Camino a Roma
Espa?a empeora y se vuelve m¨¢s desigual. Somos, tras Italia, el pa¨ªs con m¨¢s diferencias regionales
Los espa?oles so?amos con que todos los caminos nos lleven a Dinamarca. Pero, de momento, nos conducen a Roma.
Eso apunta el reciente ?ndice de Calidad de Gobierno de la Comisi¨®n Europea, que recoge las percepciones ciudadanas sobre imparcialidad, ausencia de corrupci¨®n y calidad de los servicios p¨²blicos. No es un indicador objetivo, pero est¨¢ ¨ªntimamente ligado a casi cualquier medida de bienestar en una sociedad, de la competitividad econ¨®mica a la salud y la felicidad.
Y Espa?a va mal. Somos el pa¨ªs que ha ca¨ªdo m¨¢s posiciones: de la 14 (en 2013) a la 19. Estamos ya por debajo de Eslovenia, Lituania y la Rep¨²blica Checa. De la Europa Occidental, solo superamos a Italia y Grecia.
Espa?a empeora y se vuelve m¨¢s desigual. Somos, tras Italia, el pa¨ªs con m¨¢s diferencias regionales. Algunas comunidades aut¨®nomas, como Cantabria, Navarra o el Pa¨ªs Vasco, se encuentran por encima de la media europea, al nivel de regiones alemanas, brit¨¢nicas o francesas. Pero los ciudadanos de Catalu?a, Valencia, Baleares, Galicia, Andaluc¨ªa o Canarias dan a sus Administraciones la misma nota negativa que los habitantes de regiones polacas. Y este a?o, las dos Castillas y Madrid caen tambi¨¦n por debajo de la media europea.
Los responsables de las comunidades que suspenden se escudar¨¢n en que este ¨ªndice, basado en percepciones, no refleja la calidad real de sus Administraciones. Pero, hasta que alguien invente un objetivo corrupt¨®metro, las opiniones subjetivas son la f¨®rmula m¨¢s usada por los expertos para medir la calidad de gobierno. Y, aunque sean incorrectas, las percepciones importan, pues son estas las que mueven a los inversores a apostar por un territorio. O a los contribuyentes a pagar, y no evadir, impuestos.
Para acercarnos a Dinamarca, Espa?a precisa reformas institucionales de fondo. Pero nuestros pol¨ªticos insisten en acusaciones de ¡°y t¨², m¨¢s¡± y medidas cosm¨¦ticas contra la corrupci¨®n. La misma senda que tomaron sus correligionarios italianos hace a?os: disputas partidistas y propuestas electoralistas en lugar de un replanteamiento sereno del aparato administrativo. Una v¨ªa muerta. @VictorLapuente
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