La factura demogr¨¢fica est¨¢ al llegar: ?tenemos fondos en la cuenta?
La gran masa de poblaci¨®n que ahora est¨¢ en edad productiva pronto pasar¨¢ a ser pasiva. ?Est¨¢ Am¨¦rica Latina y el Caribe preparada?
Am¨¦rica Latina y el Caribe est¨¢ en plena transici¨®n demogr¨¢fica, es decir, est¨¢ pasando de tener altas tasas de fertilidad y de mortalidad que implican el nacimiento de muchos hijos pero la supervivencia de pocos, a otra realidad en la que las familias tienen pocos ni?os y casi todos sobreviven. Como el primer paso de esta transici¨®n es la ca¨ªda en la mortalidad y las familias siguen teniendo mucha descendencia, el resultado son generaciones muy numerosas durante algunos a?os, hasta que llega esa disminuci¨®n de la tasa de fertilidad.
Como consecuencia de estos cambios demogr¨¢ficos, durante unos a?os la proporci¨®n de personas en edad de trabajar es mayor en comparaci¨®n con las personas dependientes, como ni?os o ancianos. Este periodo es lo que se conoce como bono demogr¨¢fico: una oportunidad que hay que aprovechar en t¨¦rminos econ¨®micos.
Un mayor n¨²mero de personas en edad de trabajar puede traducirse en un aumento del crecimiento econ¨®mico de un pa¨ªs y de las contribuciones a la seguridad social que financian servicios p¨²blicos esenciales como la salud, la educaci¨®n o las pensiones. Adem¨¢s, el hecho de que muchos j¨®venes aporten con sus impuestos a los sistemas de salud es fundamental para el buen funcionamiento de los presupuestos econ¨®micos de los Estados pues, en general, la poblaci¨®n joven requiere de pocos servicios en el ¨¢mbito sanitario aparte de los meramente preventivos.
Pero el bono demogr¨¢fico no es una garant¨ªa y si se quiere que genere rendimientos es necesario que los pa¨ªses promuevan las condiciones adecuadas para que las generaciones numerosas se incorporen al mercado de trabajo realizando actividades productivas, para que contribuyan a los sistemas de seguridad social y para que lleven estilos de vida saludables que no supongan presiones excesivas en los gastos sanitarios cuando sean adultos mayores.
La perspectiva no es tranquilizadora para los pa¨ªses que en su momento las generaciones del bono no contribuyeron? al sistema de salud durante su etapa productiva
Cuando las generaciones m¨¢s numerosas envejecen, el bono espira. Pasa a haber, proporcionalmente, m¨¢s personas dependientes y menos en edad de trabajar. Adem¨¢s, al contrario de lo que suced¨ªa antes, las personas dependientes son adultos mayores y no ni?os. Empieza a crearse la factura demogr¨¢fica que, a diferencia del bono, es ineludible: con independencia de que se hayan aprovechado o no las ventajas del bono demogr¨¢fico, cuando la poblaci¨®n envejece hay que pagar la cuenta. Es m¨¢s, la poblaci¨®n adulta mayor requiere de m¨¢s servicios de salud e incluso de cuidados para realizar actividades cotidianas (como comer y aseo personal), adem¨¢s de pensiones. Con una menor proporci¨®n de personas trabajando, hay menos ingresos estatales por impuestos y contribuciones a los sistemas de seguridad social.
La perspectiva no es tranquilizadora para los pa¨ªses que en su momento no aprovecharon la fase del bono demogr¨¢fico, aquellos cuyas generaciones del bono no contribuyeron ¡ªdirecta o indirectamente¡ª al sistema de salud durante su etapa productiva. Muy probablemente se encontrar¨¢n con instituciones d¨¦biles y con una financiaci¨®n insuficiente para hacer frente a sus crecientes necesidades de salud. Si, adem¨¢s, estas generaciones no llegan con buena salud a la tercera edad, las demandas en servicios m¨¦dicos y cuidados pueden ser a¨²n mayores, como sugieren los casos de M¨¦xico y Chile, donde ha aumentado significativamente el deterioro de las condiciones de salud entre los mayores de 60 a?os. Cuando se da el caso de que las generaciones numerosas no cotizan para tener una pensi¨®n durante su juventud, el resultado es que tanto las familias como los gobiernos no cuentan con los recursos necesarios para hacer frente a la factura demogr¨¢fica.
En muchos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y el Caribe el bono demogr¨¢fico empieza a disminuir y se invierte la proporci¨®n entre la poblaci¨®n en edad de trabajar y la poblaci¨®n dependiente. Se aprecia ya un aumento del n¨²mero de personas mayores, mientras se dan tasas de natalidad cada vez m¨¢s bajas. Sin embargo, a¨²n hay capacidad de respuesta y algunos Estados de esta regi¨®n todav¨ªa pueden apalancar el bono demogr¨¢fico para hacer frente a la factura.
Invertir en salud preventiva para promover el envejecimiento saludable es un requisito fundamental. Los pa¨ªses con las poblaciones m¨¢s envejecidas est¨¢n justo a tiempo de dise?ar y fortalecer las pol¨ªticas p¨²blicas que promuevan el acceso a servicios de cuidado de calidad coordinados con los servicios de salud, para reducir y posponer la factura demogr¨¢fica de salud.
Nadin Medell¨ªn Almanza es consultora en la Divisi¨®n de Protecci¨®n Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo. Pablo Ibarraran es especialista l¨ªder en la Divisi¨®n de Protecci¨®n Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo.
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