?Es Silvio Berlusconi inmortal... o casi?
Cumplidos los 81 a?os, el ¡®Cavaliere¡¯ asume una papel decisivo en las elecciones de marzo
Silvio Berlusconi es "t¨¦cnicamente casi inmortal". Lo dec¨ªa el m¨¦dico personal del Cavaliere, ya fallecido, aunque existen otros puntos de vista. Y aunque la alusi¨®n al adverbio ¡°casi¡± aloja alguna que otra duda sobre la vida eterna. De otro modo, Berlusconi no se habr¨ªa construido una mastaba mas¨®nica en la finca de Arcore donde ha dispuesto alojarse y donde ha exigido alojar a los evangelistas de su populismo, colegas de org¨ªa, concubinas, animadores de transatl¨¢ntico, pr¨ªncipes de la la mafia y futbolistas del Milan.
Se resiste a capitular el magnate italiano. Y no se presenta a las elecciones de marzo, pero s¨ª desempe?a en ellas un papel de inductor y de referencia. Suya es la idea de establecer el impuesto fiscal ¨²nico (23%). Y suyo es el mensaje xen¨®fobo de expulsar a 600.000 ¡°indocumentados¡±. Berlusconi cambia el papel de jugador por el del entrenador a semejanza de Arrigo Sacchi. Le constri?e a hacerlo la inhabilitaci¨®n judicial derivada de sus delitos fiscales, pero no parece disgustarle el lugar de mu?idor en la sombra ni su influencia espectral.
Una presencia ultraterrena es su eminencia, pues Berlusconi ya ha cumplido 81 a?os. Y se dir¨ªa que se ha embalsamado en vida. Parece una figura de cera, un emperador en el pudridero, un experimento de b¨®tox, tinte negro, viagra azul y dentadura de anuncio de dent¨ªfrico, aunque tambi¨¦n persevera en su esfuerzo de impresionar en su vitalidad y fogosidad fertilizante.
Presume de una novia medio siglo m¨¢s joven que ¨¦l. Y, puestos a introducir, ha introducido h¨¢bitos tan ins¨®litos como el animalismo y la doctrina vegana. Ya no come carne Berlusconi, habiendo sido un vampiro, un depredador, un voraz animal pol¨ªtico que se resiste a entregar la cuchara.
Berlusconi ha sido el ¨²ltimo primer ministro italiano elegido en la inercia las urnas. O sea, que llevamos siete a?os de jefes de Gobierno at¨ªpicos, desprovistos del ¨¦nfasis plebiscitario que hizo del Cavaliere un revulsivo medi¨¢tico de la antipol¨ªtica. Y un rival id¨®neo para la izquierda: a falta de ideas, de programa y de proyecto, la ¡°sinistra¡± italiana hizo del antiberlusconismo su fat¨ªdica estrategia oportunista.
Habr¨¢ que reconocer a Silvio Berlusconi su papel de pionero. Ahora que hablamos de Trump, de populismo, de magnates redentores, de antisistema, de triunfadores, convengamos que Berlusconi fue el primero en ocupar el cr¨¢ter de la decadencia pol¨ªtica occidental. Una anomal¨ªa italiana que ha terminado convirti¨¦ndose en canon. Y que Silvio celebra despu¨¦s de haber aniquilado a sus rivales: 34 a?os lleva en la pol¨ªtica. Que son 34 a?os de vampirizaci¨®n, pues la pol¨ªtica fue para Berlusconi un procedimiento fabuloso para evitar la c¨¢rcel -una legislaci¨®n a medida de su expediente judicial- y para propulsar su imperio medi¨¢tico y financiero.
Y no puede presentarse, no, en los comicios de marzo, pero ha puesto en circulaci¨®n millares de pasquines y de papeletas con un eslogan inequ¨ªvoco: Berlusconi, presidente. Puede que sea una superstici¨®n. Y puede que sea un presagio.
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