La se?al que te alerta de que has de cambiar de trabajo (o al menos, intentarlo)
Escucha a tu cuerpo y tus sensaciones, son m¨¢s objetivos que tu mente
Uno de los emprendedores m¨¢s innovadores de Estados Unidos tiene su truco personal para saber cu¨¢ndo ha de cambiar de trabajo: su despertador. Tony Hsieh en su libro autobiogr¨¢fico explica que, cuando hace a?os trabajaba en LinkExchange, un buen d¨ªa tuvo que sonar hasta seis veces la alarma para que se levantara. Fue entonces cuando decidi¨® cambiar de empresa. Entr¨® en Microsoft y, pasado un tiempo, le volvi¨® a suceder. El despertador insisti¨® otras seis veces. Dej¨® entonces la compa?¨ªa y mont¨® Zappos, empresa dedicada a la venta de zapatos online¡ Est¨¢ claro que el caso anterior es solo un ejemplo y posiblemente de poca aplicaci¨®n para el resto de los mortales: ni todos tenemos la genialidad de Hsieh, ni estamos en mercados laborales tan alegres como los tecnol¨®gicos en Estados Unidos, ni disfrutamos madrugando. Pero matizado todo lo anterior, es un ejemplo para reconocer que cualquiera de nosotros puede tener alguna se?al que indique que necesitamos buscar trabajo en otra empresa, en otro departamento o con otro jefe, o al menos intentarlo. Pero, ?c¨®mo saber reconocerla y no confundirla con una mala etapa que pasa con el tiempo?
Pues bien, curiosamente la primera se?al te la suele dar el cuerpo y las sensaciones como, por ejemplo, no tener ganas de levantarse, que descienda la motivaci¨®n bajo m¨ªnimos los domingos por la noche o sufrir un humor de perros durante una temporada larga por culpa del trabajo. Despu¨¦s de estas se?ales, pasado un tiempo viene la cabeza a dar una explicaci¨®n de lo m¨¢s racional y justificada. Pero el orden suele ser as¨ª: primero, el cuerpo y las emociones, y despu¨¦s, la mente. Y tiene su explicaci¨®n. La cabeza que anhela nuevos sue?os o proyectos es tambi¨¦n la que almacena los miedos y las inseguridades. Si yo deseo cambiar de trabajo es posible que durante el proceso de b¨²squeda me enfrente a dudas del tipo ¡°?y si me equivoco?¡±. Por eso, lo que el cuerpo nos diga es ¡°m¨¢s puro¡±, ¡°m¨¢s sincero¡±. L¨®gicamente, no hablamos de trabajos en los que no se llega a fin de mes, cuyo motivo es m¨¢s que evidente; o de oportunidades muy deseadas, que de repente llegan¡ sino de aquellas decisiones m¨¢s dif¨ªciles. As¨ª pues, ?qu¨¦ podemos hacer?
Lo primero de todo, presta atenci¨®n a tus sensaciones. Eso no significa que en cuanto tengas un pinchazo en el est¨®mago o se te peguen las s¨¢banas necesites buscar otro trabajo. No, significa no pasar por alto aquellas sensaciones que son una constante, como un estr¨¦s continuado todos los domingos, un agotamiento continuo o un car¨¢cter endemoniado sin necesidad.
Segundo, conversa sobre lo que te ocurre con honestidad. Para dar forma a lo que sentimos, necesitamos darle palabras. Para ello, puedes escribir para tomar distancia y entenderlo o a¨²n m¨¢s f¨¢cil, hablarlo con alguien de confianza sin juzgarte. Simplemente, conversa sobre ello y preg¨²ntate el porqu¨¦.
Tercero, distingue dos momentos: el de tomar una decisi¨®n y el de ejecutarla. Quiz¨¢ sepas que ese trabajo no es para toda tu vida pero tampoco el mercado laboral est¨¦ en su mejor momento. Por ello, es bueno no confundir la decisi¨®n con el instante en el que se ha de poner en marcha.
Y cuarto, diferencia el motivo por el que no te atreves a dar el paso: puede ser por miedo (hipoteca, hijos, incertidumbre¡), porque no tienes claro qu¨¦ es lo que quieres, o porque sigues confiando en esa empresa¡ En la medida en que lo identifiques te ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil gestionarlo con un plan de acci¨®n.
Sin duda el trabajo es una parte importante de nuestra vida. Le dedicamos demasiadas horas como para estar a disgusto. Prestando atenci¨®n a las se?ales, estaremos mejor preparados para cerrar una etapa y definir una estrategia para comenzar otra nueva. ?Buena suerte!
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