¡°Hemos aprendido a tratar la difteria contra reloj¡±
El ¨²ltimo brote ocurri¨® hace d¨¦cadas. Pero ha vuelto. Carla Pla, responsable de equipo de M¨¦dicos sin Fronteras describe los desaf¨ªos de enfrentarse a la enfermedad en los asentamientos de refugiados rohingya en Banglad¨¦s
Cuando estall¨® la difteria en diciembre en el distrito de Cox's Bazar de Banglad¨¦s, el equipo de M¨¦dicos sin Fronteras (MSF) en Balukhali se vio desbordado. La zona alberga a casi 700.000 refugiados rohingya que llegaron en los ¨²ltimos seis meses huyendo de la violencia en Myanmar y miles de personas que vinieron en crisis anteriores y que viven en tiendas en enormes y superpoblados asentamientos improvisados, un caldo de cultivo perfecto para que se propague esta enfermedad trasmisible por el aire.
A algunos kil¨®metros de la cl¨ªnica de Balukhali, MSF comenz¨® a construir un nuevo hospital en Moynarghona. Dada la urgencia de la situaci¨®n, decidimos paralizar las actividades previstas y centrarnos en la creaci¨®n de un centro de tratamiento de la difteria en los terrenos del hospital. Inicialmente alojado en una serie de tiendas, m¨¢s tarde se traslad¨® a varias de las salas a medida que estas eran terminadas.
Pacientes con casos sospechosos de difteria pronto nos fueron remitidos desde otros centros de salud de la zona. Imag¨ªnense la escala de la situaci¨®n: decenas de miles de refugiados que viven en los campos cercanos, y muchos de los casos sospechosos nos eran remitidos.
En esas primeras semanas, fue dif¨ªcil gestionar la situaci¨®n. Los pacientes llegaban todos a la vez, a veces en minibuses y, al mismo tiempo, nuestro personal no ten¨ªa mucha experiencia. Nunca antes hab¨ªamos visto algo como esto, o solo en libros de texto, ya que los brotes de difteria han sido algo extra?o durante d¨¦cadas ¡ªrecientemente ha habido tambi¨¦n otro en Yemen¡ª. Tuvimos que aprender a contrarreloj c¨®mo tratar a los pacientes.
En esas primeras semanas, fue dif¨ªcil gestionar la situaci¨®n. Los pacientes llegaban todos a la vez, a veces en minibuses, y al mismo tiempo nuestro personal no ten¨ªa mucha experiencia
Lo primero, y creo que lo m¨¢s desafiante, es asegurar que los afectados est¨¦n aislados para evitar que la enfermedad se propague. Las reglas se aplican a todos, incluido el personal, lo que significa que se deben pasar largos per¨ªodos utilizando m¨¢scaras y equipo de protecci¨®n.
Cuando se ingresa a personas con sospecha de difteria, la mayor¨ªa tiene tos, fiebre y dolor de garganta. Nuestro personal hace un examen cl¨ªnico. Por lo general, se ve una membrana gruesa que cubre la garganta, con manchas blancas en las am¨ªgdalas y un cuello muy hinchado. Algunos pacientes experimentan espasmos bronquiales. La membrana puede bloquear la garganta y dificultar la respiraci¨®n. La difteria tambi¨¦n puede incrementar el ritmo cardiaco y causar trastornos neurol¨®gicos que pueden provocar par¨¢lisis.
Una vez que se confirma el diagn¨®stico, la parte m¨¢s delicada del tratamiento es la administraci¨®n de la antitoxina dift¨¦rica. El medicamento se administra por v¨ªa intravenosa y puede producir reacciones adversas que lleven a complicaciones, e incluso la muerte, si no se trata adecuadamente. La atenci¨®n personalizada m¨¦dico paciente es necesaria, especialmente al comienzo, porque se deben detectar r¨¢pidamente cualquier tipo de efectos secundarios para poder detenerlos.
Por lo general, el paciente es dado de alta 48 horas despu¨¦s de haber sido admitido. Pero no termina ah¨ª. Otro componente clave es la vacunaci¨®n y la profilaxis a todas las personas con las que el paciente ha estado en contacto, para protegerlas contra la difteria y detener la propagaci¨®n de la enfermedad.
En el centro de tratamiento, el personal de MSF identifica a todos los contactos del paciente: los parientes o vecinos que han estado en contacto cercano en los ¨²ltimos siete d¨ªas. A menudo, resulta complicado dar con todos ellos y encontrarlos. Al d¨ªa siguiente, un equipo de rastreo de contactos va a visitarlos. Mientras tanto, el personal m¨¦dico necesita controlar regularmente al paciente dado de alta: para asegurarse de que est¨¦ tomando el f¨¢rmaco y no sufra efectos secundarios. Despu¨¦s de un mes, el paciente regresa al centro para una visita final en la que poder confirmar que no hay complicaciones.
Tuvimos un caso de un ni?o que lleg¨® muy tarde al centro. El equipo trabaj¨® muy duro y ten¨ªa la esperanza de que mejorara, pero muri¨®. Pens¨¦: ¡°?Por qu¨¦ vino tan tarde? ?Por qu¨¦ no hab¨ªa sido vacunado?"
La difteria es una enfermedad prevenible y la vacuna contra ella forma parte del paquete b¨¢sico que se inyecta a los ni?os. Sin embargo, aqu¨ª hemos visto a muchos ni?os afectados debido al aparentemente bajo estatus de inmunizaci¨®n de los refugiados.
Algunos pacientes han muerto de difteria, lo cual es muy duro para todos los involucrados. Tuvimos, por ejemplo, un caso de un menor que lleg¨® muy tarde al centro. El equipo trabaj¨® muy duro y ten¨ªa la esperanza de que mejorara, pero muri¨®. Pens¨¦: "?Por qu¨¦ vino tan tarde? ?Por qu¨¦ no hab¨ªa sido vacunado?". Te das cuenta de que as¨ª es la vida. Lo que necesitamos es hacer que las cosas cambien.
El otro d¨ªa, trajeron a otra ni?a peque?a. Estaba cansada, no ten¨ªa apetito debido al dolor en la garganta y estaba muy asustada. Ven¨ªa de uno de los asentamientos improvisados a un lugar donde todos usaban una m¨¢scara y hablaban un idioma que no entend¨ªa. Le pusimos una pel¨ªcula, iniciamos el tratamiento, y poco a poco comenz¨® a re¨ªr. Al d¨ªa siguiente vi c¨®mo le daban el alta. Recuerdo que pens¨¦: "?Bien hecho!". Esta es la mejor parte de nuestro trabajo.
Carla Pla es responsable del equipo m¨¦dico de MSF en los asentamientos de refugiados rohingya en Banglad¨¦s.
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