de hecho, mucho m¨¢s antidemocr¨¢ticas desde un punto de vista social y ha existido en ellas una mayor divisi¨®n de clases que en Estados Unidos. Nuestra Declaraci¨®n de Independencia empez¨® con la afirmaci¨®n de la igualdad; la igualdad de oportunidades es desde hace tiempo uno de los principales ideales estadounidenses; y la inmigraci¨®n hacia Estados Unidos desde Europa priv¨® en gran medida a los inmigrantes de sus ventajas heredadas y les oblig¨® a empezar de nuevo en unas condiciones m¨¢s pr¨®ximas a la igualdad.
Esa noble creencia en la igualdad de oportunidades choca con la crueldad de la desigualdad de capacidad. Algunas personas est¨¢n realmente m¨¢s capacitadas que otras en determinados ¨¢mbitos, como el baloncesto o la ciencia. Y eso ha provocado la sempiterna desconfianza de los estadounidenses en los expertos en general, y en los cient¨ªficos en particular.
Lo cierto es que muchos hechos cient¨ªficos b¨¢sicos contradicen la ingenua evidencia de nuestros sentidos. Por ejemplo, nuestros sentidos nos dicen que los seres humanos son exclusivamente humanos, mientras que los simios y los gusanos y todo lo dem¨¢s son animales: pero los bi¨®logos han hallado ahora innumerables pruebas de que los seres humanos evolucionaron no hace mucho a partir de sus antepasados simios. Nuestros ojos nos dicen que la Tierra es plana, y que el Sol gira alrededor de la Tierra: pero los astr¨®nomos han hallado innumerables pruebas de que la Tierra es redonda y de que la Tierra gira alrededor del Sol.
Hoy en d¨ªa, los estadounidenses pol¨ªticamente conservadores muestran expl¨ªcitamente su desconfianza hacia la ciencia y su rechazo hacia los expertos, y apelan a la sabidur¨ªa del hombre normal y corriente en la toma de decisiones. Esa declarada admiraci¨®n por el hombre normal y corriente es pura palabrer¨ªa. Ir¨®nicamente, la suerte del hombre estadounidense de a pie empeora constantemente desde hace dos d¨¦cadas, y la actual revisi¨®n del c¨®digo fiscal llevada a cabo por los republicanos beneficia sobre todo a los superricos. El l¨ªder de Corea del Norte, a quien no le importa ayudar a sus cient¨ªficos a dise?ar cohetes y bombas basados en la mejor ciencia moderna, tambi¨¦n comparte esa desconfianza del Gobierno estadounidense hacia los expertos cient¨ªficos.
Hoy en d¨ªa, los estadounidenses pol¨ªticamente conservadores muestran expl¨ªcitamente su desconfianza hacia la ciencia y su rechazo hacia los expertos, y apelan a la sabidur¨ªa del hombre normal y corriente en la toma de decisiones. Esa declarada admiraci¨®n por el hombre normal y corriente es pura palabrer¨ªa
El otro factor que pienso que ha contribuido a crear la parad¨®jica desconfianza estadounidense en la ciencia y la raz¨®n es el papel de las religiones fundamentalistas en Estados Unidos. En la ¨¦poca en la que se fund¨® el pa¨ªs hace siglos, los pa¨ªses europeos que se convirtieron en nuestras principales fuentes de inmigrantes ten¨ªan religiones apoyadas por sus Gobiernos y practicadas por la mayor¨ªa de los ciudadanos: por ejemplo, la religi¨®n cat¨®lica en Italia y Espa?a, la Iglesia de Inglaterra, y las religiones estatales luteranas en los pa¨ªses escandinavos. Muchos inmigrantes de Europa vinieron a EE UU concretamente para escapar de esas religiones estatales y se dedicaron a fundar muchas religiones nuevas, como el mormonismo, los Testigos de Jehov¨¢, los Adventistas del S¨¦ptimo D¨ªa, diversos grupos baptistas y otras.
Esas nuevas religiones estadounidenses no surgieron de las nuevas pruebas cient¨ªficas sobre Dios, sino que, por el contrario, sol¨ªan surgir como un flagrante desaf¨ªo a la evidencia. Por ejemplo, las principales ense?anzas de la muy popular Iglesia Mormona se basan en la creencia de que Moroni, un ser glorificado resucitado, se apareci¨® ante un chico adolescente llamado Joseph Smith en el oeste del estado de Nueva York el 21 de septiembre de 1823; con el tiempo, le ense?¨® unos platos de oro enterrados con unos grabados en el ¡°idioma egipcio reformado¡±, que explicaban que los indios americanos eran descendientes de los hebreos que navegaron hasta Norteam¨¦rica por el Oc¨¦ano Pac¨ªfico; y revel¨® a Joseph Smith c¨®mo traducir esos textos egipcios al ingl¨¦s, como un libro de la Biblia llamado el Libro de Morm¨®n. La ¨²nica prueba que respalda ese relato es la palabra del propio Joseph Smith, y de 11 testigos que juraron haber visto los platos grabados de Smith que parec¨ªan de oro. En cambio, hay muchas pruebas que respaldan la opini¨®n no mormona predominante de que Joseph Smith escribi¨® ¨¦l mismo el Libro de Morm¨®n, inspir¨¢ndose en leyendas de los indios americanos locales.
Evidentemente, el sistema de creencias del mormonismo y de otras religiones fundamentalistas estadounidenses choca con el punto de vista cient¨ªfico basado en las pruebas. Pero las religiones fundamentalistas estadounidenses engloban a muchos estadounidenses, cuya influencia pol¨ªtica resulta muy desproporcionada en comparaci¨®n con su n¨²mero de practicantes, porque est¨¢n muy motivados y bien organizados y se hacen o¨ªr pol¨ªticamente. Por tanto, las religiones fundamentalistas estadounidenses son otra fuerza poderosa en Estados Unidos que se opone a la ciencia, a la raz¨®n y a los expertos en general, y a la biolog¨ªa evolutiva en particular.
Estas son, por tanto, dos de las razones que explican por qu¨¦ Estados Unidos, el l¨ªder mundial en ciencia, tiene parad¨®jicamente un Gobierno que es el l¨ªder mundial en la oposici¨®n a la ciencia. ?C¨®mo acabar¨¢ todo esto?
No lo s¨¦, pero quiero mencionar el hecho evidente de que el resultado depender¨¢ de la libertad de elecci¨®n de los votantes estadounidenses en las pr¨®ximas elecciones de 2018 y 2020, y de los esfuerzos que se est¨¢n realizando en muchos niveles del Gobierno estadounidense para impedir que los votantes estadounidenses ejerzan su libertad de elecci¨®n. La situaci¨®n actual de Estados Unidos me recuerda un dicho de los antiguos griegos: ¡°A quien un dios quiere destruir, antes lo enloquece¡±. La gran pregunta sin resolver en la pol¨ªtica estadounidense ahora mismo es si los que ser¨¢n destruidos en las pr¨®ximas elecciones estadounidenses ser¨¢n solo los conservadores que ahora dominan el Partido Republicano estadounidense y, por tanto, se producir¨¢ un regreso nacional a la cordura pol¨ªtica; o si, por el contrario, lo que se destruir¨¢ ser¨¢n los puntos fuertes de Estados Unidos basados en la ciencia y en las pruebas. La respuesta a esa pregunta se espera con mucho inter¨¦s, no solo por parte de los propios estadounidenses, sino tambi¨¦n por parte de los l¨ªderes de China, Rusia, Corea del Norte y nuestros otros rivales.
Jared Diamond es catedr¨¢tico de Geograf¨ªa en la Universidad de California en Los ?ngeles. Algunos de sus libros m¨¢s vendidos son Armas, g¨¦rmenes y acero; Colapso; El tercer chimpanc¨¦; y El Mundo hasta ayer.
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Traducci¨®n de NewsClips
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