El tocino y la velocidad
La feminizaci¨®n del idioma alentado por muchas mujeres no siempre es un acierto pese a lo que crean
Cuando yo era ni?o (soy muy mayor) se usaba mucho una expresi¨®n para definir la confusi¨®n de ideas, conceptos o simples formulaciones verbales: confundir la velocidad con el tocino. Hoy, como esa confusi¨®n es constante y habitual, ya no se utiliza, lo que no quiere decir que la superposici¨®n entre velocidad y tocino haya dejado de existir.
Hay campos donde la confusi¨®n se da con mayor insistencia y uno de ellos, al socaire de la lucha por la igualdad real entre sexos, es el de la feminizaci¨®n del idioma alentado por muchas mujeres no siempre con acierto pese a lo que crean. Cada poco una salida de tono sirve para ponerlo en evidencia, incluso es utilizada en su contra consiguiendo de esa manera lo contrario de lo que pretenden. La ¨²ltima de esas salidas de tono ha sido la protagonizada por la portavoz de Unidos Podemos en el Parlamento espa?ol Irene Montero al referirse a s¨ª misma como portavoza?¡ªcuando en su propio perfil de Twitter se presenta como "portavoz"¡ª?como antes una ministra habl¨® de miembros y miembras y otra parlamentaria de j¨®venas. Est¨¢ bien que luchen por la igualdad entre hombres y mujeres, pero no a costa de retorcer el lenguaje, que no tiene ninguna culpa de su discriminaci¨®n. En todo caso, la trasluce, por lo que, retorci¨¦ndolo simplemente, la desigualdad no va a dejar de existir.
Como suele ocurrir con este tema, la pol¨¦mica ha saltado desde el primer momento. Las redes sociales se han incendiado y todo el mundo ha comenzado a opinar sin reparar muchos de los que lo hacen, para qu¨¦, en que se trata de una cuesti¨®n de lengua, no visceral y mucho menos de ideolog¨ªa. Por decir portavoza o conserja no se es m¨¢s feminista, de la misma manera que por decir miembro o joven, ya sea referido a un chico o a una chica, uno no es machista. Pero parece que mucha gente lo cree as¨ª, principalmente determinadas mujeres a las que su obcecaci¨®n las lleva a creer que todos los hombres lo somos por definici¨®n, por lo que cualquier objeci¨®n a sus argumentos la toman como una agresi¨®n. Incluso cuando la objeci¨®n, como en este caso, es de sentido com¨²n, pues se trata de se?alar una incorreci¨®n ling¨¹¨ªstica, no de otra cosa: si ya es dif¨ªcil feminizar la palabra miembro, que es com¨²n en cuanto al g¨¦nero (el masculino o el femenino lo determina el art¨ªculo, no la palabra) mucho m¨¢s lo ser¨¢ hacerlo con portavoz, cuyo segundo lexema, voz, es ya femenino por g¨¦nero (?el masculino podr¨ªa ser vozo?).
Siempre que entro en este jard¨ªn, ya sea por voluntad propia como ahora o porque alguien me pide mi opini¨®n, recuerdo lo que dec¨ªa Martin Luther King, el gran luchador por los derechos de los afroamericanos en su pa¨ªs y en el mundo: el peor racista es aqu¨¦l que me da la raz¨®n cuando no la tengo, pues lo hace porque soy negro.
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