La simulaci¨®n del futuro ayuda a decidir mejor
Los h¨¢bitos y los sesgos determinan la mayor¨ªa de las elecciones, solo el 1% se efect¨²a de manera consciente
Cuando un jugador de ajedrez se encuentra ante una partida su mente imagina qu¨¦ ocurrir¨¢ si mueve una u otra ficha. En base a esa simulaci¨®n, elige la mejor opci¨®n. Esa recreaci¨®n del futuro es el poder mental que el ser humano emplea para tomar decisiones. En algunos ¨¢mbitos, como el econ¨®mico, imaginar el futuro es especialmente relevante, ya que es la ¨²nica manera que tiene el cerebro de prever las consecuencias intentando atajar la intromisi¨®n continua de informaciones sesgadas como las de la publicidad. Cuando el consumidor no practica su poder, acaba comprando lo que el mercado quiere, no lo que ¨¦l necesita.
Todo el cerebro interviene en la toma de decisiones. Da igual si se va a comprar una prenda de ropa o a invertir en bolsa. Sin embargo, solo el 1% de nuestras elecciones son de forma consciente, seg¨²n?Rub¨¦n Moreno Bote,?profesor del centro del Cerebro y Cognici¨®n de la Universidad Pompeu Fabra: ¡°Las decisiones las solemos tomar r¨¢pido y basadas, bien en h¨¢bitos, como qu¨¦ camino tomar para ir a trabajar; o bien en sesgos, predisposiciones inconscientes que dependen de la publicidad a la que hayamos estado expuestos, por ejemplo, o de lo que nos ha dicho nuestra mujer¡±.
Moreno Bote destaca la intromisi¨®n que ejerce el marketing, que ha sabido encontrar ¡°grietas en el cerebro¡± para colarse sin que este sea del todo consciente. El experto valora que ¡°es bueno que conozcamos sus efectos e intentemos luchar contra ellos¡± para tomar decisiones m¨¢s responsables, especialmente en ¨¦pocas sensibles como periodos de rebajas, cuando la publicidad m¨¢s bombardea el cerebro.
La psicolog¨ªa de las ciencias econ¨®micas
El estudio del comportamiento de los consumidores a trav¨¦s de la neurociencia ha servido para desarrollar t¨¦cnicas de venta. Un ejemplo son los cl¨¢sicos 9,99 euros. Esa visi¨®n enga?a al cerebro, al que le parece un precio mucho m¨¢s aceptable que 10. Moreno Bote a?ade otro caso: "Si ves m¨¢s veces una oferta que otra acabar¨¢s decant¨¢ndote por esta, porque interpretas que es m¨¢s fiable". Tal es la relevancia que ha alcanzado la inclusi¨®n del comportamiento y la psicolog¨ªa en las ciencias econ¨®micas que el a?o pasado el premio Nobel de Econom¨ªa recay¨® sobre Richard H. Thaler, cuyas investigaciones demuestran c¨®mo la raz¨®n apenas est¨¢ presente en las decisiones.
Cuando el consumidor se enfrenta a una compra importante sus experiencias pasadas y sus necesidades presentes y futuras entran en juego. El experto recomienda ¡°pararse a pensar¡± en los procesos de decisi¨®n y ¡°tomarse el tiempo que haga falta¡± para procesar la informaci¨®n de la que se dispone. Primero, dice, ¡°hay que saber cu¨¢les son las alternativas, porque muchas veces elegimos mal simplemente porque no las conocernos¡±. Con el abanico de posibilidades delante, se debe evaluar ¡°no tanto el valor econ¨®mico en s¨ª, que tambi¨¦n es muy importante, sino la utilidad que tienen para ti, tu familia o la sociedad¡±, aclara.
Se debe iniciar entonces el proceso que a Moreno Bote le parece m¨¢s fascinante y que no se ha estudiado con profundidad seg¨²n su consideraci¨®n: la simulaci¨®n del futuro. ¡°Es una parte fundamental, cu¨¢les son las consecuencias y c¨®mo las eval¨²a el cerebro de comprar ese pantal¨®n o incluso de casarse con alguien; el cerebro tiene un peque?o escenario donde representa lo que pasar¨¢¡±.
Hay evidencias de que tambi¨¦n los animales realizan simulaciones del futuro cuando se encuentran ante una disyuntiva. Por ejemplo, cuando se introduce a un rat¨®n dentro de un laberinto, el animal se queda parado cuando se le presentan varias opciones. Ah¨ª se observa como empieza a mirar hacia los lados con rapidez. Moreno apunta que ¡°es llamativo porque cuando alguien se queda mirando sabes que est¨¢ pensando y lo que sabemos que hacen las ratas es que empiezan a imaginar trayectorias que van a seguir despu¨¦s; pensamos que se imaginan a s¨ª mismas movi¨¦ndose en el futuro¡±. Simular las consecuencias es un mecanismo evolutivo ¡°muy importante¡±, seg¨²n el experto.
La publicidad y el marketing han sabido encontrar grietas en el cerebro para colarse sin que este sea del todo consciente?
Los humanos solemos fallar en este punto, advierte. Y es que la simulaci¨®n se basa en los conocimientos adquiridos en el pasado y el cerebro tiende a modificar los recuerdos, as¨ª que estos no son del todo fiables. Adem¨¢s, no siempre se posee un ¡°buen modelo de realidad¡±, aquel que sirve como gu¨ªa para conocer las consecuencias de una acci¨®n. Tampoco es f¨¢cil deshacerse de las ilusiones de que algo vaya a funcionar bien a pesar de las decepciones pasadas.Moreno Bote consuela a los que han errado: ¡°Lo natural, es equivocarse". Si el maestro ajedrecista Garri Kasp¨¢rov ha perdido alguna vez en su carrera, c¨®mo no van a hacerlo otros cerebros menos proactivos.
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