El holocausto de nuestros d¨ªas
Es incomprensible que los medios de comunicaci¨®n occidentales no denuncien m¨¢s y con mayor rigor el genocidio rohingya
?Se imaginan que el genocidio que se cometi¨® contra los jud¨ªos durante la Segunda Guerra Mundial se repitiera? Muchos dir¨¦is que es imposible que algo as¨ª vuelva a suceder porque, primero, el proyecto de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas habr¨ªa fracasado y, segundo, ning¨²n pa¨ªs tolerar¨ªa otra vez tal terrible suceso. Aunque entre los lectores imagino que tambi¨¦n habr¨¢ alguien que no creer¨¢ ciegamente en este mundo y en los pol¨ªticos que lo gestionan.
Pues, se?oras y se?ores, otro genocidio est¨¢ pasando delante de nuestras narices. A unos cuantos miles de kil¨®metros y cruzando varios mares existe un pa¨ªs que se llama Myanmar, lo que antes conoc¨ªamos como Birmania. ?No saben que est¨¢ ocurriendo? El ej¨¦rcito nacional, con el apoyo de movimiento budista y otros grupos nacionalistas, est¨¢ llevando a cabo la limpieza ¨¦tnica de los rohingya.
Los rohingya son una comunidad musulmana que resid¨ªa en Birmania desde el siglo VIII y que fue ampli¨¢ndose en n¨²mero por su importaci¨®n como mano de obra a manos del Imperio brit¨¢nico. Adem¨¢s de la religi¨®n, se caracterizan por hablar el rohingya, una mezcla de ¨¢rabe, urdu y birmano. Ellos se consideran ind¨ªgenas de Birmania, mientras que el Gobierno los ve como extranjeros invasores. Les han convertido en un pueblo sin pa¨ªs. Les han usurpado la nacionalidad y la tierra donde nacieron.
?Qu¨¦ est¨¢ pasando?
Los rohingya viven una situaci¨®n extrema desde hace d¨¦cadas. La Ley de Nacionalidad de 1982 neg¨® la ciudadan¨ªa a este grupo ¨¦tnico e incluso se rechaz¨® llamarlos grupo ¨¦tnico. Esta ley de odio trajo unas consecuencias terribles para la comunidad, priv¨¢ndola de los accesos a los derechos m¨¢s b¨¢sicos como la sanidad, educaci¨®n, trabajo, matrimonio¡ Y al censo electoral, posiblemente la ¨²nica forma que tendr¨ªan para hacer presi¨®n pol¨ªtica. Oficialmente, el discurso del Estado es que son personas de nacionalidad bengal¨ª pese a haber vivido y nacido en su territorio. En resumidas cuentas, para el Estado de Myanmar esta comunidad no existe ni tiene el derecho a existir. ?Cruel? ?Il¨®gico? En este peque?o pa¨ªs se desenmascaran muchas cosas, aqu¨ª algunos datos:
La portavoz del Gobierno que gestiona el pa¨ªs es una persona que fue Nobel de la Paz en 1991: la defensora de derechos humanos Aung San Suu Kyi. Otra cara visible del movimiento antimusulm¨¢n de Birmania es el budismo. En este pa¨ªs, la mayor¨ªa de la poblaci¨®n es budista y el l¨ªder del movimiento budista contra los musulmanes se llama Wirathu. Este monje preside 969 y Ma Ba Tha, movimientos nacionalistas birmanos que luchan contra la presencia de los rohingya. Este movimiento populista y xen¨®fobo estereotipa a los rohingya, tach¨¢ndoles de terroristas que quieren invadir Birmania e imponer sus tradiciones.
El Gobierno ha creado campos de refugiados que realmente son c¨¢rceles por las condiciones que imponen; no pueden salir y la comida llega con cuentagotas. As¨ª que la ¨²nica opci¨®n que barajan los rohingya para agarrarse a la vida es migrar a Banglad¨¦s. All¨ª, las organizaciones no gubernamentales, que en Myanmar est¨¢n limitadas, les ayudan y ofrecen algunos alimentos b¨¢sicos, pero la pobreza y el hambre vencen esta lucha de supervivencia. Es dif¨ªcil cuantificar el n¨²mero de personas asesinadas y retenidas por el gobierno birmano en los campos de concentraci¨®n creados en Birmania. No da cifras. Las ¨²nicas con las que contamos son las que ofrecen las ONG que trabajan en los campos de refugiados que ha habilitado el Ejecutivo de Banglad¨¦s en su territorio. Seg¨²n la ONG UKAid y la Agencia de la ONU para los refugiados (Acnur), cerca de 623.000 rohingya han llegado a Banglad¨¦s desde agosto de 2017.
En resumidas cuentas, en Myanmar se est¨¢ llevando a cabo un cruel holocausto. Solo hace falta ver algunas im¨¢genes y v¨ªdeos: se destruyen hogares, se violan mujeres, se queman ni?os y hombres e, incluso, se sacrifican personas para agradar a dioses. Primitivo, ?verdad? S¨ª, y actual.
En pleno siglo XXI somos espectadores de la extinci¨®n del sentimiento de humanidad y respeto
Delante de nuestras narices se est¨¢ superando lo que fue el acontecimiento m¨¢s terrible de la Historia. En pleno siglo XXI somos espectadores de la extinci¨®n del sentimiento de humanidad y respeto. Mientras este holocausto est¨¢ aconteciendo en Birmania, Banglad¨¦s est¨¢ ofreciendo asistencia humanitaria a estas personas exiliadas.
Banglad¨¦s es un pa¨ªs mucho m¨¢s peque?o que Birmania, est¨¢ m¨¢s poblado y es m¨¢s pobre. Al final, el pobre es el ¨²nico que ayuda al de su misma especie. Mientras esto est¨¢ pasando, en Occidente seguimos pendientes de los shows de Donald Trump y de la vestimenta de su compa?era. Puede ser m¨ªnimamente entendible que los medios de comunicaci¨®n birmanos manipulen y censuren la informaci¨®n que no llega pero es totalmente incomprensible que los medios de comunicaci¨®n occidentales no denuncien m¨¢s y con mayor rigor este genocidio inhumano. Exijamos la paz y trabajemos en ella. Parece que ya nos olvidamos de lo que pas¨® a otros. No podemos tolerar esto porque puede ser un anuncio de la nueva pol¨ªtica mundial. Respondamos y superemos los retos que nos est¨¢n asolando por culpa del ser humano. Somos nuestros propios depredadores.
¡°Nunca olviden que todo lo que Hitler hizo en Alemania era legal¡± Martin Luther King
Abdel Belattar es educador social, especialista en migraciones y mediador intercultural en la Universidad de Valencia
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