La mujer pirata
Como la protagonista de 'La mujer pantera', una de las obras maestras de Tourneur, Anne Providence representa una feminidad compleja en la que los roles no son los habituales
Ahora que se proclama un futuro femenino he recuperado una de mis pel¨ªculas de cabecera, La mujer pirata, el cl¨¢sico de aventuras de 1951 en el que Jacques Tourneur recog¨ªa la leyenda de Anne Bonny. Nacida en Irlanda a finales del siglo XVII, Anne era la hija bastarda de un abogado y de su criada. Cuando la ni?a naci¨®, su padre decidi¨® trasladarse con ella y su madre a Estados Unidos, donde fue educada en buenos colegios. De poco sirvi¨®. Atra¨ªda por la aventura, la rebelde se cas¨® con un pirata de poca monta, al que abandon¨® m¨¢s tarde por otro hasta dedicar su vida al mar y el abordaje.
La pel¨ªcula de Tourneur, fallecido hace justo 40 a?os, iba por otros derroteros. La temida capit¨¢n Anne Providence (atractiva y temible bucanera interpretada por Jean Peters) captura un barco enemigo donde viaja un apuesto prisionero franc¨¦s (el remilgado Louis Jourdan). El preso se presenta ante la ruda pirata con un ¡°enchant¨¦ madame¡± que recibe como respuesta un fuerte guantazo. Pero, ay, la llama de la seducci¨®n ha prendido. Ella le ahorra el definitivo paseo por la borda e incorpora al desconocido a la fiel tripulaci¨®n del Reina de Saba. Los buenos modales del nuevo pasajero le hacen destacar frente a los dem¨¢s tripulantes y la asilvestrada Anne empieza a flaquear. Ni siquiera la advertencia de su mentor y padre espiritual, el capit¨¢n Teach, alias Barbanegra, le har¨¢ entrar en raz¨®n: ¡°No me gustan los aduladores¡±, dice Barbanegra ante lo evidente: la mujer pirata se ha enamorado de un bobo peligroso.
"El vestido de oro jam¨¢s podr¨ªa competir con la camisa a la cintura, el cintur¨®n ancho y el pantal¨®n tobillero de la pirata"
Lo que sigue es una historia de celos y muerte protagonizada por una mujer con ese aire a lo Dalia Negra que tanto gustaba a Tourner, un cineasta a quien Andrew Sarris encasill¨® en el apartado de ¡°esot¨¦ricos expresivos¡±, un representante del ¡°triunfo del gusto sobre la fuerza¡±. Vi La mujer pirata de ni?a en un cine de barrio y esa misma tarde incorpor¨¦ la trama a mis juegos. Era buena inventando mapas de tesoros. Dibujaba costas ficticias, palmeras y en un lugar indefinido una cruz con el bot¨ªn. Mojaba el papel con t¨¦, lo pisaba y arrugaba y, por ¨²ltimo, quemaba los bordes con un mechero. Lo salpicaba de nombres sugerentes: Jamaica, Maracaibo, Isla Tortuga, Isla de la Muerte, las Barbados.
En uno de los momentos mas importantes de la pel¨ªcula, la capit¨¢n Providence se despoja de su ropa de faena para ponerse un vestido ¡°a la moda¡±, una joya parisina que, en palabras del gal¨¢n franc¨¦s, estaba destinado a la mujer de sus sue?os. ¡°Las mujeres est¨¢n locas, ?c¨®mo se pueden mover con esto?¡±, dice la pirata tratando con desd¨¦n el cors¨¦ en el que es incapaz de reconocerse. ¡°Est¨¢n quietas, esperando a que se acerquen los hombres¡±, responde ¨¦l, zalamero. Si me preguntan a m¨ª, el vestido de oro jam¨¢s podr¨ªa competir con la camisa atada a la cintura, el cintur¨®n ancho y el pantal¨®n tobillero de la bella pirata, pero es aquella prenda femenina la que encierra la tragedia de toda la pel¨ªcula. En sus lujosos volantes tintinea la humillaci¨®n sexual a una mujer que vive al margen del sistema y de las convenciones.
Como la protagonista de La mujer pantera, otra de las obras maestras de Tourneur, Anne Providence representa una feminidad compleja en la que los roles no son los habituales. Tambi¨¦n representa una belleza al¨¦rgica a la cursiler¨ªa y los cors¨¦s, sean cuales sean los que est¨¢n de moda hoy, tiempos de feminismo a flor de piel y activismo de alfombra roja.
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