Fui heavy melenudo en los 80, calvo triste en los 90, lo super¨¦, y ahora voy a Estambul a injertarme pelo
Relato en primera persona de la tortuosa relaci¨®n con la calvicie de un espa?ol al que le hicieron creer que era sexi y ahora resulta que no
Lo peor de quedarse calvo no es la falta de pelo: es el carrusel de emociones al que a uno se ve abocado, incapaz de decidir si debe ponerse triste, alegrarse o asumirlo sin m¨¢s. Cualquiera que est¨¦ en mi situaci¨®n ¡ªluciendo cart¨®n en todo su esplendor¡ª sabr¨¢ de lo que hablo. Primero uno se deprime, luego lo acepta, y al cabo de los a?os empieza a o¨ªr que la bola de billar es de lo m¨¢s atractivo y varonil, de modo que se emociona y de repente se cree Bruce Willis.
M¨¢s tarde le llegan noticias de hordas de hombres que viajan a Estambul para ponerse cabello a muy buen precio y recuerda, una vez m¨¢s, que si tenemos pelo es por algo y que carecer de ¨¦l le convierte a uno en un ejemplar con tara, como la ropa de Lefties al principio. ?Hay derecho a este sinvivir?
Espa?a es el segundo pa¨ªs con m¨¢s calvos del mundo (un 42,60 % de la poblaci¨®n masculina; solo en la Rep¨²blica Checa el negocio de los peines va peor), y la posibilidad de someterse a un trasplante capilar es un se?uelo constante. ?Acaso no se operan los miopes? (un abrazo al resto de calvos miopes de Espa?a). En el fondo, uno siempre ha fantaseado con la idea de que debe de existir alg¨²n remedio para esa alopecia que dej¨® de ser galopante hace tiempo para ser ignominiosamente est¨¢tica. Y si no existe, conf¨ªa en que la ciencia corra m¨¢s que ¨¦l, de modo que invente una p¨®cima milagrosa antes de que uno llegue a la edad de jubilaci¨®n. El caso es que yo empec¨¦ a pensarlo cuando ten¨ªa 26 a?os. Un cuarto de siglo despu¨¦s, la ciencia, en este campo, sigue atascada: ser calvo no tiene cura.
Era la ¨¦poca de la melena cardada a lo M?tley Cr¨¹e y supl¨ªa la verg¨¹enza de entrar en una droguer¨ªa a comprar laca recurriendo a un espray fijador de carboncillo que encontr¨¦ por casa. L¨®gico que me quedara calvo
Yo lo ten¨ªa asumido, aunque pas¨¦ por la monta?a rusa de emociones. Tuve una relaci¨®n muy estrecha con mi pelo. Fui heavy en los ochenta. Era la ¨¦poca de la melena cardada a lo M?tley Cr¨¹e, y supl¨ªa la verg¨¹enza de entrar en una droguer¨ªa a comprar laca recurriendo a un espray fijador de carboncillo que encontr¨¦ por casa. L¨®gico que me quedara calvo. Y luego (ya con un corte est¨¢ndar) me sucedi¨® algo muy curioso. Poco a poco captabas indirectas que suger¨ªan que te clareaba la pelambrera, pero ten¨ªa pelo (y lo peinaba). Hasta que un buen d¨ªa me pas¨¦ la maquinilla y todo atisbo de cabello en la parte superior desapareci¨®. Me convert¨ª en calvo de un d¨ªa para otro.
El homo sapiens, haciendo honor a su apodo, ha desarrollado dos trucos para disimular su alopecia. Ambos se basan en inteligentes efectos ¨®pticos. Uno de ellos consiste en raparse la cabeza, abortando as¨ª cualquier posible comparaci¨®n entre las zonas pobladas y despobladas de su cr¨¢neo y dando a entender que uno no es que sea calvo, es que su aspecto es una elecci¨®n. El otro, de implantaci¨®n m¨¢s reciente, se basa en compensar la despejada zona superior con una espesa barba, lo que puede dar lugar (anhelamos) a que a cien metros de distancia alguien vea pelo en esa cabeza. Yo luzco ambos simult¨¢neamente.
Digo que lo ten¨ªa muy asumido, porque ahora no s¨¦ qu¨¦ opini¨®n tengo al respecto. El amigo de un amigo (ambos calvorotas, como yo) se ha plantado en Estambul sin decir nada a nadie y de repente ha subido una foto a Instagram¡ ?con pelo! Imag¨ªnate el shock para sus allegados, que pensaban que la cuenta se la hab¨ªan hackeado. El precio, que era lo que hasta ahora nos echaba para atr¨¢s, se ha recortado bastante: por poco m¨¢s de lo que cuesta una semana de vacaciones en Turqu¨ªa, a uno le llevan a la Mezquita Azul, al B¨®sforo y a una cl¨ªnica de injertos capilares. Como estoy hecho un l¨ªo, consulto con la gente que me rodea.
Mi pareja, demostrando gran capacidad de empat¨ªa, me da a entender que sin pelo estoy mejor. Y a?ade: ¡°Yo te he conocido sin pelo, se me har¨ªa muy raro verte con ¨¦l. A lo mejor parecer¨ªas otra persona¡±. Quiz¨¢ como represalia por el mal trago que me hicieron pasar en Disneyland, tambi¨¦n se lo pregunto a mis hijas. ¡°?Te gustar¨ªa m¨¢s si tuviera pelo?¡±, farfullo, pues no s¨¦ c¨®mo formular la cuesti¨®n. ¡°No¡±, espeta mi hija mayor, de 7 a?os. ¡°Porque est¨¢s as¨ª muy guapo¡±. Claramente ha heredado mi miop¨ªa. Resuelvo que solo puedo tomar una decisi¨®n si dispongo de toda la informaci¨®n, as¨ª que empiezo el trabajo de campo. Pido cita en una cl¨ªnica.
El amigo de un amigo (ambos calvorotas, como yo) se ha plantado en Estambul sin decir nada a nadie y de repente ha subido una foto a Instagram¡ ?con pelo!
En la sala de espera de la Cl¨ªnica Ceta, de Madrid, hay revistas m¨¦dicas, otra de Ferrari y me ofrecen caf¨¦ dos veces. La cita de evaluaci¨®n consta de tres partes: en la primera, la directora comercial de la cl¨ªnica me explica las diferentes formas de acometer una intervenci¨®n de estas caracter¨ªsticas, unas mejores que otras; en la segunda, la doctora analiza mi pelo (o lo que queda de ¨¦l) as¨ª como la calidad de la zona donante; en la tercera, me dan el presupuesto.
La t¨¦cnica que emplea se denomina FUE, siglas en ingl¨¦s de Extracci¨®n de Unidad Folicular. Es la m¨¢s extendida, aunque puede llevarse a cabo con mayor o menor primor. No es lo mismo, me dicen, que la extracci¨®n la realice un robot (¡°deja cicatrices¡±) que un equipo de t¨¦cnicos cada uno cogiendo fol¨ªculos de donde le parece (¡°la zona donante no queda homog¨¦nea¡±) que un solo doctor (¡°la mejor opci¨®n, la que hacemos nosotros¡±).
Una cosa que no sab¨ªa: el pelo de la zona donante (donde te dan las collejas) no te garantizan que vuelva a crecer: solo lo har¨¢ si milagrosamente el agujero ha conservado su ¡°paquete de c¨¦lulas madre¡±, me explican. Otra: que en casos de alopecia incipiente (por ejemplo, unas entradas), es probable que esta siga avanzando, de modo que terminar¨¢n conviviendo en tu cabeza una mata de pelo nuevo que no se cae y una franja de cabellera menguante¡ Un desprop¨®sito est¨¦tico que solo se subsanar¨¢ con una nueva intervenci¨®n.
Dependiendo del grado de calvicie, la operaci¨®n puede durar de seis a 10 horas, uno o dos d¨ªas. El paciente recibe anestesia local, y puede pasar el rato mirando el m¨®vil o incluso ir al ba?o (lo cual me gusta porque tengo debilidad por los ba?os p¨²blicos de todo tipo, incluidos los de los centros sanitarios).
Justo cuando empiezo a ilusionarme, la doctora Cristina de Hoyos me echa un jarro de agua fr¨ªa. Despu¨¦s de preguntarme por alergias y antecedentes familiares, desliza por mi lustroso cr¨¢neo una minic¨¢mara llamada TricoScan que env¨ªa a una pantalla de televisi¨®n colgada en la pared im¨¢genes de lo que parece un sembrado yermo despu¨¦s de un tornado, pero que resulta ser mi cuero cabelludo.
¡°?Te gustar¨ªa m¨¢s si tuviera pelo?¡±, farfullo, pues no s¨¦ c¨®mo formular la cuesti¨®n. ¡°No¡±, espeta mi hija mayor, de 7 a?os. ¡°Porque est¨¢s as¨ª muy guapo¡±. Claramente ha heredado mi miop¨ªa
Malas noticias: no solo mi alopecia es muy avanzada, sino que el pelo de la zona donante es demasiado fino. Repoblarla ser¨ªa algo as¨ª como acometer la Sagrada Familia de los injertos capilares. De Hoyos a?ade que requerir¨ªa, adem¨¢s, dos operaciones, distanciadas en el tiempo: una, de la mitad de la cabeza para delante y la otra, de la mitad para atr¨¢s. Cubrir mi cabeza totalmente de pelo ser¨ªa posible (aunque nunca me quedar¨ªa un pelazo a lo Puigdemont), pero me saldr¨ªa alrededor de los 15.000 euros. De hecho, para no hundirme, me dan solo el presupuesto de la primera intervenci¨®n: 7.500 euros. En la calle, arrastro los pies sumido en la m¨¢s profunda humillaci¨®n: pertenezco al escalaf¨®n m¨¢s bajo de los calvos, aquel donde militan aquellos que, aunque quisieran, no pueden ponerse pelo.
Entonces, mientras paso por delante de un kebab, me acuerdo de Turqu¨ªa. Busco en la Red y encuentro una de las ofertas m¨¢s baratas, la de la Cl¨ªnica Adem & Havva (Estambul): por 1.850 euros te implantan hasta 5.000 unidades foliculares. Menos el vuelo, el precio incluye dos noches de hotel, traslados y toda la parafernalia de la intervenci¨®n. Les llamo sin perder un segundo.
El precio tan competitivo se debe a la confluencia de varios factores. ¡°Es un servicio que est¨¢ subvencionado por el gobierno de Turqu¨ªa, que quiere potenciar este tipo de turismo sanitario¡±, dice V¨ªctor Fern¨¢ndez, responsable en Espa?a de la cl¨ªnica. ¡°Adem¨¢s, el nivel de vida all¨ª es m¨¢s bajo, y se ha establecido una competencia entre las distintas cl¨ªnicas dentro de unos precios similares¡±. En Espa?a no ser¨ªa posible, seg¨²n ¨¦l, porque ¡°aqu¨ª los m¨¦dicos ponen sus m¨¢rgenes muy altos y no los quieren bajar¡±.
Malas noticias: no solo mi alopecia es muy avanzada, sino que el pelo de la zona donante es demasiado fino. Repoblarla ser¨ªa algo as¨ª como acometer la Sagrada Familia de los injertos capilares
El hecho de que muchos hombres se vean bien sin pelo no ha hecho mella en las reservas, que seg¨²n Fern¨¢ndez, han aumentado un 50 % en los ¨²ltimos 10 a?os. En la actualidad realizan entre 75 y 100 intervenciones al mes. ¡°Cuando la gente le pierde el miedo a algo, ya sea a un implante capilar o al b¨®tox, se familiariza con el concepto, se normaliza, sale en televisi¨®n¡ es capaz de viajar a Turqu¨ªa, que ha tenido sus m¨¢s y sus menos con el terrorismo. A cualquier persona le apetece verse como siempre se ha visto. Si ahora se ve sin pelo, le gustar¨ªa volver a tenerlo. Puede que le quede bien le pelo rapado, s¨ª, pero no es el aspecto que ten¨ªa. Y no a todo el mundo le queda bien el rapado, depende del tipo de alopecia¡±, dice Fern¨¢ndez.
Finalmente, dedico cinco segundos a analizar concienzudamente la situaci¨®n. Soy devoto del ¡°m¨¢s vale malo conocido¡± e hipocondriaco diagnosticado. La opci¨®n de la cl¨ªnica de Madrid no puedo permit¨ªrmela y adem¨¢s me han dicho que no quedar¨ªa bien (sospecho que ni en Madrid ni en ninguna parte). Mis seres queridos me ven bien as¨ª (o eso dicen) y yo me he acostumbrado despu¨¦s de tres d¨¦cadas a ver mi cabeza despejada en el espejo. Creo que es lo mejor para todos, y adem¨¢s as¨ª evito tener que decidirme por una de las dos opciones con las que llevo fantaseando toda la vida: un peinado a lo Robert Smith o a lo Paul Weller.
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