C¨®mo gestionar el ocio sin ser padres que abandonan a sus hijos
El debate interno pone a los padres en una tesitura en la que deben respetar sus necesidades individuales y no alejarse emocionalmente de los hijos
En la actualidad, nuestro papel como padres difiere much¨ªsimo del que desarrollaban las anteriores generaciones, ya que hemos conseguido superar el reto de combinar la dedicaci¨®n a los hijos con el ejercicio profesional, la atenci¨®n a las actividades de ocio, al cuidado personal, etc¨¦tera. La paternidad, en esta era que nos ha tocado vivir, no resulta sin¨®nimo de sacrificio o de exclusividad. Un aspecto fundamental en la manera de relacionarnos con nuestros hijos lo representa la tecnolog¨ªa, todo un desaf¨ªo -antes que una herramienta- para derribar la barrera que la propia evoluci¨®n tecnol¨®gica supone en los anhelos de comunicaci¨®n y de atenci¨®n de los padres, deseo que permanece inalterable por mucho que cambien los contextos y las ¨¦pocas.
Llamar las cosas por su nombre
Para las generaciones de anta?o, el sacrificio altruista y desinteresado en aras de conseguir la familia perfecta constitu¨ªa una forma habitual de proceder: no supon¨ªa una marca distintiva, sino un h¨¢bito social. Hoy el escenario vital ha cambiado radicalmente y se observa la crianza como algo aleccionador, pero tambi¨¦n como una dedicaci¨®n que se debe compensar en otros ¨¢mbitos, con otras distracciones. El problema que surge es el de c¨®mo encontrar el adecuado equilibrio entre familia y ocio. La experiencia de la crianza en s¨ª (en particular de ni?os peque?os) no siempre es estimulante o entretenida, sino m¨¢s bien todo lo contrario. Nos distraemos ampliando nuestros espacios de ocio porque cuidar a ni?os puede ser agotador.
Cuando la tecnolog¨ªa irrumpe en los d¨ªas que toca estar con los ni?os
Miguel, 44 a?os, empresario y divorciado, nos hace el siguiente relato en su sesi¨®n de coaching. "Cuando me corresponde estar con mi hija, tengo la sensaci¨®n de que pierdo mucho de mi codiciado espacio personal. Se altera gravemente mi rutina porque no puedo hacer planes en esos d¨ªas, ni entrenar en el gimnasio, debo preparar comidas y ayudar con los deberes; en resumidas cuentas, mi universo queda reducido a la casa, el jard¨ªn, los juguetes y las apetencias normales de una ni?a de 8 a?os. ¡°Mi recurso inmediato para la evasi¨®n en esos d¨ªas lo constituye una suscripci¨®n a la plataforma Netflix, no soy excesivamente exigente, aunque nunca puedo acabar de ver una pel¨ªcula o una serie porque cada vez que la ni?a me ve con la tablet refuerza y multiplica sus deseos de atenci¨®n." ?Qu¨¦ hacer entonces?
Juan Carlos, administrativo de 37 a?os, nos cuenta en su sesi¨®n de coaching que los d¨ªas que tiene a los ni?os suele visitar con ellos un Centro Comercial en el que hay un parque infantil, si bien su objetivo no es tanto que sus hijos jueguen ah¨ª como conectarse a la red WiFi del establecimiento para sumergirse en las redes sociales o ver alg¨²n documental. Salir con los peque?os le resulta demasiado estresante y necesita, como el aire, una intermitente evasi¨®n y, al mismo tiempo, tener todo controlado. Asistimos inconscientemente a una era de paternidad distra¨ªda en la que los adultos, tanto como los ni?os, se sienten irreprimiblemente atra¨ªdos por los inagotables est¨ªmulos de la tecnolog¨ªa. Estudiamos y atendemos continuamente c¨®mo influye este desarrollo cient¨ªfico en los ni?os, mientras descuidamos el an¨¢lisis de c¨®mo afecta tambi¨¦n a la manera de relacionarnos con ellos. Las normas sociales van evolucionando y modific¨¢ndose, las estrictas exigencias para los padres de antes van relaj¨¢ndose y admitiendo nuevas prerrogativas y salvedades. Sin embargo, no siempre los progenitores se encuentran c¨®modos con lo que hacen, con la calidad del tiempo dedicado a los hijos, con los nuevos terrenos que exploran; les asalta en ocasiones el sentimiento de culpa al no ser muy capaces de discernir d¨®nde queda el contrapeso pertinente entre su responsabilidad paterna y el espacio dedicado al ocio personal. M¨¢s all¨¢ del estigma que genera pensar en t¨¦rminos m¨¢s realistas respecto del d¨ªa a d¨ªa de la paternidad o de admitir que, a veces, es m¨¢s entretenido evadirnos a trav¨¦s de las series y redes sociales cabe considerar c¨®mo se ha asimilado la tecnolog¨ªa en la din¨¢mica familiar moderna y tambi¨¦n c¨®mo esta moldea la relaci¨®n entre padres e hijos: no tanto como motivo central de la distracci¨®n o la distancia, sino como catalizadora de otras cuestiones o problem¨¢ticas por debajo de la superficie.
Gonzalo, arquitecto de 42 a?os y padre de Francisco, un ni?o de 7, trabaja en sus sesiones la manera de encontrar momentos de ocio compartido como procedimiento m¨¢s expeditivo para no sufrir ese sentimiento angustioso de culpa producido por la desatenci¨®n. Cuenta que anima a su hijo a jugar con la tablet mientras que ¨¦l recurre al ordenador para obtener momentos individuales de relax, estableciendo horarios espec¨ªficos para ello.
Marisa, de 43 a?os, recientemente divorciada y madre de Pablo y Lara -de 5 y 7 a?os respectivamente- dice que solo cuando se divorci¨® lleg¨® a darse cuenta de todo el tiempo que se hab¨ªa robado a s¨ª misma. "En el momento de divorciarme me percat¨¦ de que ten¨ªa sobrepeso y fumaba compulsivamente, la situaci¨®n era ciertamente estresante. Empec¨¦, despu¨¦s de mucho tiempo, a reservarme un espacio personal: acud¨ª a una nutricionista y me apunt¨¦ a un grupo de running, deporte al que me aficion¨¦ tanto que, adem¨¢s de ayudarme a cumplir mi objetivo de perder kilos, se ha transformado en una aut¨¦ntica devoci¨®n de la que no puedo prescindir. Los d¨ªas que me tocan los peques, les programo las series que les gustan y salgo a correr. Planifico el entrenamiento , de manera que estoy de vuelta para prepararles la merienda cuando acaban los cap¨ªtulos programados. A veces me siento un poco culpable de dejarlos solos dos horas. Sin embargo, ya no renuncio a mis momentos de ocio y bienestar, fui testigo de c¨®mo mi madre se convert¨ªa en una esclava de la atenci¨®n a sus hijos y no estoy dispuesta a que me ocurra lo mismo".
De culp¨®genos a responsables
Nuestras madres apenas pudieron evadirse del peso de la responsabilidad social que les confer¨ªa la maternidad, ni siquiera pod¨ªan plantearse tomar iniciativas propias tendentes y conducentes a una mayor satisfacci¨®n personal. La dedicaci¨®n a los hijos, a la familia y a la casa se tornaba en actividad exclusiva, por lo que no se conced¨ªan ning¨²n espacio propio, ninguna v¨¢lvula de escape, no se separaban de sus maridos por muy deteriorada que estuviera la relaci¨®n conyugal, abandonaban sus carreras, tanto profesionales como formativas, y aprend¨ªan a vivir con la resignaci¨®n y el conformismo.
Ahora se pas¨® al otro fiel de la balanza, a los padres que apelan a la posibilidad irrenunciable de la individualidad, de las necesidades personales, mientras sentimos la carencia de un nuevo modelo referencial admitido socialmente y adecuado para la educaci¨®n de los m¨¢s peque?os. Esta ausencia de referentes provoca que, cada vez m¨¢s, veamos en las consultas de coaching c¨®mo aflora el sentimiento de culpa de padres que no encuentran el id¨®neo punto de equilibrio entre el patr¨®n de educaci¨®n con el que se criaron y el que aplican ellos mismos. El debate interno, de rabiosa actualidad, al que se enfrentan estos padres es el de c¨®mo comenzar sus nuevas vidas, c¨®mo gestionar el tiempo , de manera que puedan proveerse las necesidades individuales m¨¢s b¨¢sicas sin, al mismo tiempo, desatender ni alejarse emocionalmente de los hijos.
Reflexionemos
El sentimiento de culpabilidad siempre est¨¢ acezante y latente. Debemos tratar de evitarlo porque habitualmente conlleva un deseo de autocastigo inherente que pueda arrancar esta desagradable sensaci¨®n. En su lugar, tratemos de sentirnos ¨²nicamente responsables, puesto que el compromiso sincero y la responsabilidad bien entendida nos permitir¨¢n ser m¨¢s magn¨¢nimos con las propias decisiones y priorizar, cuando nos equivoquemos, el concepto de reparaci¨®n mucho antes que el de mortificaci¨®n.
*Ver¨®nica Rodr¨ªguez Orellana Directora y psicoterapeuta en Coaching Club Ernesto de Antonio Hern¨¢ndez : Coordinador Coaching Club
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