#Youthquake
Ahora, como en Mayo del 68, el realismo de los j¨®venes consiste en no aceptar lo dado como lo ¨²nico posible
La recurrente moda de describir el a?o con una palabra nos trae la propuesta del Diccionario de Oxford, una especie de mejunje verbal que se traduce m¨¢s o menos como ¡°terremoto juvenil¡±. No es casual su procedencia, pues las elecciones brit¨¢nicas confirmaron la profunda fractura generacional que caracteriza la pol¨ªtica actual. Lo curioso es que se vuelva a una expresi¨®n creada en 1967 para referirse a aquella cultura juvenil en plena efervescencia. Un a?o despu¨¦s, como si de un t¨¦rmino prof¨¦tico se tratara, lleg¨® 1968 con su emblem¨¢tico Mayo: la revuelta desvergonzada de una generaci¨®n que supo combinar la protesta pol¨ªtica con el puro placer por la vida.
?Por qu¨¦ evocar en el a?o en ciernes el esp¨ªritu de nuestra c¨¦lebre sacudida juvenil, m¨¢s all¨¢ de que en 2018 se celebren los 50 a?os de su implosi¨®n? Entonces, como ahora, se esperaba ¡°algo¡±, aunque las condiciones de fondo sean bien distintas. Europa hab¨ªa acelerado su crecimiento econ¨®mico de posguerra, mientras nuestra actual impaciencia proviene de la indignaci¨®n provocada por la crisis financiera mundial y las consecuencias del reciente decenio de austeridad. Tampoco hay un horizonte ut¨®pico al que mirar, quiz¨¢s porque, como se?ala Judt, lo realmente novedoso es nuestra incapacidad para imaginar alternativas. Sin embargo, el estallido ut¨®pico de los sesentayochistas y la fascinante ¨¦pica de sus esl¨®ganes fue m¨¢s arrogante que efectivo; despu¨¦s de todo, no supieron c¨®mo ¡°arreglar el mundo¡±.
Aquellos que protagonizaron las algaradas callejeras se instalaron en los puestos de poder, e incluso algunos fueron los art¨ªfices de la revoluci¨®n conservadora de los a?os ochenta. Desde entonces no ha existido ning¨²n relevo generacional profundo, y quiz¨¢s es esto lo que hoy se espera: un nuevo youthquake. Entonces, como ahora, la mirada y los sentimientos de los nuevos j¨®venes supieron identificar las limitaciones del sistema. Y aunque con menos ¨¦pica antiautoritaria, hoy vuelven a poner en jaque ¡ªtecnolog¨ªa en mano¡ª a formas arraigadas de autoridad como los sistemas de representaci¨®n tradicionales, los medios de comunicaci¨®n o los partidos pol¨ªticos convencionales. Tambi¨¦n ahora su realismo consiste en no aceptar lo dado como lo ¨²nico posible. @MariamMartinezB
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.