El Destino es volver al origen
Adissu Demissie y Junaid Jemal Sendi pasaron de trabajar en las calles de Ad¨ªs Abeba a bailar en escenarios de toda Europa. Ahora quieren brindar a otros la oportunidad que ellos tuvieron
"Cuando llegas arriba, tienes que volver". Regresar para devolver al menos una parte de lo que has obtenido. Esa es la filosof¨ªa Adissu Demissie (1984) y Junaid Jemal Sendi (1986). O al menos, el destino circular que ellos mismos se han marcado. Estos dos bailarines et¨ªopes, a los que un golpe del destino sac¨® de la venta ambulante en las calles de Ad¨ªs Abeba para llevarlos a teatros de todo el mundo, est¨¢n convencidos de que deben dar a otros oportunidades de crecer, mejorar o encontrarse. Su herramienta: la danza. Su nombre: Destino.
"En 1996, Ad¨ªs Abeba no era como ahora. Hoy todav¨ªa ves ni?os por la calle, esnifando pegamento o fumando. Pero entonces los hab¨ªa a montones. Por todas las esquinas. Yo me pasaba todo el d¨ªa limpiando botas en la puerta del Black Lion, el principal hospital de la ciudad", recuerda en ingl¨¦s Adissu, rastas y voz pausada. "Y yo vend¨ªa pa?uelos por la calle", cuenta Junaid, m¨¢s bajo, compacto con melena afro.
En 1996 la vida no les hab¨ªa dado a¨²n la oportunidad de conocerse: ten¨ªan 12 y 10 a?os cuando la compa?¨ªa de danza brit¨¢nica Dance United desembarc¨® en la capital et¨ªope para un gran proyecto en torno a Carmina Burana. Y Adissu y Junaid estuvieron entre los 114 ni?os seleccionados para participar en la producci¨®n. A ra¨ªz de aquella experiencia, los brit¨¢nicos quisieron hacer algo por esos menores, y lanzaron un proyecto llamado Street Dreams. Adissu y Junaid de nuevo pasaron la criba y fueron dos de los 18 (12 chicos y 6 chicas) elegidos para una formaci¨®n de cinco a?os en danza contempor¨¢nea.
"Ven¨ªan profesores de Francia, Senegal, Estados Unidos, Espa?a...", rememora Junaid. Aprendieron danza tradicional et¨ªope, t¨¦cnicas modernas o teatro. Y tras esa formaci¨®n, el grupo pas¨® a actuar en Alemania, Reino Unido, Sud¨¢frica... "Tuvimos suerte de ver el otro mundo", interviene Adissu. Pero el grupo acab¨® por disolverse. Cada uno se fue buscando la vida, y muchos de sus miembros se quedaron a vivir en el extranjero.
Conocer y preservar la danza tradicional
A pesar de que su especialidad y pasi¨®n es la danza contempor¨¢nea, a Adissu Demissie y Junaid Jemal Sendi les gusta incorporar toques tradicionales en sus coreograf¨ªas. Ese inter¨¦s por los bailes aut¨®ctonos les ha llevado a recorrer siete regiones del pa¨ªs para conocer de primera mano los pasos, movimientos y estilos de la diversa Etiop¨ªa rural. Y para recogerlos todos en Adey, un proyecto en forma de libro, v¨ªdeos, y hasta un festival que se celebr¨® en Ad¨ªs Abeba el pasado octubre.
El evento dej¨® espacio para las actuaciones de grupos de Destino y acogi¨® tambi¨¦n a compa?¨ªas como los eslovacos de Les SLovaKs o los vascos de Kukai Dantza.
Pero el plato principal fueron las actuaciones de los grupos regionales. "Con la diversidad de movimientos, or¨ªgenes y culturas, verlos a todos junto en un escenario tambi¨¦n refleja las cosas que nos unen a todos", comenta Adissu, que se niega a hablar "de pol¨ªtica". Etiop¨ªa es un pa¨ªs sometido a constantes tensiones territoriales, que atraviesa una crisis tras la dimisi¨®n de su primer ministro a mediados de febrero. "Fue incre¨ªble verlos a todos con los problemas que hay en el pa¨ªs: fue un s¨ªmbolo", apunta.
"Tenemos que preservar todos esos bailes locales: son un enorme mosaico de color y belleza y cada uno de ellos tiene una historia detr¨¢s", a?ade Junaid. "Nosotros los incorporamos en nuestras coreograf¨ªas, y esperamos que el libro y el documental que estamos preparando sirvan para inspirar a m¨¢s gente y que todo ese patrimonio cultural no se pierda".
"Est¨¢bamos convencidos de que deb¨ªamos dar a otros lo que ten¨ªamos: en eso ¨¦ramos un poco distintos del resto", evoca Junaid. Mientras trabajaban como core¨®grafos y segu¨ªan viajando, fueron d¨¢ndole vueltas a la idea hasta pensar en regresar a Ad¨ªs, al origen de todo.
Una puerta de metal da lugar a un peque?o patiejo, con dos estancias a la derecha que sirven de vestuarios, y un local para bailar a la izquierda, que alguien acaba de fregar. All¨ª, Adissu y Junaid ensayan, prueban nuevos movimientos, y fusionan la danza contempor¨¢nea con la tradicional et¨ªope. Pero, m¨¢s all¨¢ de su propia actividad, dan clases para todo tipo de p¨²blicos: discapacitados, personas con problemas de visi¨®n, j¨®venes... "Queremos usar la danza para inspirar a la gente, para ayudarles a confiar en s¨ª mismos y para ense?arles a trabajar juntos", cuenta Junaid gesticulando con las manos.
Con la misma agilidad con la que saltan, giran y se contorsionan por el escenario tienen que repartirse? entre estos cursos, sus actuaciones y otros proyectos, como el de investigar y documentar las danzas tradicionales de todo el pa¨ªs. En realidad, subsisten por sus participaciones en producciones y seminarios, sobre todo en el extranjero. "Trabajamos para vivir, y no al rev¨¦s. Sabemos que podemos ir a otros pa¨ªses y hacer dinero, pero lo que nos satisface es estar aqu¨ª dar a oportunidades a otros", dice el m¨¢s joven de la dupla.
Y en el fondo de todo, su destino: cambiar el de otros. Give back ("devolver", en ingl¨¦s) era el proyecto fundacional de Destino Dance, y el que m¨¢s ilusi¨®n despierta en sus creadores. Ser¨ªa volver a su propia infancia, dando a otros 10 chavales la oportunidad de labrarse un futuro en el mundo de la danza. "Alguien tiene que sacar de all¨ª a esos chicos que se pasan el d¨ªa colocados en los sem¨¢foros y los cruces", se revuelve Adissu. Su plan es darles formaci¨®n especializada durante cinco a?os, tirando de contactos y de su propia experiencia. Pero no quieren quedarse solo en el baile, sino tambi¨¦n darles la oportunidad de estudiar, con un programa completo de ma?ana y tarde. Tras tres a?os en busca de fondos sin ¨¦xito, en mayo empezar¨¢n una campa?a de crowdfunding y, si todo va bien, en octubre seleccionar¨¢n a los 10 chavales que, en un futuro, tambi¨¦n podr¨¢n volver para devolver.
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