Postpunk, sexo y arte: as¨ª es la historia del grupo que nunca existi¨®

Hace m¨¢s de dos d¨¦cadas, Legs McNeil y Gillian McCain publicaron Por favor, m¨¢tame. Una historia oral del punk. El libro recog¨ªa testimonios de los protagonistas (de las estrellas y de los m¨¢s an¨®nimos) de la escenas americana y brit¨¢nica de la d¨¦cada de los setenta. Los j¨®venes que intentaron apartar del camino al rock para convertir su nueva m¨²sica en un grito de rabia vital. Es decir, en punk. Adem¨¢s de su indudable valor como documento hist¨®rico, este libro tambi¨¦n consolidaba un esquema narrativo en el que las voces de los protagonistas eran el hilo argumental.

A trav¨¦s de las distintas entrevistas, se iba tejiendo una trama que funcionaba de manera casi detectivesca, reconstruyendo con pistas la escena (no del crimen, claro est¨¢) que revolucion¨® el mundo de la m¨²sica y la cultura m¨¢s joven. El ¨¦xito de esta biblia para mel¨®manos punks se extendi¨® a otros g¨¦neros con m¨¢s o menos acierto, pero con ¨¦xito desde el punto de vista editorial.

Tomando como punto de partida la forma de trabajo de McNeil y McCain, el cr¨ªtico y periodista musical David Keenan publica Memorial Device (Sexto Piso), su primera novela. Aqu¨ª tambi¨¦n encontramos una serie de entrevistas (ficticias), sobre la escena postpunk que no existi¨® en una localidad escocesa (Airdrie), durante finales de los setenta y comienzos de los ochenta. Adem¨¢s de basarse en el testimonio oral de los (supuestos) protagonistas de la historia que nunca sucedi¨®, Keenan, con una iron¨ªa muy fina, tambi¨¦n desmonta el funcionamiento de los cl¨¢sicos literarios/musicales basados en los testimonios.

De este modo, Keenan, que ya hab¨ªa publicado el libro musical England's Hidden Reverse, aprovecha los resortes documentales a su alcance para construir un libro de ficci¨®n que recuerda, en muchos momentos, al primer Irvine Welsh. Memorial Device rememora el tono alucinado y el nervio narrativo de, por ejemplo, Acid House. Aunque aqu¨ª, por supuesto, el tono es eminentemente mel¨®mano, tambi¨¦n hay un retrato de una juventud perdida, que crece en barrios marginales, agarr¨¢ndose a la promesa nihilista del "no future" y encontrando refugio en los vinilos y las drogas. No siempre por ese orden.

Basado en hechos (no) reales

El t¨ªtulo hace referencia al grupo principal de esa supuesta escena postpunk. Una banda cuyo sonido se va volviendo m¨¢s abstracto con el paso de su poco tiempo de vida, reduciendo los acordes en los que se basan sus temas hasta recordar al sonido de una f¨¢brica escuchado desde la distancia, como los define de uno de los protagonistas del libro. Memorial Device: "El mayor grupo de rock de la era moderna, al menos en Airdrie -Patty Pierce, Lucas Black, Remy Farr y Richard Curtis-, pero eran incluso mejores cuando Mary Hanna estaba en la banda".

Este es el texto con el que David Keenan los presenta en uno de los tres ap¨¦ndices con los que cierra el libro. Y entre los que tambi¨¦n se puede recuperar la discograf¨ªa detallada y analizada del grupo y un ¨ªndice con los protagonistas que aparecen convenientemente descritos. Todo para reforzar ese fascinante tono de falso documental que recorre todas las p¨¢ginas del libro.

Los testimonios se van sucediendo con episodios delirantes (casi surrealistas) que subrayan el aire arty de la escena musical (rural) de Escocia a comienzos de los ochenta. Como la banda que decide sustituirse en el escenario por maniquies que, pr¨¢cticamente, acaban teniendo autonom¨ªa musical y vital; o el d¨²o de techno-pop que se maquillan de blanco para luego embadurnarse de sangre encima del escenario. T¨®picos y lugares comunes que tradicionalmente se corresponden con las escenas m¨¢s avant-garde y que aqu¨ª Keenan retrata de manera casi costumbrista.

Al final, Memorial Device acaba convirti¨¦ndose en una deliciosa novela generacional, repleta de humor y excesos de todo tipo, con la m¨²sica sonando como el mejor testimonio de una ¨¦poca y de sus protagonistas.