Javier Bardem: ¡°La maldad tiene su atractivo¡±
Es el malo de la pel¨ªcula por antonomasia. Uno de los mejores int¨¦rpretes de su generaci¨®n. Ha hurgado en monstruos como Anton Chigurh ¡ªque le report¨® un Oscar por ¡®No es pa¨ªs para viejos¡¯¡ª y Raoul Silva, n¨¦mesis de 007. Ahora presenta su recreaci¨®n del narcotraficante colombiano Pablo Escobar, un papel que le ha obsesionado durante un decenio. La educaci¨®n de sus hijos, asegura, es el mayor reto al que ha tenido que enfrentarse jam¨¢s.
SUERTE. PREPARACI?N. Decisi¨®n. Y tes¨®n. Javier Bardem ha construido su carrera sobre ?cuatro elementos que, sumados a un rostro salvaje y un gesto que puede resultar tan duro como viril, lo han encumbrado como uno de los mejores actores de su generaci¨®n. Nieto, hijo y sobrino de c¨®micos, en su curr¨ªculo figura toda la gama de premios, desde el Oscar hasta el Bafta o los Goya. Ning¨²n actor espa?ol ha llegado tan lejos. En Hollywood lo consideran uno de los suyos, un monstruo de la talla de Sean Penn. Casado felizmente con Pen¨¦lope Cruz, parece vivir un momento dulce en una carrera que compagina con el activismo. Acaba de visitar la Ant¨¢rtida para denunciar el deshielo y tambi¨¦n de protagonizar la campa?a de una marca de lujo.
Acude puntual a la cita. Viste ropa deportiva y visera para pasar inadvertido. El protagonista de Antes que anochezca (Las Palmas de Gran Canaria, 1969) saluda con la resoluci¨®n de los t¨ªmidos que se crecen en la distancia corta. Est¨¢ promocionando Loving Pablo, la pel¨ªcula ¡ªse estrena el pr¨®ximo viernes¡ª que protagoniza y produce junto a su esposa, en la que recrea al narcotraficante colombiano Pablo Escobar, pero la cita, a las cinco de la tarde en el madrile?o hotel Wellington, no parece la mejor hora para un padre de dos ni?os, de siete y cuatro a?os. Necesita un caf¨¦.
Loving Pablo es el fruto de 10 a?os de trabajo con su amigo el director Fernando Le¨®n de Aranoa. ?Qu¨¦ encontraron en el libro de la periodista Virginia Vallejo para adaptarlo al cine? M¨¢s all¨¢ de la relaci¨®n sentimental, hab¨ªa detalles que recreaban los a?os ochenta. Virginia, con la que hemos hablado en un par de ocasiones, se enamora de Pablo y entra en un agujero del cual, hoy d¨ªa, todav¨ªa est¨¢ intentando salir. Pero en el libro hay an¨¦cdotas fant¨¢sticas de dos tipos que se creyeron los reyes de la colina.
¡°Un actor debe olvidarse de s¨ª mismo para buscar el alma de otro. Este trabajo te ayuda a no enjuiciar f¨¢cilmente porque est¨¢s obligado a entender¡±
Despu¨¦s de 10 semanas de rodaje en Colombia, ?cambi¨® su impresi¨®n sobre el personaje? Llevaba a?os document¨¢ndome, pero cuando llegas al sitio y ves las barriadas de Medell¨ªn en las que creci¨® entiendes mejor su origen, su ambici¨®n desmesurada y ese compromiso social que luego utiliz¨® convenientemente para transformarse en alguien m¨¢s poderoso. Invent¨® el narcotr¨¢fico con su muerte y terror, y se convirti¨® en el enemigo p¨²blico n¨²mero uno, un tipo que se re¨ªa del Estado de derecho. Su muerte fue un asunto nacional y quiz¨¢ por eso seguimos hablando de ¨¦l.
Cuando el presidente de Colombia aterriz¨® en la madrile?a Puerta del Sol y vio el cartel de Narcos no pareci¨® apreciar ese aspecto literario del tema. Y yo lo entiendo. Unos siguen llevando flores a su tumba y otros, la mayor¨ªa, lo desprecian y recuerdan con horror. Se saben presos de una historia que gener¨® mucho ruido y mucha muerte. Para que un tipo as¨ª floreciese hac¨ªa falta tambi¨¦n una sociedad corrupta y una jerarqu¨ªa nada sensible a lo que estaban creando. Luego muchos miraron para otro lado cuando el Estado le declar¨® la guerra.
?C¨®mo prepar¨® un papel con tantos claroscuros? Esa era una de las razones por las que lo quer¨ªa hacer. Me han ofrecido no todos, pero s¨ª muchos escobares, y siempre hab¨ªa algo que me echaba para atr¨¢s. No ve¨ªa en esos personajes color, ve¨ªa rasgo grueso. Me interesa su fisicidad. Despu¨¦s de muchas lecturas y visionar las entrevistas que le hicieron, lo visualic¨¦ como un hipop¨®tamo, su animal favorito, del cual pose¨ªa su energ¨ªa y la sangre fr¨ªa para cometer atrocidades. Era un tipo pausado que pon¨ªa a todo el mundo a la carrera. Y eso para un actor es un lujo.
Para un int¨¦rprete de m¨¦todo como usted, ?qu¨¦ resulta m¨¢s complicado: el ejercicio emocional de entrar o salir de los personajes? Empec¨¦ a los 19 a?os y he cumplido 49. Ya he pasado por muchos sitios, hay personajes que me ha costado mucho m¨¢s sac¨¢rmelos de encima. La edad, la experiencia y el sentido com¨²n te ayudan a desentenderte emocionalmente, pero no s¨¦ si intelectualmente. Por un tiempo sigues pensando en esa figura que has creado, pero no fue el caso de Escobar. Cuando dec¨ªan ¡°?Corten!¡±, lo dejaba ah¨ª y me marchaba. En este caso, adem¨¢s, trabajaba con mi pareja y llevarse a casa el trabajo con dos hijos resulta muy complicado.
Conoci¨® a su esposa cuando ella ten¨ªa 16 a?os en ?Jam¨®n, jam¨®n; luego les junt¨® Woody Allen en Vicky ?Cristina Barcelona. Ya casados han trabajado en Loving Pablo y ahora acaban de rodar en Madrid con el director iran¨ª Asghar Farhadi. ?Tiene ventajas compartir plat¨®? Uno no puede dejar lo personal fuera, pero ahora que somos adultos esto nos motiva a entrar en un juego de imaginaci¨®n y de creatividad, en el que no importa lo que a uno le pasa, sino lo que imagina que despierta en el otro, algo que te obliga a saltar la barrera personal para meterte en la ficci¨®n y que, en definitiva, es la interpretaci¨®n.
¡°El levantamiento ante el abuso es extraordinario, pero estamos cruzando l¨ªneas peligrosas. Una denuncia en un medio no basta para que una persona sea culpable¡±
Antes fue Anton Chigurh, el fr¨ªo asesino de No es pa¨ªs para viejos, o Raoul Silva, el ciberterrorista rubio de Skyfall con Daniel Craig en una secuela de 007. ?Siente predilecci¨®n por los villanos? Bueno, a ver, s¨ª [risas]. Pero son personajes distintos dentro de lo suyo. Elijo entre lo que me ofrecen buscando tonos diferentes en cada entrega.
Vamos, que tiene callo haciendo de malvado. No busco excusas, si hay material como para construir un car¨¢cter, acepto. Silva o el protagonista de los hermanos Coen se aproximan a la destrucci¨®n por caminos distintos. Hay algo atractivo detr¨¢s de esa maldad, hurgar en lo que sucedi¨® para que se convirtieran en monstruos. En No es pa¨ªs para viejos mi personaje no mostraba ning¨²n signo de humanidad, ese era el reto, suplantar a un ser humano muy alterado, como los que, desgraciadamente, encontramos muchos d¨ªas en los peri¨®dicos. Aqu¨ª debes olvidarte de ti para buscar el alma de otro, y ese trabajo te ayuda a no enjuiciar f¨¢cilmente a la gente porque est¨¢s obligado a entenderlos.
?Cu¨¢ndo recurre a Juan Carlos Corazza, su maestro de actuaci¨®n? Es un laboratorio al que voy a aprender desde que empec¨¦. Estoy bendecido por la suerte de haber encontrado a alguien que me ayuda en lo personal y en lo laboral. Admiro su talento para entender la verdad de la ficci¨®n, el trabajo, como dec¨ªa Liv Ullmann, de quitar m¨¢scaras y convertirlo en algo emotivo y sincero.
Sam Mendes, los hermanos Coen, Julian Schnabel. Carmen Maura dec¨ªa que los directores se divid¨ªan entre los que hablan mucho y los que no dicen nada. ?Cu¨¢l prefiere? [Risas] Bien visto. He tenido mucha suerte con la gente que he trabajado. Los Coen y Woody Allen pertenecen al grupo de los que no hablan, y de los otros¡ Julian dice tantas cosas interesantes que no me canso de escucharlo. Cada director te deja su impronta, pero a medida que pasan los a?os veo que el cine es cada vez m¨¢s, como dice Fernando [Le¨®n de Aranoa], una disciplina art¨ªstica regida por el dinero. Hay que ce?irse al presupuesto y pasa hasta en las grandes producciones. Lo he visto en Piratas del Caribe. Encontrar la inspiraci¨®n y el coraje en ese ambiente me parece admirable.
En Hollywood lo consideran uno de los suyos, incluso uno de sus personajes sali¨® en un cameo en un cap¨ªtulo de Los Simpson. Todo han sido accidentes. Cuando los j¨®venes me piden que les d¨¦ un consejo, uso la frase de Cela: ¡°Yo no doy consejos, que la gente se equivoque sola¡±. Conviene estar preparado para cuando el accidente se produce. Bigas [Luna] dec¨ªa que la carrera es mitad suerte, 25% preparaci¨®n y 25% decisi¨®n y tes¨®n.
Supongo que Bigas Luna ocupa un altar en su curr¨ªcu?lo. Me dio mi primer papel en Las edades de Lul¨², un personaje dif¨ªcil, en un prost¨ªbulo y con mi madre delante, que era la reina del burdel. Le debo mi carrera y una mujer. Le quiero mucho.
?Qui¨¦n le pone en la tierra? Mis amigos y mi familia, aunque creo que eso va impreso en la educaci¨®n. Crec¨ª en una familia de c¨®micos y he visto las dificultades de mi madre, con rachas de mucho trabajo y de mucho paro. Recuerdo su vida, siempre pendiente del tel¨¦fono, y las consecuencias que eso ten¨ªa para la econom¨ªa casera. Hay un asunto relacionado con esta profesi¨®n que llevo marcado a hierro y que tiene que ver con saber tomar distancia. Si no te imaginas haciendo otra cosa, debes abrazar lo que traiga, tanto el ¨¦xito como el fracaso. Hay que saber fajar con todo.
?Tambi¨¦n con la fama? Cuando hice Jam¨®n, jam¨®n, recuerdo la explosi¨®n de popularidad, ir por la calle y c¨®mo la gente me reconoc¨ªa. Me result¨® raro e inc¨®modo. Ese tipo de reconocimiento no va conmigo.
Pero ahora lo reconocen en todas partes. Me ha costado asimilarlo, pero lo he asumido como parte de mi vida, aunque he llegado a negar la mayor y decir que no era yo. Nunca he tenido problemas de fans, pero s¨ª con el abuso medi¨¢tico y la gente que vive de eso y se te echa encima para conseguir una exclusiva. No recuerdo una experiencia inc¨®moda en la calle, ni en Espa?a ni fuera. Hay gente cari?osa y divertida que tambi¨¦n viene a decirme que no le gusta lo que hago.
?A qu¨¦ ha renunciado por la fama? A la capacidad de hacerte invisible, de mirar sin ser visto, pero no vivo prisionero de ello, me busco mis formas para poder observar, porque para m¨ª eso forma parte de mi trabajo y de la inspiraci¨®n que genera. Voy mucho en metro y, de cada diez veces, en cinco veo tel¨¦fonos que me apuntan para tomar una foto. Busco las l¨ªneas y las horas, pero siempre noto la mirada de un tipo desde el otro lado del vag¨®n.
No fue un buen estudiante. Tampoco se adapt¨® a la disciplina. Le gustaban m¨¢s las peleas que las matem¨¢ticas. ?La vida le ha serenado? S¨ª, pero no me gustaba pelearme. De hecho, he sido bastante cobardica aunque haya hecho boxeo, artes marciales y tuviera fondo. Pon¨ªa la agresividad en el campo de rugby y todav¨ªa me gusta mucho la fisicidad del asunto, no soy un intelectual aunque soy muy cerebral, m¨¢s de lo que me gustar¨ªa. Siempre he sido muy instintivo, tanto que a veces pienso demasiado tarde: ¡°Pero ?c¨®mo pude hacer o decir eso?¡±. Aunque tambi¨¦n eso me ha ayudado como actor. Hay que tener hambre en el sentido art¨ªstico, que no te lo den todo con cuchara. Saber que uno tiene que aprender, que no lo sabes todo, que las cosas cuestan mucho, que puedes llegar.
Suena como uno de esos casos t¨ªpicos del sue?o americano. Soy un poco ejemplo de eso, de un accidente del azar. He tenido la suerte de sufrir, pero me llam¨® Bigas y Julian, que me vio saliendo de una fiesta, me pregunt¨® si era actor. Hab¨ªa visto Carne tr¨¦mula, pero justo yo estaba ah¨ª en ese momento. La vida me ha tra¨ªdo tantas cosas que no hay d¨ªa que no lo agradezca. Hoy tengo muchos amigos que son padres y hablamos mucho de c¨®mo mostrar todo nuestro afecto a los hijos sin pasarnos para no limitarlos.
Ah¨ª no tiene preparador, pero s¨ª la referencia de su madre. Lo m¨¢s dif¨ªcil que me he encontrado es la educaci¨®n de los hijos. A veces no vale lo aprendido, entiendo lo dif¨ªcil que es para la gente que est¨¢ metida en un ritmo de vida vertiginoso escuchar a los hijos, sobre todo si son peque?os. La educaci¨®n empieza ah¨ª y exige una entrega enorme. Cuando llegas a casa, ellos quieren a su padre, no a Pablo Escobar. Hay una canci¨®n de U2 que me gusta mucho: ¡°Ya tienes la suficiente experiencia o has vivido lo suficiente para saber que son los ni?os los que ense?an¡±.
Los Bardem en Espa?a son, m¨¢s que una saga, una marca. ?Se siente querido? A nivel personal, mucho. Cuando voy por la calle con mi madre veo la gente que se le acerca a darle besos y cari?o. AISGE [la sociedad de gesti¨®n de derechos de artistas e int¨¦rpretes] le hizo un homenaje al que asistimos 1.500 personas y adem¨¢s le han dado el premio [Cine, Ayuda y Solidaridad] de la Academia de Cine. Evidentemente, hay personas con ideas contrarias a las nuestras, pero bienvenidos sean todos. El insulto y la agresi¨®n solo descalifican, aunque alguna vez nosotros tambi¨¦n hemos podido ser agresivos.
?No se puede ser rico y de izquierdas? Bueno, rico, m¨¢s bien vivir de tu trabajo y vivir bien. Es un dinero que he hecho a base de trabajar, no he robado a nadie y soy una persona que no ha cometido demasiados excesos. Soy ahorrador y todav¨ªa tengo dinero de cuando hice pel¨ªculas hace siete a?os. No derrocho, guardo y aseguro. Ante esa frase tan generalizada, me pregunto si para ?hablar de justicia social tienes que vivir debajo de un puente. Es curioso que mucha gente use eso de ¡°si tienes esto, no puedes hablar de lo otro¡± porque nos empobrece y es una forma de despreciar al otro.
Pero el que expresa una opini¨®n tiene que estar preparado para escuchar al que opina diferente o a sufrir la justicia tuitera. Por supuesto. Pero yo no formo parte de esa justicia de las redes. A mi generaci¨®n le ha tocado la explosi¨®n de lo medi¨¢tico en primera persona y resulta muy duro. Dices una cosa y a los 15 minutos se escucha en la otra parte del mundo, para lo bueno y para lo malo, pero ha sido muy agresivo.
Desde que estall¨® el caso Weinstein parece que estamos inmersos en una revoluci¨®n. El #MeToo ya no hay quien lo pare, pero ?son v¨¢lidas las listas negras? Mis padres se divorciaron cuando yo ten¨ªa dos a?os, siempre he vivido con mi madre, una mujer con mucha fuerza, y mi educaci¨®n es muy femenina; creo que entiendo c¨®mo funciona una sociedad machista. Dicho esto, conviene hablar con cuidado. Por un lado, es extraordinario el levantamiento ante cualquier tipo de abuso, especialmente en lo relativo al sexo y el desequilibrio de g¨¦nero, ya sea salarial o moral, pero, ?cuidado!, que estamos cruzando l¨ªneas peligrosas, como que todo lo que se diga y se publique en un medio baste para que esa persona ya sea culpable, con la ruina personal y laboral que implica y sin derecho a una defensa y un juicio justo.
La estrella que ha ca¨ªdo hoy a la papelera es Mario Testino. No conozco su caso. Pero ah¨ª fuera puede haber gente que te odia y que puede empezar a decir barbaridades para vengarse. Conviene recordar que la presunci¨®n de inocencia es un derecho. Evidentemente no hablo del caso Weinstein, en el que hay tantos testimonios conocidos por tanta gente, pero cada d¨ªa surgen nuevos nombres y seguro que muchos o casi todos son verdad, pero debe haber un proceso legal. Se debe seguir denunciando, pero con cuidado. Asusta un poco, podr¨ªa llegar un momento en que cualquiera puede ser la v¨ªctima.
Ha trabajado con Woody Allen, al que ahora algunas feministas califican de monstruo. ?El arte debe provocar? El arte debe ser libre, no me gusta que se censure una obra de arte porque sale una adolescente en una posici¨®n provocativa. En esa tesitura nunca se hubiera publicado Lolita.
Estamos fuera de la hora pactada y su asistente de prensa avisa de que hay que cortar la conversaci¨®n. De camino hacia el aparcamiento no se perciben las miradas curiosas de los clientes del hotel. Antes de despedirnos le entrego el n¨²mero que El Pa¨ªs Semanal dedic¨® a Maloma, una joven que vive en contra de su voluntad en los campamentos saharauis de Tinduf. Bardem, que ha intervenido en la ONU para hablar del problema de ese pueblo, promete leerlo.
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