T¨²nez, tercer acto
El poder actual ha decepcionado a la mayor¨ªa y el malestar est¨¢ generalizado
Las manifestaciones de esta semana, las violencias que se desatan por las noches en casi todos los pueblos pobres del cintur¨®n de las grandes ciudades, ponen de relieve no s¨®lo la dram¨¢tica situaci¨®n social de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n tunecina, en particular de los j¨®venes sin empleo ni perspectivas de futuro, sino tambi¨¦n el car¨¢cter profundamente social del proceso democr¨¢tico iniciado en 2011. Lo que pasa hoy es el tercer acto de una rebeld¨ªa social deso¨ªda que hab¨ªa empezado en un primer acto, derrocando el despotismo corrupto del r¨¦gimen de Ben Al¨ª. El pueblo tunecino abri¨® camino a la primavera ¨¢rabe e impuso la ¡°democracia dif¨ªcil¡± de la ¨¦poca de la transici¨®n (2012-2015), sellada por la victoria de los islamistas que se presentaban como un movimiento popular anti¨¦lites.
Segundo acto, dos a?os despu¨¦s: en una movilizaci¨®n democr¨¢tica y pac¨ªfica muy valiente, los tunecinos y las tunecinas (?ellas en especial!) expulsaron del poder a unos islamistas cuyo ¨²nico proyecto serio consist¨ªa en islamizar a la sociedad y penetrar los aparatos del Estado.
Ahora empieza el tercer acto del drama, como consecuencia de la aplicaci¨®n de los presupuestos para 2018, centrados en recortes sociales, liberalizaci¨®n y un aumento salvaje de los precios; reducci¨®n de la ayuda a los bienes de primera necesidad y privatizaciones que redundar¨¢n en un mayor n¨²mero de parados. Todo en un contexto pol¨ªtico en el que el presidente Ca?d Esebsi, muy debilitado por su inmovilismo, busca una alianza con los partidarios del r¨¦gimen derrocado de Ben Al¨ª para hacer frente tanto a la amenaza electoral de los islamistas como a las fuerzas sociales y sindicales. Se demuestra as¨ª, claramente para los que no lo hab¨ªan entendido, que la primavera tunecina ha sido, desde su inicio, social y que no ha dejado ni dejar¨¢ de serlo. Es una inflexible voluntad de los ciudadanos para conseguir una distribuci¨®n m¨¢s igualitaria de la riqueza, lejos de las manipulaciones religiosas o politiqueras enarboladas por los partidos que llegaron al poder.
Ahora bien, a las capas m¨¢s favorecidas en la ¨¦poca de Ben Al¨ª se han unido durante estos ¨²ltimos a?os los profiteurs (beneficiarios) de la revoluci¨®n, una nueva clase parasitaria, corrupta y corruptora, que se enriquece con la econom¨ªa informal, acumulando fortunas escandalosas, mientras la burgues¨ªa, principal apoyo del Gobierno de Esebsi, sale de la transici¨®n ¡°democr¨¢tica y pluralista¡± m¨¢s privilegiada que nunca. El estallido social de esta ¨²ltima semana estaba inscrito con letras de fuego en esta evoluci¨®n.
Es imposible saber ahora c¨®mo se decantar¨¢ la contienda. Pero es cierto que el poder actual ha decepcionado enormemente a la gran mayor¨ªa de la poblaci¨®n; el malestar est¨¢ generalizado y la econom¨ªa estancada por falta de inversi¨®n, mientras el sector tur¨ªstico sigue paralizado. Por supuesto, detr¨¢s de estas manifestaciones hay tambi¨¦n un oscuro juego entre facciones pol¨ªticas en previsi¨®n de la sucesi¨®n, dada la avanzada edad del presidente Esebsi. Seguro, el drama social tunecino tendr¨¢ otros actos.
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