Regenerar la vida urbana-rural en un contexto l¨ªquido
En este nuevo siglo al que cada vez m¨¢s personas le denominan el siglo ¡°l¨ªquido¡±, donde las estructuras dejan de ser estables y resistentes para ser adaptativas y resilientes, capaces de adaptarse al cambio y no que el cambio se adapte a las estructuras predefinidas. De ah¨ª viene el concepto l¨ªquido, un estado que mantiene cierta consistencia, pero altamente cambiante de forma, siendo capaz de adaptarse a cualquier forma o cambio de forma. Esto marca una era de grandes incertidumbres. Ya lo anunciaba el escritor Zygmunt Bauman en sus obras ¡°Tiempos l¨ªquidos¡± o ¡°Modernidad liquida¡±.
En esta nueva ¨¦poca l¨ªquida, hablamos de redes adaptativas en vez de estructuras r¨ªgidas o monol¨ªticas. Es curioso observar que lo m¨¢s parecido al funcionamiento de la naturaleza dentro de sus escalas son los modelos org¨¢nicos y abiertos al cambio, muy diferente a los modelos dise?ados por el ser humano, modelos r¨ªgidos y cerrados.
El avance en las comunicaciones, con factores clave como internet y las tecnolog¨ªas digitales, ha propiciado este nuevo contexto l¨ªquido m¨¢s parecido al modo de operar de la naturaleza con sus sistemas abiertos y adaptativos. Con esta nueva realidad basada en la hiperconexi¨®n, los cambios de gran escala suceden de forma m¨¢s acelerada, con todas las oportunidades que se generan, pero tambi¨¦n con todos los riesgos que pueden conllevar.
Algunas de las tendencias emergentes principales que definen parte del nuevo mapa del contexto l¨ªquido son:
Es un error pensar que la ausencia del ser humano en los entornos rurales es positivo para la regeneraci¨®n de la propia naturaleza
El cambio del modelo de organizaci¨®n y del trabajo, pasando de un modelo de generaci¨®n de valor centralizado y jerarquizado a un modelo distribuido y en red, donde las organizaciones generan impacto no tanto por su escala sino por su capacidad de alcance, por lo que estas nuevas organizaciones tienden a reducir de escala y formar parte de redes de colaboraci¨®n o comunidades o ecosistemas colaborativos. De este modo al reducir las escalas, la flexibilidad es mayor. Tambi¨¦n en el entorno del trabajo, se incrementa en n¨²mero la figura del trabajador aut¨®nomo o freelance. Con ello tambi¨¦n toma relevancia el auge del trabajo a distancia y en consecuencia el surgimiento de un sector econ¨®mico basado en ¡°empresas o comunidades digitales¡± con alcance global y tambi¨¦n el surgimiento de un sector social denominado ¡°N¨®madas digitales¡±, personas que pueden trabajar desde cualquier parte del mundo con solo tener un buen acceso a internet. En este contexto laboral de flexibilidad se conjuga perfectamente el concepto l¨ªquido. Tambi¨¦n sucede con este cambio de modelo de trabajo que el tiempo de trabajo y de ocio muchas veces tiende a mezclarse entre s¨ª, rompi¨¦ndose la frontera entre la vida profesional y la vida personal.
Otra tendencia del contexto l¨ªquido es la de la sobre-poblaci¨®n en las ciudades, al incrementarse la emigraci¨®n de personas de entornos rurales a urbanos a lo largo del siglo XX y XXI. Esto supone grandes desaf¨ªos a la sostenibilidad de las ciudades, las cuales tienen como todo ecosistema un l¨ªmite de capacidad para sostener unas condiciones adecuadas para la vida. Los modelos de ciudades actuales son modelos extractivos, volvi¨¦ndose agujeros negros que absorben y concentran energ¨ªa, talentos y recursos para mantener su insostenible modelo. Tambi¨¦n por ello, la gesti¨®n de las ciudades se vuelve m¨¢s compleja, surgiendo fen¨®menos socio-econ¨®micos o problemas como la gentrificaci¨®n propiciada por la turistificaci¨®n en ciudades populares, generando sociedades menos igualitarias, es decir con m¨¢s desigualdades sociales.
La despoblaci¨®n rural, anteriormente anunciada, es un fen¨®meno socioecon¨®mico que aumenta como consecuencia de la sobrepoblaci¨®n en las ciudades. ?sta es otra de las tendencias destacables en el impacto de la sociedad y su ordenaci¨®n territorial. Esto supone que cada vez existan m¨¢s recursos e infraestructuras infrautilizadas en los entornos rurales con la migraci¨®n de su poblaci¨®n hacia las ciudades y en consecuencia el abandono de los entornos rurales y en consecuencia el abandono de una naturaleza domesticada que hab¨ªa creado un ecosistema que ahora sin el ser humano, puede parad¨®jicamene, empeorarse.
Cabe destacar que estas tendencias suceden a la vez que el cambio clim¨¢tico es declarado como el gran desaf¨ªo del siglo XXI por Naciones Unidas durante la pasada COP 21 celebrada en Par¨ªs y la implantaci¨®n de los nuevos objetivos para el desarrollo sostenible por parte tambi¨¦n de Naciones Unidas.
Reconectando los sistemas rural-urbano
En este contexto l¨ªquido y a la vez tan desafiante donde suceden grandes posibilidades como tambi¨¦n grandes riesgos, es importante mantener una perspectiva sist¨¦mica que permita observar las relaciones de todos los cambios que van sucediendo y como estos influyen sobre todo en aspectos claves como los modelos de vida que requieren de unas condiciones adecuadas para el bienestar de las personas, familias y comunidades.
Como se anunciaba previamente, la despoblaci¨®n rural es un desaf¨ªo y a la vez una clave como gran oportunidad para contribuir a la mejora de los territorios desde una l¨®gica distribuida, an¨¢loga a la l¨®gica de los nuevos modelos de trabajo y los sistemas en red. Para ello ser¨¢ necesario proponer nuevos modelos de vida que generen atracci¨®n hacia los entornos rurales, contribuyendo al desarrollo regenerativo local-territorial y a la vez reducir la tendencia de centralizaci¨®n de las migraciones masivas a las ciudades, incluso contribuir a que el tama?o de las ciudades se reduzcan a una escala m¨¢s humana y auto-sostenible, generando un modelo de desarrollo territorial m¨¢s distribuido, creando una red, un tejido resiliente y armonizado con mayor n¨²mero y diversidad de conexiones entre entornos rurales y entornos urbanos.
Para transformar este desaf¨ªo rural-urbano en una oportunidad, hay que encontrar nuevas f¨®rmulas con elementos, conceptos o herramientas que funcionen a modo de palanca de cambio con la l¨®gica ganar-ganar. Es el momento de aprovechar las posibilidades del siglo XXI para crear nuevos puentes saludables entre lo urbano y lo rural que generen relaciones saludables y regenerativas para la vida en toda su amplitud.
Volver al entorno rural desde la voluntad no desde la necesidad.
Recientemente hablando con una amiga experta en el ¨¢mbito de la ecolog¨ªa y medio ambiente, me coment¨® que es un error pensar que la ausencia del ser humano en los entornos rurales, es positivo para la regeneraci¨®n de la propia naturaleza. Su argumento consistente dec¨ªa que la naturaleza ruralizada o domesticada por el ser humano durante siglos, es una naturaleza que con el tiempo ha ido adapt¨¢ndose y adquiriendo un ecosistema natural, y que ahora con el acelerado abandono rural, creer que la naturaleza puede recuperar su ecolog¨ªa original es algo poco probable. Entonces, tanto el descuido como el abandono del entorno rural no solo es un problema social y econ¨®mico para la sostenibilidad de los territorios, sino tambi¨¦n es un problema ecol¨®gico y medioambiental.
La nueva recuperaci¨®n de los entornos rurales no deber¨ªa suceder como reacci¨®n a un estado de crisis y la necesidad econ¨®mica de sobrevivir fuera de la compleja vida en las ciudades. Es preferible que esa vuelta a lo rural para ser sostenible en el tiempo suceda desde la voluntad de las personas. Es decir, que la persona que vuelve al entorno rural, lo haga de forma voluntaria y no por la necesidad obligada de salir de la ciudad para poder sobrevivir. Esto mismo sucede con el concepto de vivir en comunidad, no es saludable vivir en comunidad por necesidad sino por voluntad y deseo de querer vivir y construir ese modelo de vida colaborativo. En mi opini¨®n, vivir en una comunidad pr¨®spera tiene muchas ventajas, y a la vez requiere de compromisos y responsabilidad, por ello parece que no todo el mundo esta preparado o es adecuado para vivir en comunidad. La verdadera regeneraci¨®n de lo rural, lo urbano y sus relaciones, deben de emerger desde la voluntad del querer regenerar la vida, una actitud de creaci¨®n y abundancia, diferente a la actitud de la necesidad y la supervivencia, que se asocia a la percepci¨®n limitada de la escasez.
?Y si la cuesti¨®n ya no es vivir del campo, sino vivir en el campo? ?y si la cuesti¨®n ya no es explotar la naturaleza, sino regenerar la naturaleza? Para responder estas preguntas, hay que explorar nuevos modelos de vida que sepan integrar las posibilidades del siglo XXI. En este sentido, la Generaci¨®n Milenio, ser¨¢ la responsable y principal generaci¨®n en el desarrollo de la econom¨ªa de los pr¨®ximos 20 a?os. La transformaci¨®n est¨¢ en marcha.
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