'Fake' Trump
De las muchas mentiras de Trump hay algunas graciosas, pero la mayor¨ªa son siniestras
La verdad se despidi¨® hace mucho tiempo, desde que entr¨® en campa?a. Nada de lo que dice tiene credibilidad. Ni siquiera sus peores decisiones, que pueden quedar sin efecto o ser revocadas si as¨ª le conviene. Quienes se dedican a contabilizar sus tergiversaciones han registrado tres mentiras, inexactitudes o exageraciones por d¨ªa desde que lleg¨® a la Casa Blanca. Hay un pu?ado, una decena como m¨ªnimo, en el discurso del estado de la Uni¨®n, seg¨²n las primeras evaluaciones, empezando por los falsos beneficios de los que hizo gala como resultado de su primer a?o presidencial, y el m¨¢s destacado de todos la buena marcha de la econom¨ªa, como si se debiera a su criterio y a su forma de gobernar.
La ¨²nica certeza est¨¢ en sus intenciones, que exhibi¨® esta madrugada y no son precisamente bondadosas. La m¨¢s destacada, el mantenimiento por tiempo indefinido del limbo legal del campo de detenci¨®n de Guant¨¢namo, que abri¨® Bush para enfrentarse a la guerra global contra el terror con las manos libres y eludir as¨ª el garantismo jur¨ªdico estadounidense, las convenciones de Ginebra sobre prisioneros de guerra y los convenios de Naciones Unidas sobre Derechos Humanos.
Es extra?o que Trump haya tardado un a?o entero en firmar el decreto que convierte Guant¨¢namo en una prisi¨®n permanente, revocando as¨ª el primer decreto de Obama, firmado solo entrar en la Casa Blanca, que ordenaba una clausura que nunca consigui¨®. Lo impidieron los congresistas republicanos ¨Cmuchos de ellos partidarios, como Trump, del ¡®waterboarding¡¯ o ahogamiento con agua como m¨¦todo de tortura legalizada¨C, que jam¨¢s aprobaron los presupuestos para cerrar el campo y la autorizaci¨®n para trasladar a los presos a c¨¢rceles en territorio estadounidenses.
No es distinta la posici¨®n de Trump, que a su defensa de la tortura a?ade su fijaci¨®n con la presidencia de Obama, de quien quisiera borrar hasta el m¨¢s peque?o rastro. Al bald¨®n de Guant¨¢namo, Trump ha sumado un bald¨®n todav¨ªa mayor, que identifica la inmigraci¨®n con la delincuencia y el terrorismo y justifica as¨ª la construcci¨®n del muro con M¨¦xico, la revocaci¨®n de la reagrupaci¨®n familiar y la limitaci¨®n de visados con criterios econ¨®micos.
De las muchas mentiras de Trump hay algunas graciosas, como hablar del ¡®precioso carb¨®n limpio¡¯, trat¨¢ndose de un mineral negro, sucio y contaminante, para justificar su retirada de la convenci¨®n del Cambio Clim¨¢tico. Pero la mayor¨ªa son siniestras. Es el caso de ¡°la ola de optimismo que invade Estados Unidos¡± o de la ¡°mano tendida a la colaboraci¨®n de los dos partidos¡± en un pa¨ªs bajo un presidente que favorece el supremacismo racista y una feroz divisi¨®n entre republicanos y dem¨®cratas.
El Trump m¨¢s falso es el que lee un discurso limado de las incorrecciones, maldades e imprecaciones con que suele comunicarse espont¨¢neamente, especialmente cuando se halla ante el televisor tecleando sus mensajes en las redes sociales. Su recitado mon¨®tono, interrumpido por los aplausos ceremoniales de la bancada republicana, suena a hueco y est¨¢ efectivamente hueco, pero es la ¨²nica verdad que importa a la derecha conservadora, satisfecha con la revocaci¨®n de la legislaci¨®n progresista de Obama, el nombramiento de jueces de extrema derecha y el recorte de impuestos. Todas las mentiras del mundo sirven para la verdad de estos crudos intereses. Basta y sobra con un presidente 'fake', maestro en las 'fake news', para esta sucia tarea.
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