Leer entre l¨ªneas a Loewe
J. W. Anderson propone en Par¨ªs una colecci¨®n que ¡°huye del ruido de la moda¡± y redise?a cinco cl¨¢sicos de la literatura
Libros junto a un fuego encendido. Eso era lo que esperaba a los invitados al desfile que Loewe celebr¨® que este viernes en la sede parisina de Naciones Unidas. El espacio, decorado con esculturas del artista neo-dada Tetsumi Kudo, adelantaba lo que estaba por llegar. En palabras de J. W. Anderson, director creativo de la firma, ¡°una colecci¨®n silenciosa, con los pies en la tierra, centrada¡±. Eufemismos, de m¨¢s comercial, f¨¢cil de entender y abierta a nuevos p¨²blicos, respectivamente. ?El motivo? ¡°Hoy, en el mundo de la moda hay demasiado ruido¡±. Aceptamos barco.
Entre las chimeneas dise?adas por el maestro de las artes decorativas E. W. Godwin, Anderson fue mostrando sus gabardinas de cuero, pellizas de borreguillo y capas. Entre todas, destacaba un modelo negro en piel, punto y sat¨¦n, que ven¨ªa a resumir la filosof¨ªa de Loewe para el pr¨®ximo oto?o-invierno. ¡°La idea es profundizar en el estudio de las texturas y observar como los materiales se integran para formar parte de un todo¡±. De este ejercicio surgen abrigos en estampado Pr¨ªncipe de Gales rematados en cuellos de cuero y vestidos que fusionan distintos encajes. La piel ¡ªse?a de identidad de la centenaria casa de origen espa?ol¡ª estaba tratada para conseguir ¡°una apariencia m¨¢s fr¨¢gil, casi como de chif¨®n¡± en faldas y sobrecamisas. Aparec¨ªa tambi¨¦n en las cintas que decoraban m¨²ltiples prendas y, c¨®mo no, en las mochilas y bolsos que luc¨ªan las modelos. Los trajes, con enormes bolsillos tipo alforja, reduc¨ªan ¡°los cortes y elementos de su patronaje al m¨ªnimo¡± en busca de esa nueva quietud que Anderson dice ansiar. Aunque su esp¨ªritu inquieto le haya llevado a redise?ar, junto al fot¨®grafo Steven Meisel, las portadas de cinco cl¨¢sicos de la literatura: Madame Bovary, de Gustave Flaubert; Cumbres borrascosas, de Emily Br?nte, Dr¨¢cula, de Bram Stoker; El coraz¨®n de las tinieblas, de Joseph Conran, y El Quijote, de Miguel de Cervantes. Los mismos que esperaban en sus asientos a los invitados y que leen los modelos en la campa?a de Loewe para esta temporada. ¡°El clasicismo est¨¢ siempre ah¨ª. No tienes porqu¨¦ huir de ¨¦l. A veces, simplemente, basta con cambiar su aspecto exterior para hacerlo relevante hoy en d¨ªa¡±. Una met¨¢fora literaria y textil, que no requiere ser le¨ªda entre l¨ªneas.
Tambi¨¦n Guillaume Henry, director creativo de Nina Ricci, se mostraba sosegado en una colecci¨®n que, parad¨®jicamente, ahondaba en la tem¨¢tica militar que ya abord¨® hace seis meses en su colecci¨®n para esta primavera-verano. De cara al invierno, mantiene las americanas de hombreras castrenses, los cordones en las pecheras al estilo de los uniformes imperiales austriacos, y los pantalones con raya lateral inspirados en los de la guardia real brit¨¢nica. Para contrarrestar tanta marcialidad, el franc¨¦s apuesta por sencillos vestidos, ya sea en vaporosa gasa o en punto de l¨²rex, adem¨¢s de por faldas y gabardinas elaborada en un suave cuero irisado de apariencia futurista. La paleta de color, del gris al rosa palo, refleja la dualidad de una propuesta ligera y continuista.
A Henry le disputa el t¨ªtulo de rey de la casaca Olivier Rousteing, responsable de la sobredosis de cristales de Swarovski, metalizados y colores fl¨²or con los que Balmain ejecut¨® su en¨¦sima oda al selfie de discoteca. Su cl¨¢sica silueta ¡ªfalda corta, cintura ce?ida, hombros poderosos¡ª se alternaba sobre la pasarela con una serie de vaqueros rotos y deshilachados. Todo aderezado por interminables declinaciones de la chaqueta castrense. Nada nuevo bajo la luz de ne¨®n.
El lejano oeste parisino
Isabel Marant, una de las marcas preferidas por las estilistas y m¨¢s accesibles de cuantas desfilan en la semana de la moda de Par¨ªs, present¨® el jueves en los jardines de las Tuller¨ªas una propuesta inspirada en el lejano oeste y todos sus t¨®picos. Texas pasada por la t¨²rmix del chic franc¨¦s. El resultado: sensuales vestidos de encaje, maravillosos pantalones de cintura alta en piel, botas de cowboyelevadas hasta el muslo, y jers¨¦is decorados con estampados que recuerdan a los de los textiles navajos. El hecho de que en 2015 fuera acusada de plagiar a los ind¨ªgenas mexicanos, no ha desviado a la dise?adora de su discurso ¨¦tnico. Tampoco en esta colecci¨®n, que, aunque no cambiar¨¢ el rumbo de la moda, cumple el objetivo con el que ha sido concebida: que las compradoras compitan por echarle el lazo.
Tampoco Issey Miyake sorprendi¨® con su colecci¨®n inspirada en las ondas del agua. Pero, al menos, sus prendas transmit¨ªan cierta ambici¨®n creativa y po¨¦tica, adem¨¢s de jugar con las texturas y las percepciones sin caer en la experimentaci¨®n gratuita. La firma japonesa propone un armario completo, ¨²nico e identificable. Cualidades imprescindibles para salvar a la moda de cualquier naufragio.
En el extremo opuesto a este esp¨ªritu on¨ªrico se sit¨²a Off White. La entrada a su desfile se convirti¨® el pasado jueves en una versi¨®n hip hop del salto a la verja del Roc¨ªo, con avalanchas humanas incluidas, que dejaron desmayos y alg¨²n que otro morat¨®n. El objetivo era contemplar la salida de una colecci¨®n que entreveraba piel, asimetr¨ªas y estampados historicistas sin m¨¢s argumento que la fe ciega en el discurso de su creador, el estadounidense Virgil Abloh.
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