Pulgas

El Partido Popular est¨¢ en un mal momento y los mensajes de sus portavoces, las actitudes de su direcci¨®n, no hacen otra cosa que agravar su situaci¨®n. Mientras las declaraciones de algunos antiguos dirigentes estallan como bombas incendiarias en los juicios por corrupci¨®n que le implican, se acumulan los errores, la pasividad y las decisiones incomprensibles. No es f¨¢cil entender que Garc¨ªa Albiol no dimitiera despu¨¦s de su cat¨¢strofe electoral. Ni que en el CNI nadie asuma responsabilidades por las urnas que no iban a aparecer y florecieron el 1 de octubre. Ni que el ministro Zoido haya sido incapaz de rectificar tras las desastrosas consecuencias de las cargas policiales que orden¨® aquel d¨ªa y el frente simult¨¢neo que abrieron las quejas de los agentes desplazados a Catalu?a. Que al perro flaco todo se le vuelven pulgas es tan cierto que el silencio habr¨ªa sido preferible a las disculpas del director general de Tr¨¢fico, pero lo que me resulta verdaderamente incomprensible es que, con el grav¨ªsimo problema de la investidura catalana, con el ¨²nico candidato viviendo en Bruselas, con el candidato alternativo en la c¨¢rcel, el Gobierno de Espa?a pueda meter la pata en algo tan sencillo en apariencia como la elecci¨®n de la representante espa?ola en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. La juez Mar¨ªa El¨®segui no era una desconocida. No ha defendido que la homosexualidad es una patolog¨ªa que debe someterse a tratamiento psicol¨®gico y psiqui¨¢trico mientras tomaba copas con sus amigos. Ha desarrollado esta opini¨®n en diversos libros y art¨ªculos que figuran en su curr¨ªculum. Podr¨ªa pensarse que su nombramiento es un desaf¨ªo, pero me temo que a nadie se le ha ocurrido le¨¦rselos, y eso me parece todav¨ªa peor.