Un doctor en Livingston

La lejan¨ªa y el aislamiento de los lugares donde se desarrollan actividades en la Ant¨¢rtida obligan a contar con un profesional de la salud experimentado y vers¨¢til, capaz de actuar r¨¢pido ante cualquier contingencia que pueda surgir, desde un leve catarro o una torcedura de tobillo, hasta cosas m¨¢s graves como un fuerte traumatismo o un infarto.

Para acometer con la mayor de las garant¨ªas esa dif¨ªcil misi¨®n, la BAE Juan Carlos I cuenta con dos m¨¦dicos en cada campa?a ¨Cuno en la primera fase y otro en la segunda¨C. Durante mi estancia en la base, he coincidido con Daniel P¨¦rez del Castillo, al que todos familiarmente llamamos Dani (uno de los tres que en este momento hay aqu¨ª). Este m¨¦dico de familia, de atenci¨®n primaria, form¨® parte durante 10 a?os del Grupo de Rescate de Monta?a de la Guardia Civil, donde se curti¨® en la asistencia m¨¦dica de personas que desarrollan su actividad en zonas de dif¨ªcil acceso donde habitualmente las condiciones meteorol¨®gicas son extremas, tal y como ocurre en la Ant¨¢rtida. Esa actividad profesional le brind¨® la oportunidad, en 2008, de participar en su primera campa?a ant¨¢rtica, y con la actual son ya cinco en las que ha estado, compagin¨¢ndolo en la actualidad con su trabajo de m¨¦dico en el centro de salud de Hecho (Huesca).

Antes de viajar a la Ant¨¢rtida, todos los participantes en las campa?as ant¨¢rticas tenemos que pasar un examen m¨¦dico bastante exhaustivo, destinado a diagnosticar el estado de salud de cada individuo. Dicho examen sirve principalmente para descartar posibles patolog¨ªas o enfermedades que podr¨ªan poner en riesgo la vida de determinadas personas en caso de viajar all¨ª, algo que se trata de evitar. Personas con enfermedades cr¨®nicas, pero que las tienen controladas con medicaci¨®n, no tienen, a priori, problemas a la hora de pasar ese control m¨¦dico. El Comit¨¦ Polar Espa?ol tiene un m¨¦dico que es el que firma los informes y otorga el apto o no apto a cada participante en la campa?a.

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Esos informes los tiene a su disposici¨®n Dani en su ordenador, como principal referencia de cada una de las personas que pasamos por la base. El m¨®dulo de habitabilidad cuenta con una amplia enfermer¨ªa en su planta baja, muy bien equipada, similar a una sala de urgencias de un hospital provincial. Entre los aparatos que hay, se dispone de un ec¨®grafo un electrocardiograma y tambi¨¦n dos desfibriladores semiautom¨¢ticos (DESA), uno de los cu¨¢les lo tienen en estos momentos en el Campamento Byers, mientras est¨¢n all¨ª varios cient¨ªficos de campa?a.

Para Dani estar de m¨¦dico en la Ant¨¢rtida es un reto profesional, que le ha ido permitiendo aprender aspectos m¨¦dicos que desconoc¨ªa previamente, como los barotraumas ligados a las actividades de los buceadores bajo el agua. Lo que m¨¢s com¨²nmente atiende son traumatismos, principalmente de tobillo, dado el terreno pedregoso que hay en los alrededores de la base, o los catarros. En sus cinco campa?as s¨®lo ha tenido que solicitar dos evacuaciones, si bien en ninguna de ellas se trat¨® de una situaci¨®n en que peligrara la vida del paciente. En uno de los casos, asisti¨® a un monta?ero de la vecina base b¨²lgara, que sufri¨® una importante rotura. Dani consigui¨® actuar sobre la herida y estabilizarle, hasta que transcurridos varios d¨ªas fue evacuado en barco.

La clave del ¨¦xito de su misi¨®n, la de todos los m¨¦dicos que pasan por la base, reside en la prevenci¨®n. Una buena alimentaci¨®n, unas buenas normas en materia de higiene, y una serie de recomendaciones para las salidas de la base, con el objetivo de evitar accidentes, son la mejor garant¨ªa para que el m¨¦dico act¨²e lo menos posible y todo discurra con normalidad. Los m¨¦dicos tambi¨¦n imparten en la base cursos te¨®rico-pr¨¢cticos de primeros auxilios y reanimaci¨®n al personal de la UTM del CSIC que trabaja en la base, a uno de los cu¨¢les tuve ocasi¨®n de asistir. Siempre de guardia, la medicina preventiva es la apuesta fuerte de los doctores de Livingston.